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LOS ESTANQUES - IV (2020/ Inbophonic)

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 Creo recordar que ya tuvimos por aquí a Crayolaser como sinónimo de originalidad dadaísta y estupendo-desconcertante álbum. De allí saldría Iñigo Bregel (voz, teclados, guitarra) y se juntarla con otra panda de vulcanianos, ahora desde Madrid, dando forma a Los Estanques. En 2017 editaron su primer pecado contra la realidad, "Contiene Percal". "II" y "Los Estanques" le siguieron, siendo aclamados como los nuevos Marx Bros del pop psych & prog surrealista.  En el Año Oficial de las Idas de Bolo, 2020, editaron "IV". Y claro, estaban en forma, para tan alocados días.  "No hay vuelta atrás" atrae recuerdos del rock arg spinettiano, en mi "molesta" opinión. Fernando Bolado sujeta riendas de bajo imperante junto a una batería sorpresiva, la de Andrea Conti. Mientras que ésa sibilina wah wah funk del guitarrista Germán Herrero construye un armazón donde una brass section se adueña de un excelente feeling zappero. Bregel canta

STREETDANCER - Rising (1977 / DHARMA)

Siempre ha sucedido desde que el mundo es mundo. Un músico o banda influyente en su tiempo, acarrea una serie de nombres que siguen su sonido y obra. Pasó en el jazz décadas atrás,  con Charlie Parker o John Coltrane, y en el rock no iba a ser menos. En el jazz rock.....por supuesto.


Mahavishnu Orchestra, que ya había descubierto su fuente a raíz de la revolucionaria rotura de moldes de Miles Davis. Gracias a su intermediario entre ambos, John McLaughlin. Y que consiguieron ser el ojo del huracán musical durante buena parte de los 70. Además, por varios frentes. Por el jazz, los rancios puristas se cagaban en los muertos de esos hippies andrajosos con ínfulas. Sin ver más allá de lo beneficioso que iba a ser aquello para la supervivencia y evolución del género.  Los círculos progresivos se interesan por aplicar ésas enseñanzas a su nueva y rica fórmula,  que va creciendo en condimentos procedentes de todos lados. Así,  la banda de McLaughlin, Return To Forever, Weather Report, Oregón, Eleventh House, Charles Lloyd o el propio Miles Davis entre otros, abren corrientes de prog jazz en Italia, Alemania, Francia.....incluso España. Una lista interminable que por supuesto incluye USA, cuna de todo germen jazzy. 

En ése "fenómeno viral" se encuentra a Streetdancer. Muy poco conocido combo que primero se da a conocer como cuarteto, con Kestutis Stanciauskas (bajo y probable líder,  además de emigrante proveniente de algún país machacado del telón de acero). Robert Long (teclados), Santez (saxo) y Lester Crawford (batería). Su año de formación no está detallado, pero calculo que los primeros 70 es la respuesta apropiada. Ya que en 1974 registran en edición privada un magnífico homónimo que bascula entre el postbop coltraniano y las nuevas tendencias de orientación Soft Machine. Mucho Fender Rhodes abrigado con ritmos de técnica laberíntica  y saxo en inspirado pulso solista. Damos un salto a 1977, la escasez de datos nos hace asumir que éste  sería el año de su segundo disco, y aparece "Rising". Como dice el título, es un nuevo renacer para la banda, que graba en el micro-sello Dharma Records. Tan sólo Stanciauskas al bajo y Long a las teclas prevalecen de la anterior formación. Que ahora se refuerza en sexteto con los incorporados Andrew Scott Potter en la batería y numerosas percusiones. Roger Glienke (guitarras, sitar, percusión, flauta), Chico Freeman (saxo, clarinete) y Chris Miller (violín). Ahora centrados en el jazz rock de polícroma y sensacional factura. 

"Presence" (2'58) nos presenta a un batería al uso, en la línea Billy Cobham / Alphonse Mouzon / Lenny White, mientras el saxo y una rockera guitarra pugnan por el liderazgo solista. Y en ésa artística contienda todos ganamos. Ahora es "Cosmocossic" (5'20) la que sigue presentando a la banda con intervenciones sinceras del violín,  magnífico piano y galopante e imaginativo bajo. Percusiones orientales se vienen a sumar junto al violín,  en ése estilo inequívocamente Mahavishnu de Streetdancer. "Visualization" (4'19) me devuelve a tierras hispanas, con una primera exposición melódica  llena de inesperados y fugaces cambios al más puro estilo Iceberg. Que va mutando en otras bandas nativas como Música Urbana, Blay Tritono o Dolores. Incluso el piano recuerda a Jordi Sabates. Sin embargo, ése violín demoníaco es puro Jerry Goodman,  mientras que la "flamenca eléctrica" nos devuelve el recuerdo a Máx Suñe, por su digitación y sonido. La euforia comunitaria desprendida levanta del asiento, en un mediterráneo feel de alegría desbordante.

"Yonnie's Tune" (13'23) arrasa en una intro a la Cobham, menudo bestia de batero,  éste "mago del ritmo", Potter. El Rhodes hace por fín su aparición,  seguido de un lanzamisiles bass al estilo Andy West / Stanley Clarke, y el rockerio furibundo de las seis cuerdas de Glienke, muy McLaughlin en ésta ocasión. Lo prog se instala cómodamente en ésta pieza, con diversos estados ambientales.  Y el saxo tira de blues intimista a la Elton Dean. El desarrollo se escribe con acento británico,  entre John Surman, Alan Skidmore, Ian Carr y Soft Heap. Una barbaridad de genio 70s jazz rock en su más inspirado momento. 

Abrimos segunda parte con bellos pasajes acústicos de tabla y violín,  se llama "Maitreya" (5'02) y tiene acercamientos a Oregon. Por sus símiles en percusión hindú y sitar al estilo de Collín Walcott, violin de Glen Moore y los dibujos acústicos siempre melancólicos  de Ralph Towner, todo bien plasmado en ésta delicada y exótica pieza. Para "Reunion" (7'16) el inicio se hace en tono reflexivo, a base de platos, Rhodes, violín y bajo parlante. Una segunda parte nos trae positivas emanaciones de saxo / violín,  que estallan en descargas eléctricas a la Bill Connors. Es un tema que sin llegar a la bombástica, posee un encantador embrujo ambiental que se acerca a Dixie Dregs. "Bridges" (4'02) sigue ésta misma premisa, con rockerio imperante. El sintetizador se alía con el electric piano, porque aquí hay muchos frentes que batallar. Y todos se aplican en usar sus mejores armas técnicas y emocionales. El fader aguafiestas nos priva de una jam intuiblemente portentosa. 


El final lo pone "Moon in the Water" (9'07) , donde queman los barcos con una traca lo más pirotécnica posible, (y ya han quemado una cuánta pólvora). Todos se afanan en una carrera de autos locos en la que cada uno pone lo mejor de su instrumento. Conformando una elegante, suntuosa y desproporcionada pieza de la mejor cosecha 70s. Que invoca y conjuga a Isotope, Ben, Caravan, Perigeo, Arti + Mestieri, Etna, Release Music Orchestra, Passport......la lista podria durar horas......pero la de grupos igual de desconocidos que Streetdancer también. Mientras escribo estoy escuchando a Pat Rebillot, Combo 8 y Dr. Music. De iguales características y superlativo empaque instrumental. Todo apunta a que para Streetdancer, se acabó aquí  el "baile callejero". Quedó una gozada de grabación para la posteridad,  que no es poco.
J.J. IGLESIAS


Temas
01 Presence
02 Cosmocossic
03 Visualization
04 Yonnie's Tune
05 Maitreya
06 Reunion
07 Bridges
08 Moon in the Water





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