Era el año 1973. Frumpy se disolvía. El baterista original Carsten Bohn (1970-1972), quien también tocaba la percusión en AR & Machines, decidió empezar un proyecto, una nueva banda. Así que fundó DENNIS. El nombre de la banda era en honor a su hijo, que, por supuesto, se llama Dennis. Luego convocó a su colega de Frumpy, el guitarrista Thomas Kretschmer, así como a Michel Kobs en teclados, quien también tocó en Thirsty Moon, y al teclista Manne Rurup, ex miembro de Release Music Orchestra, Tomorrow's Gift y AR & Machines. También reclutaron a Klaus Briest al bajo, ex miembro de Xhol Caravan, y al bajista Jim Wiley, junto con Olaf Casalich en percusión, quien tocó en Ougenweide, Tomorrow's Gift y AR & Machines. Finalmente, Willi Pape se unió al saxofón, clarinete y flauta, quien también había tocado en Thirsty Moon. ¡Y así se formó la banda! Eran la flor y nata de la escena krautrock, pertenecientes a las bandas pioneras del estilo. Su sede era una antigua escue...
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JOHANN JOHANNSSON - Mandy - OST (2018 / LAKESHORE)
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El mismo año de edición de ésta banda sonora, el pasado, veía el fallecimiento de su autor, el islandés Johann Johannsson. Al parecer por una sobredosis de cocaína mezclada con medicación, fue encontrado su cuerpo en su apartamento de Berlín. Curioso el hecho de que su fin se diera en ésta ciudad. Un brillante músico que dominaba el piano, órgano y sintetizador, y gustaba de usarlos generosamente en medios orquestales. Una decena de álbumes en solitario tenía ya en su haber. Siendo "Orphee" su último para la Deutsche Grammophon, nada menos.
Pero su trabajo se extendía a obras para teatro, danza, televisión y films. Precisamente en éste último campo acababa de grabar su disco número 13 (para él sí que fue maldito), musicando la película de terror, "Mandy", dirigida por Panos Cosmatos y protagonizada por Nicholas Cage (que por cierto es un friki de lo paranormal). A punto había estado Joahnnsson de hacer lo propio con "Blade Runner 2049". Quizá nos perdimos una gran obra, frente a la pálida imitación a Vangelis por la que optaron.
Nominado al Oscar por "The Theory of Everything" y "Sicario",a sus 48 años nada podía preveer tan prematuro final. Sus influencias de Satie, Purcell y hasta Moondog autoconfesadas, unidas a su pasión por la vanguardia y la electrónica, (había colaborado con otro añorado, Jaki Liebezeit de Can), lo alejaban de imposturas orquestales típicas de Hollywood.
En ésta final "Mandy", crea un gigantesco monstruo híbrido sonoro a base de electrónica, ambient dark, retazos de black metal o doom drone. .....De hecho colabora el guitarrista de Sunn O))), Stephen O'Malley, para rubricar lo dicho. En "Seeker of the Serpent's Eyes" es como entrar en una inmensa catedral de horrorores ancestrales, dominados por ecos del primer Klaus Schulze ( el de "Irrlicht") o el "Alpha Centaury" de Tangerine Dream. Música "sacra" de origen blasfemo y contaminada por el mal, ése que domina claramente el mundo desde ni se sabe. Son cortos temas que a veces nos dan un respiro neuronal, como en "Mandy Love Theme", que incita a la esperanza.....ése sentimiento autoengañoso que a todos nos sirve para ir tirando en el día a día.
Reflejos de Popol Vuh o Peter Michael Hamel pueden ser escuchados en tan majestuosa música. En mi opinión, funciona perfectamente como ente separado de la película. Tan extraordinaria obra, se me antoja frivolizarla con una simple peli de terror, (que no me interesa en absoluto, todo sea dicho). Y esto me ocurre con algunas bandas sonoras excepcionales. Que utilizarlas como apoyo a un tiránico formato visual las hace perder parte de su carga emocional, mística y espiritual. Éste es el caso. "Horns of Abraxas", "Black Skulls", "Death and Ashes"......si existe un infierno romántico al descrito por Dante, tiene que llevar éste "hilo musical", o algo muy similar a esto. Me entra la risa floja cuando veo a tanto fantasmon disfrazado de malote en el metal. Intentando éste tipo de sensación maléfica a base de gritos histéricos y amplificadores al 11. Eso sirve para molestar a los vecinos. Si uno quiere acercarse a la verdadera raíz del mal, uno de los principales motores espirituales del ser humano se quiera o no, ( y éste verano está campando a sus anchas), no tiene más que estudiar músicas como las de "Mandy". Las hay todavía más negras, conste.
A pesar de lo dicho, "Sand", "Red" o "Forging the Beast" colaboran a un discurrir entretenido y "male / sinfónico" de altísimas pretensiones. Que cuando entran los riffs del Hades de Stephen O'Malley, se acoplan a ésta colosal música desde una perspectiva alejada absolutamente del metal al uso. Son otro elemento ponzoñoso para describir sentimientos impuros a los que nadie somos ajenos. Los teclados tampoco se imponen con claridad, y ése es otro virtuoso factor cara el cómputo global de tan oscura obra. Sirven como otro condimento más, en éste venenoso mejunje que sin embargo alcanza cotas de misticismo extraordinarias. Una obra maldita que reúne todos los elementos para convertirse en legendaria.
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