Reordenando cds rusos de prog-electrónica y demás ramificaciones, me topo con el archivo discográfico del sello "Electroshock", propiedad de Artemiy Artemiev. Quién también produce éste álbum. No todo eran rusos allí, por lo que compruebo. Descubro con sorpresa que Oőphoi era el seudónimo del italiano Gianluigi Gasparetti (1958-2013). Sintetista y multiinstrumentista que editó su primer álbum en 1996, "Static Soundscapes: Three Lights at the End of the World". Siempre tan optimista. En un total de 25 trabajos, antes de su prematura muerte a los 55 años. "Bardo" fue su octavo disco, y es unánimemente visto como su obra maestra. Cinco estrellas en todas partes. No es lo habitual éste tipo de consensos aplastantes, y menos en música de fuerte abstraccionismo. Oőphoi se presentaba solo, a los sintetizadores y electronics, flautas, gongs, percusiones, arcos, cantos tibetanos y voces. Difícil localizar cada instrumento, puesto que lo orgánico va muy fusionado...
Fui uno de los primeros en dar la fatal noticia en Facebook, cuando aún no estaba confirmada. Extraída de una página kraut alemana, no me pareció probable que lanzaran ésa broma de mal gusto con uno de sus mayores íconos. Tristemente, acerté. Florian Schneider deja más huérfana la verdadera electrónica.
Un pionero de los activistas e innovadores. Experimental, lírico, sorprendente, enigmático. ......GENIO. Junto a Ralf Hütter eran Kraftwerk, todos lo sabemos. En 1969 hicieron unas demos en los estudios de Konrad Plank, que acabarían siendo "Tone Float", el único álbum de Organisation. Pre-Kraftwerk, claramente. Ésas melodías que los harían famosos, expoliadas a musas sagradas, proceden con toda seguridad de los tiempos cuando Schneider tocaba la flauta y el violín. Tiempos de Organisation. Ése verano de 1970 ponen a punto su estudio, Kling-Klang, en Düsseldorf. Fichan a dos percusionistas, Klaus Dinger y Andreas Hohmann. Se nota que la percusión va a ser fundamental en su estrategia sonora. Florian también es percusionista. El sello Phillips está interesado por la nueva vanguardia del momento, y fichan de golpe a Cluster, Zweistein y Kraftwerk. "1" sale en Noviembre de 1970. Hütter al órgano. Schneider a la travesera procesada, violín y percusión manipulada. Comienza la historia.
"Ruckzack" (7'47) entraba en la vanguardia planteada sin miedo por Tangerine Dream en su "Electronic Meditation" de ése mismo año. Líneas flotantes de flauta eléctrica en simbiosis con un órgano casi sacro, mostraba las bases del futuro sonido Kraftwerk. Tal y como el gran público lo entendería 10 años después. Minimalismo melódico de gran profundidad expresiva. Con muy pocas notas, mucho concentrado. El gran secreto de la banda. Nunca he creído en lo de "menos es más", salvo en casos como éste. Erik Satie mereció pertenecer a éste grupo, lástima que no fuera su tiempo. Hay misticismo religioso paralelo al debut de Popol Vuh, "Affenstunde" (también de 1970). La Kling-Klang Music NACE con éste tema. No es un álbum "de sintetizadores", sino de pioneros. De electrónica manipulada por osciladores y primitivos sonidos procedentes del "tuneado" de instrumental orgánico (flauta, violín, algo de bajo, guitarra, batería, percusiones....). "Stratovarius" (12'10) lo demuestra en todo su esplendor atonal y electro-acústico. Aquí rozan la violencia rock por vías distintas y de propia inventiva. Algo que explotará en una breve y extraña gira al año siguiente : Schneider sólo, junto a Klaus Dinger y Michael Rother......Neu Kraftwerk! El material es el de éste album. "Stratovarius" llega al cuarto de hora de delirio cuasi-hendrixiano! Y "Ruckzack" se pone en los 20 minutos! No extraña que toquen una pieza inédita titulada "Heavy Metal Kids". La electricidad poseyó al robot por unos instantes.ç
Pero volvamos al primer álbum. "Megaherz" (9'30) ya es un reconocible prototipo sonoro de lo que más tarde será "Autobahn" o "Radio-Aktivitat". Hipnotismo rítmico de factura Can, y la travesera haciendo líneas que en un futuro serán obra de finos sintetizadores. Pero no aquí. Recuerda, estamos en la "Serie Pioneros". Kraftwerk sin sintes (parece increíble verdad?) sigue siendo Kraftwerk.
La final "Vim Himmel Hoch" (10'12) vuelve a sumergirse en la atonalidad dadaista. Fondo musical perfecto para obras de Hausmann, Schwitters o Ernst. El descaro ruidista como forma contestataria de la contracultura genuinamente alemana. Lo de "kraut rock" todavía no se le había ocurrido a algún rock critic británico, corroído por la envidia. Recuerdo uno de mis primeros dilemas "existencialistas-ideológicos" de adolescente. Con mi madre pidiéndome que le pusiera "Europe Endless" en 1977, porque le encantaba. Eso dice mucho del poder de convocatoria de la música de Kraftwerk. "Hummm. ....si le gusta a tu madre.....será eso bueno?" Duda mortal en un rockero en ciernes de 15 años (yo) en plena formación.
Kraftwerk traspasó fronteras generacionales, incluso en los 70. Hoy Florian Schneider ha muerto. Mientras mi madre lucha (y vence) al puto Alien Covid, como una auténtica Teniente Ripley. Volverá a escuchar su tema favorito. Porque ésa música, trascenderá a todos nosotros.
Comentarios
Publicar un comentario