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Love Live Life – 殺人十章 = 10 Chapters Of Murder (1972)

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 No hay duda alguna que la visión de los japonés en los 70’s siempre ha sido algo digno de apreciar, hoy en día cualquier manifestación que deslumbra Japón en cuestiones de ARTE logra ser algo memorable, freak y hasta de una delicadeza bárbara. Este álbum es justamente eso, y me gustaría que ustedes puedan apreciar un poco más de esa performance que solo Japón sabe manifestar en su música.10 Chapters Of Murder - from Colin Wilson's Encyclopaedia of Murder es un álbum singular, quizás no logre ser extremadamente avant-garde pero logra llegar a un punto muy alto dentro de su concepto y se vuelve una experiencia fascinante.   Debo confesar que este álbum es una obra aun "fresca" para mis oídos y todavía no salgo por completo de su performance, sin embargo para mí esto es toda una aventura sonora al extremo pues es como navegar por ríos peligrosos, en si una verdadera experiencia. Si bien sabemos que los "conceptos artísticos" de los japoneses en ocasiones son bizar

SPOCK’S BEARD - Day For Night (1999, Metal Blade Records/Radiant Records) + Entrevista con NEAL MORSE

En la primavera de 1992 se forma la agrupación Spock’s Beard en Los Ángeles de la mano de los instrumentistas y hermanos Alan y Neal Morse. El conjunto se concibe como un puzle de cinco piezas que queda resuelto al unirse otros tres músicos de sesión: Ryo Okumoto, Dave Meros y Nick D’Virgilio. Los tres venían de colaborar con lo más florido del panorama rock y pop de los 80, desde Eric Clapton a Genesis, pasando por Bobby Kimball o los por entonces reformados The New Animals de Eric Burdon. La importancia de sus carreras y su nivel como profesionales de la música les hizo recibir varias ofertas de distintos sellos para lanzar el primer hijo sonoro nacido del proyecto. Temerosos de perder el control creativo, los hermanos Morse deciden poner el dinero de su propio bolsillo y financiar ellos mismos la apuesta. Así terminaría tomando forma en 1995 The Light, álbum al que se consideró en algunos medios como obra cumbre del género en aquella primera mitad de década.



Tras el ánimo insuflado por la incomparable acogida de este larga duración, el quinteto no quiere perder fuelle y se embarca en la búsqueda y conquista de ese nuevo reto que es dar continuación a una carta de presentación. Una vez más el grupo sorprende a propios y extraños, en esta ocasión con un Beware Of Darkness que escondía toda una reverencia hacia el Beatle George Harrison. El disco seguía guardando la esencia de la apuesta, mezclando con acierto el rock progresivo melódico con los arreglos más ingeniosos y con unas letras finamente estructuradas por Neal Morse. Tal es su éxito dentro de la corriente que la European Classic Rock Society les nombra la mejor nueva banda de 1996, al igual que al año siguiente Spock’s Beard se lleva el premio como mejor banda internacional. Keyboard Magazine tampoco deja pasar Beware Of Darkness, así que no tarda en aparecer como uno de los cinco álbumes del año –tal es el reclamo que se llega a editar un directo de forma semi pirata bajo el título de The Official Live Bootleg (Live, 1996)–.

Tras su The Kindness Of Strangers (1997), tercer trabajo de estudio, no tardaron en salir los que aseguraban que Spock’s Beard había sabido tomar lo mejor del neo-progresivo añadiendo unas gotas importantes de la onda clásica de unos Gentle Giant desmelenados. Todo seguía un imparable camino ascendente, así que no hacía mal editar de una vez por todas ese directo que llevaba renqueando desde 1996: The Beard Is Out There (1998) era la publicación de forma oficial de aquel álbum perdido como bootleg, aunque en esta ocasión con los extras de “Fire / Waste Away” tomados de su From The Vault, otro CD cargado de rarezas que también ve la luz por aquellos días.



Estos primeros Spock’s Beard pertenecen, sin lugar a dudas, a esa nueva generación que dentro de los movimientos progresivos prefieren recuperar lo clásico y transformarlo que, y esto es algo que parecía abundar cada vez más en aquella segunda mitad de década, engancharse a la ola de metal progresivo de los 90. De sus iniciáticos trabajos desde que en 1995 se pusieran en marcha, Day For Night siempre será un referente. Luego ya llegaría el salto definitivo gracias a V y a Snow, al igual que los cambios en la alineación debido a la huida de Neal Morse, quedando el conjunto reducido a cuarteto y grabando así su Feel Euphoria.

En cualquier caso, Day For Night es la típica obra sonora que al oyente amante de la atmósfera que hace algunas décadas lucía esta música, tanto en lo compositivo (musicalmente hablando) como en el contenido de sus letras, engancha sin demasiados problemas. Estos instrumentistas muestran a la escena unas creaciones realmente compactas, en las que el juego a doble teclado lleva todas las de ganar. Originales e imaginativos, pegadizos y rompedores, fríos en actos pero apasionados en el resultado; en definitiva, un disco que recoge todo lo que los hermanos Morse y el resto de sus compañeros pretendían.



Desde su inimitable “Day For Night” que inaugura el plástico y que te hace soñar a la primera escucha hasta la melódica fuerza de “Crack The Big Sky”, sin olvidarnos de su casi pop “Skin” o el juego extraordinario de voces en “Gibberish” (los Gentle Giant de “Knots” pareciesen salir a relucir en los primeros segundos de la pieza). Un punto de referencia ineludible en su carrera, ese momento en el que las tornas se cambian y cualquier posible nube que amenace con tormenta desaparece.
por Sergio Guillén


Temas
1. Day For Night (0:00) 
2. Gibberish (7:34) 
3. Skin (11:53) 
4. The Distance To The Sun (15:54) 
5. Crack The Big Sky (21:07) 
6. The Gypsy (30:58) 
7. Can't Get It Wrong (38:28) 
- The Healing Colours Of Sound
8. The Healing Colors Of Sound Part 1 (42:41) 
9. My Shoes (45:04) 
10. Mommy Comes Back (49:20) 
11. Lay It Down (54:17) 
12. The Healing Colors Of Sound Part 2 (57:35) 
13. My Shoes (Revisited) (1:00:52)

Bonus track on 1999 European CD & 2016 LP:
14. Hurt (1:04:39)

ENTREVISTA (Noviembre, 2005)

NEAL MORSE

Pongámonos en situación. Nos encontramos a dos meses de dar carpetazo al año 2005 y Neal Morse, firmando ya como solista, se ha convertido en poco tiempo en una de las figuras más destacadas del rock progresivo del momento. Su nombre ha conseguido crear dos facciones dentro de los seguidores del movimiento. Por un lado los que no creen que Spock’s Beard pueda levantar cabeza sin su ayuda. Por el otro aquellos que son capaces de valorar ambas carreras por separado y ven en Nick D’Virgilio el relevo ideal ante el micrófono. En cualquier caso, está claro que Morse se encuentra a años luz de un posible regreso a los Beard. Establecido como solista, y con esa mano derecha llamada Mike Portnoy, Neal parece entregarse de forma total a la religión. En esta entrevista dejaba clara la nueva visión que tenía de su carrera musical el multiinstrumentista californiano.


Comencemos hablando de ciertos cambios que se han producido en tu carrera discográfica en los últimos años. Tras la publicación de One, y contando con la edición de tu último Question Mark, parece que ya está todo bastante afianzado pero, ¿qué sentiste con el hecho de iniciar un nuevo camino en solitario? Después de editar junto a Spock’s Beard un magistral Snow anuncias que abandonas el proyecto, la que había sido tu banda durante tanto tiempo. ¿Qué esperabas del futuro?

Neal: Simplemente me dejé en manos de Dios. Me rendí ante Él. No sabía qué esperar. No estaba seguro si conseguiría salir adelante, si todo terminaría a partir de entonces o si tendría que empezar a repartir pizzas para ganarme la vida. Pero no ha estado nada mal. Dios siguió dándome la música y creo que continuará así por bastante tiempo más.

Hablábamos de una etapa de transición. Reconozco que me encanta tu trabajo junto a Spock’s Beard, así que debo admitir que en Feel Euphoria los noté algo perdidos sin tu ayuda. ¿Qué piensas de ese álbum en relación con tu Testimony o One?

Neal: No suelo comparar mi obra con la de los demás. Únicamente hablo de lo que yo he compuesto. Aun así, y aunque no miro ese disco en relación a mi obra, reconozco que no me parece un mal trabajo, aunque creo que Octane es mucho mejor.


Probablemente ese fue también un momento de transición para el resto de tus compañeros en los Beard.

Neal: En fin, ya sabes, es cosa de gustos.

Tratemos ahora sobre tu último CD. ¿Qué significados guarda para ti esta nueva obra musical?

Neal: Desde el principio siempre he querido grabar un álbum misterioso. Es diferente de todo lo anterior, nada que ver con Spock’s Beard o Transatlantic. Cada vez me he ido acercando más a Dios y canciones como “Wind At My Back” de Snow ya empezaban a mostrar ese cambio. En cualquier caso, y aunque me sentía a gusto en dichos proyectos, jamás pensé que esos temas pudiesen llenar trabajos enteros de formaciones de ese tipo. Nombrar a Dios y a Jesús en las canciones, no sé, no creo que fuera con el sentido de aquellas bandas.

Me imagino que no te dejaban ser tan directo en cuanto a esos temas.

Neal: Exacto. Testimony muestra mi evolución, cuenta esa nueva vida. Este nuevo álbum es otra cosa, habla directamente a la persona e intenta ayudarla a encontrar su propio camino. Acerca al oyente a los misterios de la Biblia y le hace pensar sobre ellos.

Al escuchar Question Mark enseguida te vienen a la cabeza diversas influencias de las que podrías haber partido. Háblame sobre tus pensamientos a la hora de componer este disco, al igual que remarca parte de la música que más te ha llegado en el último año.

Neal: Me siento muy influido por los sermones de mi iglesia, las cosas que allí se dicen... No es algo realmente musical. No creo que ningún tipo de música dejara su poso en mí en este último año.


Siguiendo con este trabajo definitivo, ¿con quién has colaborado para sacarlo a flote?

Neal: Una vez más me he juntado con Mike Portnoy y Randy George...

Y algunos invitados más, ¿no es cierto?

Neal: Por supuesto que sí. He contado con Jordan Rudess, mi hermano Alan, Roine Stolt, Steve Hackett... Espero no dejarme a nadie.

Nombras a Steve Hackett, un instrumentista que está viviendo actualmente una segunda juventud. ¿Qué valor le das a su obra?

Neal: Me parece un tipo fantástico, realmente enrollado.

Por cierto, parece como si tuvieras siempre en mente a Portnoy cuando piensas en las bases de batería para tus canciones.

Neal: Es un baterista genial. Muy bueno. Ya sabes, Mike se ha convertido en un factor fundamental de mi propuesta, siempre logrando aportar ese toque especial. Es perfecto a la hora de montar todos esos arreglos rítmicos.

Centrémonos un poco más en tus influencias y hagamos memoria. Escuchando tus arreglos vocales, especialmente en un disco como aquel Day For Night con los Beard, cualquier seguidor de la corriente progresiva encontrará similitudes con el trabajo de los primeros Gentle Giant. Está claro que eres un gran seguidor de su obra. ¿Qué significado ha tenido durante todos estos años la carrera de estos ingleses?

Neal: Recuerdo que mi primer acercamiento a la música de Gentle Giant fue a los trece años. Crecí cantando junto a mi padre, que dirigía una orquesta, todas esas composiciones cercanas a la música clásica, cargadas de hermosos desarrollos y arreglos tradicionales. Me encantaban. Y cuando descubrí que Gentle Giant unían todo eso al rock, no sé, me quedé totalmente impresionado. Posiblemente eso fue lo que más llamó mi atención del rock progresivo, la forma de poder variar de una apuesta a otra. Esa capacidad de liberar los estilos musicales.


Siguiendo con Gentle Giant, ¿cuáles son tus álbumes de cabecera del conjunto de los hermanos Shulman?

Neal: Tengo que nombrar sin duda su Octopus y aquel Free Hand. Aun así, tampoco dejaría atrás In A Glass House o The Power And The Glory.

Volviendo a tus últimos lanzamientos y a su temática, está claro que has tenido que causar un gran impacto en la CCM (Contemporary Christian Music). ¿Has visto materializado este hecho en apoyo o ventas por parte dicho segmento social?

Neal: Por ahora no. El tema irá fluyendo. Lo mío es nuevo y nadie lo había hecho antes, y me refiero al hecho de cambiar y publicar un álbum conceptual tan directo como Question Mark.

Curiosamente, y ya que lo nombras, llama bastante la atención su muy escueto título.

Neal: Simplemente es parte de ese punto misterioso que le quiero dar al asunto. Ese signo de interrogación. El humo saliendo del Tabernáculo es sin lugar a dudas una incógnita.

Y qué me dices sobre la portada... Ese desierto con la construcción en medio. ¿Un punto de peregrinaje?

Neal: Le comenté al autor, al artista que se encargó de la portada, que quería una escena de desierto con el Tabernáculo... En fin, es sobre lo que trata Question Mark, habla del Tabernáculo. Es eso, la búsqueda de cada uno de los presentes de Dios. Una lucha por encontrar el lugar del Templo en la actualidad.


Con eso estás marcando lo que crees que debería ser el nuevo centro de peregrinación. Alejarse de la tecnología y trasladarse a lugares perdidos.

Neal: Acabas de formular una buena pregunta. Dejémosla en el aire, así cada uno sacará sus propias conclusiones.

Demos una vuelta de tuerca más al tema de tus influencias. Ahora fijémonos en The Beatles. The Fab Four es uno de mis conjuntos de cabecera y resulta curiosa la forma en la que incluíais en Transatlantic gran parte de su Abbey Road. Me estoy refiriendo a ese popurrí que hacéis en “Suite: Charlotte Pike”.

Neal: Fue todo idea de Mike Portnoy. Todos somos seguidores de The Beatles y hemos crecido con ellos, aunque Mike se lleva la palma. Es la oportunidad para que todos participemos en las labores vocales.


Espero que sigas guardando alguna de esas sorpresas para el futuro. No se me olvida aquella actuación con Spock’s Beard que aparece en uno de vuestros DVDs. Tú tras los parches interpretando “Space Truckin’” de Deep Purple y al final metiendo los últimos desarrollos de batería del “Soul Sacrifice” de Santana. Bueno, esta charla toca a su fin. ¿Podríamos terminarla con una rápida comparación entre Testimony, One y Question Mark? ¿Qué diferencias podrán hallar tus seguidores?

Neal: Veamos... Testimony soy yo contando mi historia, expresando todo lo que mi corazón crecía en el amor a Dios. Sin embargo, Question Mark es un álbum dedicado el misterio supremo, algo más elevado que me quita un protagonismo que no necesita su temática. Aun así, y aunque parezca una obra de transición, mis hijos prefieren One. (Risas)



**Nota del autor: Question Mark hace referencia al CD titulado ?**
por Sergio Guillén
sguillenbarrantes.wordpress.com






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