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Drifting Dots – Duskveiled (2023/ DD)

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 Con ése habitual halo de oscurantismo y anonimato que siempre acompañan a las llamadas producciones "dungeon synth", (o el mismo perro con distinto collar), nos llegan Drifting Dots. Y lo hacen desde Kyiv, Ucrania. Todo muy siniestro, sí. No he albergado negras dudas IA al respecto porque el tipo que anda detrás de ése alias se presta a comunicación vía YouTube muy amablemente. Ya sé que no es garantía suficiente, pero aquí ya ha entrado en juego mi propia intuición.  Porque lo que escucho tiene alma. Sin duda. Y un título inicial como "Atropos" (5'17) ya me ha ganado. Me trae recuerdos felices de otro tiempo en que lo editorial era impreso en papel y tendía a tener más importancia. Podría situarse su tonada entre "Force Majeure", "Logos" o "Pergamon". Tangerine Dream, claro. Cómo no. Cuida mucho la sensación,  el sentimiento romántico.  Y eso lo convierte en muy froesiano. Continúa en ésa bella textura en "Acedia" (10

IZZ: DISCOGRAFÍA (primera parte) Sliver of a Sun

No es una banda muy conocida a pesar de su ya generosa discografía, pero sin embargo probablemente sea uno de los principales exponentes USA del actual rock sinfónico. Vamos a ayudar un poco a conocerlos porque realmente merecen la pena. Relacionados en parte con el estilo de esos otros gigantes del género como son Glass Hammer, Izz abren bastante más el abanico y realizan un progresivo muy variado.


Se forman en New York en 1996 de la mano de los hermanos Tom y John Galgano: teclados, guitarra, bajo y voces. Dos vocalistas: Michele Salustri y Danielle Altieri que solo participarían en el álbum debut. Los baterías Greg di Miceli y Brian Coralian, el bajista Phil Gaita y Paul Bremner en guitarras. Por los apellidos de casi todos ellos parecen de origen italo-estadounidense. Como suele ocurrir en muchos de los casos, todos ellos se conocen en la universidad y al parecer con gustos muy proclives a las bandas tradicionales del rock progresivo clásico de toda la vida. 

Se compenetran durante dos años y graban su primer CD “Sliver of a Sun” en 1998. Una discretita portada que parece más una naranja que el sol pero que contiene una prometedora música. A pesar de que generalmente se utilicen unas plantillas similares en la composición de éste estilo, estos músicos no parecen muy interesados en copiar a los de siempre, pero tengo que apuntar que emplean fórmulas complejas que los acercarían en parte a los Gentle Giant en lo musical pero en absoluto en las voces que son, si me lo permitís, mucho más beatlemaníacas. Bueno es una impresión. Aunque también hay influencias psicodélicas atemporales. En la forma de cantar no parecen en absoluto americanos. Pero claro yo no distingo el acento cuando cantan. Musicalmente me parecen muy interesantes así como imprevisibles y eso me gusta. Hay variedad entre canciones muy bien armadas y pasajes relajados bastante folkies y hasta festivos (Lornadoom) de flauta y guitarras acústicas rasgadas con bastante perfume a happy flower lejano y agradable. Hay una intención entre lo más simple y más complejo que puede dirimirse por la duración de los temas. Bastante diferentes en uno y otro caso.

 En “Assurance” llegamos a los 9 mtos con una melodía bien declamada y ritmo balanceante a la Floyd que no te desagradará en absoluto entre buenos arreglos sinfo y bastante puntillismo. La guitarra rasgueada nuevamente permite detalles de sinte y tempos irregulares y complejos en la generosa parte instrumental que se desarrolla a continuación. Prog de alta factura. La segunda voz femenina todavía es puntual y tímida. La fórmula se repite con temas más ligeros de más flower power que entran bien como un aperitivo suave y un Martini frío. No obstante, hay que prestar atención a los arreglos y detalles que están sumamente bien colocados y partes breves (Double Bass) para demostrar el buen estado técnico de los ejecutantes. Hay alguna pequeña canción de relleno, pero no molesta. En general son muy entretenidos en ritmos y cambios. 


Las tres últimas piezas así lo atestiguan por su variedad de propuestas sonoras a veces jugosas y sorprendentes. Se les nota que van sobrados y conocen los secretos musicales de bastantes estilos que combinan con eficacia y precisión. “Where I Belong” es la última. Diez mtos de bonito sinfonismo y donde por fin las chicas aparecen en las voces solistas de forma definitiva. Bonitos pasajes sintetizados y sonidos angelicales en la larga coda final. Un disco apetecible y agradable, pero vendrán más.
Alberto Torró








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