Era 1969 y las bandas comenzaban a endurecerse, a "evolucionar" y las nuevas experimentaciones para el rock (en su momento) empiezan a surgir con fuerza, la psicodelia va gestionando en su vientre pequeños brotes de intelectualidad, por lo tanto se comenzara la exploración hacia nuevas tierras y se expandirá la mente hacia terrenos luminosos, las drogas serán vehículos de expansión y se tomara al frente EL ARTE como un estandarte para el rock, estamos a puertas de una gran revolución. Con tan solo mirar la portada de este álbum, uno ya sabe con qué se va topar. El álbum decanta psicodelia por todos lados, y respira LSD en cantidades generosas, su performance es muy sugerente, y te incita a experimentar ciertas "cosas", pero OJO no se "proyecten" mucho con esta obra pues la banda está en la línea del promedio y la performance del álbum no sobrepasa la onda experimental de la psicodelia, sencillamente es algo modesta en realidad, sin embargo y OJO con lo qu
Obtener enlace
Facebook
Twitter
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
ELECTRIC WIZARD - Let Us Prey (2002) (Rise Above Records)
Obtener enlace
Facebook
Twitter
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
A los Electric Wizard los proclamaron como al grupo más auténticamente stoner del mundo. Tras echarles varias escuchas, quedarás anonadado por la locura que despliegan estos músicos; lo más parecido a una fiesta de ácido entre Black Sabbath y Hawkwind. No quiero que me salga la vena Jim Morrison pero, sin lugar a dudas, Let Us Prey es como ese ritual sonoro; ritual no es la palabra, tal vez sería mejor denominarlo oscuro aquelarre para oídos inquietos y perversos.
Un grupo que se entrega por completo al viaje experimental de sus mentes, que desarrolla cada tonada con fuerza pero llenos de una desgana desoladora. Ese toque tenebroso que hace que sus guitarras suenen como cuchillas arañando una pizarra. Las distorsiones del mástil de Jus Oborn son tremendas sacudidas para los cerebros desvalidos y su forma de cantar... ¿Cantar? Justin no canta ni vocaliza, sólo se limita a soltar una retahíla de palabras que forman frases por arte de alguna magia negra que sobrevuela cada composición del disco compacto.
Sus pasajes más atmosféricos les acercan al doom pero, a la primera de cambio, dejan que las bases stoner vuelvan a inundar cada hueco del redondo. “Night Of The Shape” es una buena muestra de lo comentado, y en ella Mark Greening no sólo golpea con acierto su batería, también se atreve a interpretar al piano unas melodías ciertamente inquietantes. “Priestess Of Mars” retrotrae a aquellos comienzos de unos Black Sabbath llenos de ideas y en los que la guitarra de Iommi siempre aportaba el toque fúnebre idóneo para conseguir un conjunto completo y original. Por otro lado, cosas como “We, The Undead” o “Master Of Alchemy” te pueden traer a la cabeza los sonidos de canciones compuestas por grupos como Spiritual Beggars, únicamente que la segunda nombrada tiene unos desarrollos más progresivos.
“Queríamos ser experimentales, tal vez procurando dar con algo sacado de una película de terror simplemente por ver si funcionaba o no. Cada canción era como una idea, no la escribíamos; teníamos una idea y tirábamos con ella intentando discernir cómo queríamos que sonase”, explicaría Oborn de manera difusa siete años después de la publicación de este larga duración. Estamos por tanto ante un sueño místico en el que la razón no existe, momento para abandonarse a la nada y, como en un viaje astral, dejarse llevar por las sensaciones. El oído será ese guía que marcará tu camino y el destino en el que acabarás recalando una y otra vez, sin remisión o posible escapatoria.
Comentarios
Publicar un comentario