No soy muy proclive al prog moderno, aunque reconozco que a veces hay cosas interesantes. Una de las peculiaridades del estilo es que con los años se ha ido abriendo cada vez más por cauces más variados, eso que llamamos ecléctico que bien puede acabar en un puzzle indefinido o en un nuevo resultado de la química sonora. Como ya dije la semana pasada en los tiempos distópicos y desagradables que por desgracia nos tocan vivir, es fácil encontrarnos con músicas que así lo reflejan. Cada vez la música es más áspera y más infeliz y uno que contempla la degradación humana a diario y el camino hacia la locura que tanto por la política deshumanizada del negocio y poder, así como por la disminución de inteligencia global y aumento de la maldad en el planeta se da cuenta que ya no hay vuelta atrás. Cada día será peor que el anterior, bien sea por el clima y cambios naturales o por guerras en todos los frentes. No me toca decir a mí si la inteligencia artificial será algo mejor o peo...
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KHAND - The Sage of Witherthorn (2020 / K7)
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Todo muy extraño. Desde USA un tipo misteriosamente llamado Arillius, que comenzó en 1998 aproximadamente, y del que desconozco toda su obra. Su debut fue creado entre el 2003-2005, y se llamó "Interstellar Dominions". Ignoro en qué formato lo hizo, porque el que acaba de editar, "The Sage of Witherthorn", lo ha sacado sólo en....cassette!!! Si, como en los 70 - 80. Juro que no me lo invento. Además, el tipo se toma su tiempo para hacer un album (o cinta). Éste nuevo le tomó del 2013 al 2019.
Define su música como medieval - space - fantasy, y tiene todo el aspecto de ser un conceptual álbum de "Dragones y Mazmorras". Trece temas enlazados en una imaginaria historia que deja bastante margen descriptivo para el oyente predispuesto. "An Unexpected Arrival" posee la ampulosidad elegante del clásico Vangelis. Un sonido "señorial y noble" que prosigue en "Beyond the Palace of Witherthorn". En efecto las melodías parecen seguir una influencia medieval y hasta del sinfo-prog de los 70. Casi Wakeman en ocasiones, pero acaso no fue el inventor de todo esto? Momentos cinematográficos "de peligro", se dan en "Rhaumfin's Quest" como un perdido outtake de "Blade Runner", (primera o segunda parte, la música de ambas no difiere mucho, una por original, otra por copia).
Khand parece escoger en otros pasajes influencias de los grandes orquestadores de blockbusters hollywoodienses. Como en "Scroll of Gransu", que en "The Mummy" hubiera quedado perfecta. Las percusiones, (ignoro si reales o sampleadas), proceden de timbales y otros artefactos de amplio registro orquestal. Para la ambientación de "The Siege of Bancroft Tower" repasa el arsenal melódico de Goblin, pero lo lleva a su terreno épico y caballeresco, con atino. Siniestras sombras acechan en "Dance of the Dryads", como una oscura esperanza en un horizonte ya dibujado por un pesimista Jean-Michel Jarre. Excelente recreación para musicar nuestro entorno. "Ancient Knowledge Cosmic Arcana" vuelve a su electrónica medieval de cámara, mezclando cibernética con humanidad. Algo que Mike Oldfield no conseguirá hacer ya nunca más. Y es que "Legacy Etched in Ice" puede recordarnos algo al antiguo talento del de "Tubular Bells", igual que a The Enid, Nick Magnus o Jean-Pascal Boffo.
"The Gnome's Workshop" es prodigiosamente retratista y bien articulada en la partitura. Hiperrealismo electrónico de fantasía, el de Khand. ".....As The River Flows" no pierde carácter sinfónico, un fuerte arraigo en el alquimista Arillius, que le hace un digno competidor con el Vangelis más omnipotente. Un modesto Silver Surfer, mirando retador a su inmenso jefe, Galactus. De hecho, se atisban pinceladas cósmicas al final de la pieza. Vuelve la fétida negritud de lo desconocido en "Ancient Knowledge Necromancy". Pero todo torna en una demente e imparable danza derviche de otro planeta. Donde hay cabida para polos tan opuestos como Peter Frohmader y el Dave Greenslade del "Pentateuch of the Cosmogony".
Magnitudes impresionantes de naturaleza fantástica dibujan "Wanderer of the Twilight Moon". Mundos imposibles que seguramente, existirán en algún rincón del multiverso. Mientras que "Monuments of a Bygone Era" vuelve a e- vangelis - zar, con supremos resultados de cosmogonía mental inabarcable. Si el griego se nos marca éste disco, le ponen una plaza en lo más céntrico de Atenas. Pero como Arillius / Khand no es nadie, no le pondrán ni una triste rotonda. Y menos con un cassette.
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