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MacArthur – MacArthur (1973)

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 Otra de las bandas injustamente enterradas en el olvido, sin apenas información sobre ella, es desconocida para la mayoría de público rockero. De origen Norteamericano con solo 2 Lp's pero de categoría superior, pasarían sin pena ni gloria por los circuitos comerciales masivos. Realizaron un progresivo inusual en las costumbres del nuevo continente, con un trasfondo muy europeo en las estructuras compositivas, confunde y sorprende la procedencia del otro lado del charco. El derroche de calidad y creatividad es total, el potencial enorme y el virtuosismo patente, sin embargo no hubo continuidad. Su sonido se sostiene sobre una importante base de teclados, mayoritariamente sintetizadores moog y minimoog,  última tecnología del momento, que nos retrotraen a la memoria irremediablemente los muros de sonidos uniformes y punzantes que solían aplicar EL&P en sus años dorados. Composiciones técnicas arropadas por unas guitarras arpegiadas a ritmo muy atractivo, dan una nota más humana

ZEUHL: Serge Bringolf - “Strave” (1980) & “Vision” (1981)

El batería vocalista francés Serge Bringolf , una especie de Tony Williams galo, trabajó con Jaco Pastorius durante la década de los 80´s por lo que podría encuadrarse en la escudería de jazz rock de primera línea, sin embargo en lo que se refiere a su propio trabajo más parece una extensión de la música de Magma llevado al campo del jazz y la música contemporánea clásica con reminiscencias tanto del Zappa más riguroso, El Chick Corea más orquestal época Music Magic, así como de las delicias a lo Soft Machine época Elton Dean. 


Para un amante de las big bands y los largos desarrollos instrumentales estos dos discos que os comento son dos elaborados platos de cocina francesa con jugosa condimentación. Dos verdaderas joyas poco conocidas para degustar una y cien veces con elaboradas composiciones variadas y entretenidas. El trabajo vocal se encuentra en esa fase típica de divertido cántico con el histrionismo habitual en el Zeuhl pero sin el ritualismo y grandiosidad de Vander y sus huestes kobaianas.


El primero “Strave” se grabó en 1980. Cualquier otra banda más convencional habría sacado ideas como para diez álbumes por la cantidad de composición aquí contenida. Este es un tema del que pocas veces he hablado. Los músicos de hoy día y más en concreto en las nuevas corrientes del progresivo moderno se fundamentan en una escasa composición y en una pobre temática melódica. Esto es muy común por ejemplo en las bandas indie como en la mayoría de etiquetas nuevas y ya no hablemos del dichoso metal. Mucho ruido y pocas nueces. Poca música y mucho relleno aburrido. Cuando un músico tiene la posibilidad de volcar una creación en un disco, debe plasmar todo lo que lleva dentro, porque es muy probable que en otro momento no surja lo mismo. Zappa hablaba de la “composición instantánea” aunque luego escribiese todo en una partitura. John Coltrane “componía” a veces mientras tocaba en el escenario y de ahí surgían momentos irrepetibles. Da igual si un músico lanza todo lo que lleva en el instante o lo escribe en un papel, pero eso de “racionar” ideas para futuros discos no va conmigo. Siempre hay que aprovechar los instantes de lucidez, escupirlos, plasmarlos, gritarlos o vomitarlos porque la intensidad en la música se pierde si intentamos congelarla en un archivo. 


Serge Bringolf / batería, percusión, saxo, voz. Richard Muller / vibráfono. Francois Grillot / bajo. Jean Golanet / trompeta, corneta. Philippe Gisselmann / alto, barítono, tenor y saxo soprano. Pascal Beck / trombón. Michael Nick / violín. Mary Cherney / flauta.  Jurgen Roth / flauta alto y  Mano Kuhn / voz. Este es el equipo en los cuatro largos temas: “Fiestas Delire” I, II y III (16:30). “Fiestas extrañas” I y II (18:00). “Utopie” (18:00) y “Jodwernssen” (15:00). Deduzco por la duración de las piezas de que se trata de un doble vinilo en su edición original. Diez músicos sin freno y en plena ebullición de ideas. Te puedes pegar con cada composición un buen rato analizando cada paso y desde luego nada de jazz rock aburrido y previsible sino todo lo contrario.


Para  “Vision” de 1981 la formación salvo el líder cambia casi por completo y la música también pero igual de buena e interesante. Quizás este disco sea más Magma que el anterior y también algo más sofisticado y con mayor uso de voces. Jazz futurista de altos vuelos, de composiciones complejas y elegantes formas. 




Dos discazos tremendos y muy apropiados para entender el estilo desde su vertiente más amable.
Alberto Torró






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