Tolo Marton es uno de lo mejores guitarristas en el panorama musical italiano; sin embargo, para muchos, es un perfecto desconocido. Hoy intentaremos aportar algo de luz a su vida y obra. Tolo Marton nace en 1951 en Treviso, Italia. A los quince años comienza a tocar la guitarra de su cuñado. En 1968 conoce a Francesco Spinelli (guitarra) y forman Blues Matter, donde Tolo toca el bajo. Dos años más tarde, se integran en la banda La Nuova Generazione. En 1971 deja el grupo y, junto a Alberto Martinuzzi (batería), funda BESTIA, una banda dedicada a realizar versiones. Durante la década de los 70, Tolo pasa por diversas formaciones (I Puppies, Le Impressioni) hasta formar parte de Le Orme. Con ellos, participa en la grabación de "Smogmagica" (1975). Poco después de su publicación, Tolo deja la banda. En 1978 se incorpora a Blues Society, con quienes graba un EP y dos álbumes de larga duración. Tras dejar el grupo, Tolo decide iniciar su carrera en solitario y publica su primer
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SON OF OHM - Syrinx (2015 / Neu Harmony)
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Hacer en la actualidad retro-kraut electrónico tiene dos caras opuestas. La primera es la facilidad técnica que te facilita la tecnología actual. La de los 70, era tosca, complicada, carísima y pesaba como un muerto.....pero era maravillosa. Y su sonido genuino. Por eso se trata de emular 50 años después. La segunda, menos reconfortante, es que no parecer un mono repitiendo tus discos de juventud, ser original, se convierte en una pesadilla que puede llevarte a la obsesión enfermiza. Me ha pasado con Pluralis.
Y llegué a dos conclusiones :
a) No te machaques el cerebro con éticas moralistas. Al fin y al cabo, esto debería hacerse para disfrutar. Y b) Deja que tu instinto natural funcione. Si se fuerza, el truño electrónico caerá por su propio peso como una sobredosis de Evacuol.
Creo que el holandés Leonardo Soundweaver, alias Son of Ohm, tiene estos dos puntos también claros. Disfruté con la escucha de su primer álbum "Syrinx", como si hubiera descubierto un perdido artefacto de mis héroes teutones, en un polvoriento almacén alemán abandonado. Denomina su música "Organic Electronics Retro Futuristic Music". Lo de Berlin School lo pone después, no temas. Al fin y al cabo, poco se llevan. No tiene problema en demostrar su ideario de fan. Como yo. Y efectivamente, su obra sigue una fidelidad a la causa histórica, que es digna de todo mérito. En cinco años, lleva nueve discos más que interesantes. Siendo dos los aparecidos en lo que va de 2020, "Deeper Ground" y "The End of Time", títulos muy esclarecedores del panorama nada positivo que nos domina en todo el globo.
En su debut, "Legend" (8'33) iniciaba la aventura psicotrónica a base de floating electrónica, clásica secuenciación y rasgueo hipnótico de guitarra. A Son of Ohm le gusta recrear, pero también crear. Y para ello utiliza la mejor arma posible : Melodía y sentido futurista. Llámalo "cosmic Steampunk ", porque evoca un futuro pasado más en consonancia con la idea de ciencia-ficción en los 70. Mucho más bonita que nuestra realidad. La revisita con la ilusión e inspiración de unos Franke-Froese-Baumann, sonando igual de enigmático, místico y oniricamente dimensional. Intachable su uso de analogía burbujeante.
"Syrinx" (8'52) captura al primer segundo, con secuenciador viejuno, simple y conciso. Melodía cuasi - andalusí nos podría parecer un ensayo de los primeros Imán Califato Independiente. Trasladado al Berlín hippie de los Cosmic Jokers, o las exposiciones de arte, donde se amenizaba con primera música de vanguardia electrónica. Que es donde comenzó todo. La inventiva de Son of Ohm es fresca y no demasiado estudiada. Al menos da ésa impresión. Le sale espontánea, que es como mejor funciona. Si esto fuera un vinilo, terminaría la cara con "Crystal" (5'06), otro regodeo secuencial en el que además de tocar, Leonardo se divierte y relaja como en la mejor sesión de un maestro de Yoga. Cuidado, de blandeces new age ni rastro. Esto es puro arte cósmico "alemán". Rock retro evocando la mejor etapa de aquellas músicas aperturistas, que tanto han dado de sí en posteriores décadas. Otra pequeña joya de éste "cofre de la abuela", lleno de exquisiteces vintage remodeladas hoy.
"Mount Ohm" (8'05) suena a Terry Riley rodeado de analógicos - museum. Para desarrollar un oleaje cibernético y orgánico de posible belleza sinfónica, que soporta comparación con Jürgen Dollase, Lutz Rahn o alguna guitarra estilo Achim Reichel. Berlin sound en toda su gloria trae también "Monkey Mind" (7'44), sin que eso le sea obstáculo para una exposición casi comercial. No lo era para Ashra, y éste es un caso parecido. La verdad es que posee una línea melódica realmente bonita y mágica. Son of Ohm se desenvuelve muy bien por ésos parámetros.
Finaliza con "Echoes"(7'49), un original óleo secuencial que podría recordar alguna de las partes más extraordinarias de "Oxygene". Se diría que "Syrinx" es un disco intachable, para amantes eternos del pálpito berlinés hecho con todo el cariño y respeto. Tres veces seguidas me lo he puesto, cosa nada habitual en mí. A veces ser un gran fan, produce un gran músico. Éste es el caso.
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