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Drifting Dots – Duskveiled (2023/ DD)

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 Con ése habitual halo de oscurantismo y anonimato que siempre acompañan a las llamadas producciones "dungeon synth", (o el mismo perro con distinto collar), nos llegan Drifting Dots. Y lo hacen desde Kyiv, Ucrania. Todo muy siniestro, sí. No he albergado negras dudas IA al respecto porque el tipo que anda detrás de ése alias se presta a comunicación vía YouTube muy amablemente. Ya sé que no es garantía suficiente, pero aquí ya ha entrado en juego mi propia intuición.  Porque lo que escucho tiene alma. Sin duda. Y un título inicial como "Atropos" (5'17) ya me ha ganado. Me trae recuerdos felices de otro tiempo en que lo editorial era impreso en papel y tendía a tener más importancia. Podría situarse su tonada entre "Force Majeure", "Logos" o "Pergamon". Tangerine Dream, claro. Cómo no. Cuida mucho la sensación,  el sentimiento romántico.  Y eso lo convierte en muy froesiano. Continúa en ésa bella textura en "Acedia" (10

ZYTOSPACE - Wusteland (2019 / VERLAG SYSTEM)

Desde que comenzamos hace seis años con ésta sección,  "Ensayos para un Sonido", sólo había aparecido por aquí un nombre español (y no del todo), Neuronium. No será porque no haya sintenautas experimentados en nuestro panorama, precisamente. Así que para ponerle remedio comenzamos hoy con un nuevo nombre, Zytospace,  que no músicos primerizos. Éste dúo de Valencia está compuesto por Tomás F. Girón,  multiinstrumentista y compositor con su propio proyecto, Girón,  y tres cds + un dvd en su haber. También ocupa el puesto de bajista en la banda de rock progresivo, El Círculo de Willis.  Miguel A. Ruiz lleva desde mitad de los 80, que se dice pronto, con su proyecto Orfeón Gagarin. Publicó un vinilo en 1992 en Alemania, "Encuentros en la Tercera Edad".


Ahora se juntan para dar vida a Zytospace con su "Wusteland", de clara pretensión revisionista hacia la electrónica berlinesa. Su vasto equipo tecnológico puede que sea de última generación,  pero sus sonidos y texturas retrotraen con absoluta convicción a los 70. Así que se ponen sus mejores galas alemanas (hasta en los títulos) y nos invitan a conocerlos con dos largas piezas rebosantes de ensoñación teutona en la mejor tradición. 

"Das Totenamt / Sermon Des Feuers" (33'25), es una inicial maraña drónica con atrayente e inquietante dramatismo schulziano ideal para una peli tipo "Interstellar". No creo que tuvieran mucho problema en embarcarse en un proyecto cinematográfico,  de proponérselo. Poseen predisposición melódica suficiente, y saben cómo adornarla con un sinfín de enjambres electrónicos,  de hipnótico efectismo lleno de belleza surrealista plástica. Los combinados secuenciales se "suben a la cabeza" tal y como debieran, y sin darte cuenta, estás en un agujero negro sensorial en el que todo puede suceder, y lo saben. El despegue secuenciado sobre el minuto diez, nos propone un serio viaje por sus riachuelos de información digital, en analog disguise. Podríamos decir que como Tangerine Dream en la mitad de los 70, pero resulta que, felizmente, también cómo éstos mismos en su versión actual. 



Las espirales cíclicas secuenciales van mutando lentamente,  mientras que continúa el trip melódico con rico lirismo de casi índole progresiva. Para el minuto quince asistimos a una regresión de la gira de "Encore", reconstruida con vívidos y convincentes paisajes de naturaleza TD. Pero con una propia huella actual que hace de Zytospace unos recuperadores de emociones con algo que aportar de su propia experiencia,  como sintenautas veteranos y avezados cadetes espaciales en mil y una incursiones sideralmente musicadas. El trabajo secuencial es de manual, bien entremezclado con melódica cibernética de poesía cósmica elegante y muy digerible, agradable, pero no edulcorada ni empalagosa. Cuando faltan unos diez minutos para su final de trayecto, su aterrizaje se produce con los mayores momentos de experimentación, de sonoridad industrial, como en un hangar lleno de actividad laboral. De nuevo un acertado secuenciador presta la base resolutiva retro, a la Tim Blake, para un nuevo amanecer sentimentalmente robótico. Da la sensación de un final feliz, y desde luego es lo que parece dada su intrínseca calidad. 

La segunda y final, "Chroniken des Lichts / Was der Donner Sagte (30'27), se inicia con planteamientos de puro Schulze / Froese, en liderazgo secuencial cubista,  que lentamente va limando sus aristas rítmicas con la ayuda de sinuosas ondas de síntesis. Melancolía vangeliana toma protagonismo en otro momento inevitablemente fílmico,  que juega y teje bonitas telas de araña secuenciales donde caes ensimismado. Todo se torna más oscuro, algo está pasando. Los momentos felices dan miedo, porque tras ellos algo funesto va inequívocamente enlazado. Y la electrónica de negros nubarrones toma el relevo, con sabia medida de la temperatura emocional. Sin llegar al siniestrismo fácil.  Más bien rediseñando patrones negativos, con música re (tro)frescante, que nos hace una parada para visitar el "Museo Crystal Machine"...... Sumo placer en el enigma de arcaica raíz.  Hay cosas que mejor están sin resolver. Evitas decepciones.


La armonía de las máquinas te acoge con sus cálidos mantos analógicos y protege de peligros adversos, en la crueldad de la mal llamada "realidad". El sueño transcurre plácidamente,  sin sobresaltos, en un total nirvana neuronal. Sin embargo, hay algo ominoso en el ambiente, siempre lo hay, y se siente. Pero el placer de flotar ingrávido en el multiverso se hace más fuerte que nada. Se acercan drones rítmicos amigos, que avisan de posibles peligros materiales. Se encargan de alejarte de ésos pútridos manipuladores del alma, y te conducen hacia un oasis cósmico que impregna la consciencia con eterna libertad individual. No lo olvides, eres ÚNICO. Algunos, los pútridos e ignorantes, lo llaman "cielo", para comprender lo incomprensible. Es más "sagrado" que éso. La anárquica armonía de las esferas, el fractal caprichoso del cosmos, en su raíz más pura y limpia. De donde perteneces y adonde tienes obligación natural de volver.



Y Zytospace cumple con su misión proyectándolo todo en tu mente, revelándote la verdadera realidad.
Uno de los discos del año.
J.J. IGLESIAS






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