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Drifting Dots – Duskveiled (2023/ DD)

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 Con ése habitual halo de oscurantismo y anonimato que siempre acompañan a las llamadas producciones "dungeon synth", (o el mismo perro con distinto collar), nos llegan Drifting Dots. Y lo hacen desde Kyiv, Ucrania. Todo muy siniestro, sí. No he albergado negras dudas IA al respecto porque el tipo que anda detrás de ése alias se presta a comunicación vía YouTube muy amablemente. Ya sé que no es garantía suficiente, pero aquí ya ha entrado en juego mi propia intuición.  Porque lo que escucho tiene alma. Sin duda. Y un título inicial como "Atropos" (5'17) ya me ha ganado. Me trae recuerdos felices de otro tiempo en que lo editorial era impreso en papel y tendía a tener más importancia. Podría situarse su tonada entre "Force Majeure", "Logos" o "Pergamon". Tangerine Dream, claro. Cómo no. Cuida mucho la sensación,  el sentimiento romántico.  Y eso lo convierte en muy froesiano. Continúa en ésa bella textura en "Acedia" (10

IAMTHEMORNING discografía (primera parte) (RUSSIAN PROG)

Con este poético nombre “yo soy la mañana” nos llega este dúo de estudiantes de música del conservatorio de San Petersburgo y responden a los nombres de la cantante Marjana Semkina y el pianista clásico Gleb Kolyadin. 


Suena la etiqueta “prog de cámara” nuevamente lo cual me alegra porque vamos asistiendo a una nueva rama del progresivo que no está emparentada ni con el rock in oposición, ni con el rock vanguardista y mucho menos con las clásicas etiquetas de siempre. Puede que con el tiempo y no quiero fastidiar la fiesta, esto se convierta en un género snob o acabe siendo una new age prog alternativa absorbida por algún mecenas mainstream caradura. Sinceramente espero que esta forma delicada de hacer música no sea mancillada en el futuro. Ya dije en otras ocasiones que los inicios de toda esta forma sofisticada de chamber prog sinfónico se encuentra en algunas bandas japonesas como Asturias. Cinema, Magdalena, Theta o Pageant y por supuesto en los suecos Isildurs Bane. El gusto estético por lo impresionista, lo modernista, el art nouveau o las belle epòques imaginarias se mezclan en la paleta musical de esta corriente que de manera clara se va alejando de toda estética rock para reivindicar los perfumes más profundos y las raíces de las músicas más bellas y sofisticadas. Yo como declarado “raveliano” y amante de sublimes mariconadas sonoras, no puede hacerme más feliz de que una parte minoritaria de la música actual parta de estos derroteros. 

Desde las portadas de sus discos, hasta su imagen personal, están inteligentemente pensadas para que un oyente muy concreto se fije en ellos. Algunos dirán que hay algo de “indie” o “alternativo” o “post” lo que sea, en esa inmaculada puesta en escena. A estas alturas es posible toda ramificación, aunque lo alternativo y sus aledaños de marca blanca están más asociados con la “dejadez, rebeldía y provocación low cost” y este no es el caso. La puesta en escena de esta pareja de rusos está estudiada hasta el mínimo detalle: estética romántica más propia de la era victoriana que cualquier otra cosa. Portadas  absolutamente delicadas y sugerentes e imagen como salida del palacio de invierno en la época Romanov. Refinamiento al límite y alejamiento total de toda estética relacionada con el rock.


“Iamthemorning” aparece en 2012 con composiciones de Semkina y  Kolyadin en un mano a mano y siete colaboradores más que se reparten guitarras eléctricas, acústicas, bajo, drums, marimba, vibes, glockenspiel,, shaker, violín, viola y cello. Por supuesto todos ellos con estudios en música clásica. Ni que decir tiene que si no os gusta lo antiguo o alguien odia de alguna manera todo lo que huela a clásico y académico que no siga y desde luego rockeros pesados abstenerse por completo. Su álbum debut contiene 16 cortes llevados principalmente por un piano y capas y capas de voz femenina. Tiene toda la pinta de un álbum concepto por sus apartados o como dicen ellos intermisiones. Pueden recordarte a veces a otras bandas refinadas de folk célticas con voces femeninas, pero generalmente lo clásico gana enteros y es fácilmente detallista en cada nota y pasaje a lo largo de cada composición. Conforme lo escuches te resultará cada vez más adictivo y sobre todo a quiénes sigan la estela de cantantes como Kate Bush, la Haslam o Tori Amos les va a encantar. El virtuosismo de Kolyadin al piano solo puede encontrarse en manos de Wakemans y de allí para arriba. 

Entramos pues en niveles solo para músicos de verdad. Aunque el piano es el instrumento principal el trío de cuerda le da una calidad, un enriquecimiento y una precisión total cada vez que la composición los requiere. La suave sección rítmica por su parte une todo el entramado orquestal en los momentos álgidos y en los cambios precisos. La música a veces parece de cristal puro en un armonioso viaje que combina bloques instrumentales clásicos de una finura y limpieza sorprendente. Todo es pura ensoñación, puro placer sinfónico, magia sonora. Para ser su primer trabajo resulta una total obra maestra.
Alberto Torró






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