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  No soy muy proclive al prog moderno, aunque reconozco que a veces hay cosas interesantes. Una de las peculiaridades del estilo es que con los años se ha ido abriendo cada vez más por cauces más variados, eso que llamamos ecléctico que bien puede acabar en un puzzle indefinido o en un nuevo resultado de la química sonora. Como ya dije la semana pasada en los tiempos distópicos y desagradables que por desgracia nos tocan vivir, es fácil encontrarnos con músicas que así lo reflejan. Cada vez la música es más áspera y más infeliz y uno que contempla la degradación humana a diario y el camino hacia la locura que tanto por  la política deshumanizada del negocio y poder, así como por la disminución de inteligencia global y aumento de la maldad en el planeta se da cuenta que ya no hay vuelta atrás. Cada día será peor que el anterior, bien sea por el clima y cambios naturales o por guerras en todos los frentes. No me toca decir a mí si la inteligencia artificial será algo mejor o peo...

CIRRUS BAY: DISCOGRAFÍA (segunda parte)

En la década de los 70´s un grupo en EEUU como Cirrus Bay habría sido impensable.  El máximo esfuerzo dentro de los límites del llamado rock progresivo estaba copado en aquella época por los superventas Kansas que como todos sabéis combinaba el hard rock con el sinfónico de forma hábil efectiva y altamente tecnificada y compleja pero dentro de lo que sería una banda de rock clásico. Imposible en Inglaterra, pero perfectamente adaptada al gusto americano ya que el estilo en otras bandas compatriotas de la época era un reducto mínimo. 


Hoy escuchas a las nuevas bandas norteamericanas y te cuesta distinguirlas de las europeas. En los 70´s la personalidad estaba mucho más definida en cualquier grupo del planeta. Digamos que el estilo se ha “globalizado” de tal manera que ya no es tan fácil adivinar el origen. A este respecto Cirrus Bay suenan como una refinada banda británica de rock sinfónico quizás distinguible por el acento, pero yo no apuro tanto. No soy anglosajón y no noto tanto la diferencia. Como en los casos anteriores, siguen auto-produciendo sus discos como hacen la gran mayoría de bandas prog rock actuales. Lo de que una multinacional te produzca un álbum prog son sueños del pasado cuando el estilo estaba “de moda” y era un negocio redondo. Los fanáticos del estilo hemos ganado en que ahora puedes ver y escuchar a un grupo de estas características de manera cómoda y casi en familia. Ver a una banda en las décadas 70-80 era una pesadilla y una odisea incómoda. Yo en 1981 estuve a punto de ser aplastado en el velódromo Anoeta de San Sebastián durante un concierto de Genesis por intentar verlos lo más cerca posible. Hubo avalancha hacia el escenario de una turba enloquecida y casi salgo a gatas por un extremo. Hoy ves a una banda prog a un metro de distancia sin apretones y con una cerveza en la mano. Por cierto, el concierto de Genesis fue una desilusión. Presentaban Abacab. Salí cabreado. Horrible

El tercer disco “Whimsical Weather” data de 2012 y si te gustan Anthony Phillips, el Genesis de la primera época y Renaissance, es tu grupo como ya os dije la semana pasada. Un paseo bucólico de acústicas, solos líricos de guitarra, teclados ensoñadores y deliciosas voces femeninas a dúo entre Sharra Acle y Anisha Gillham. Los temas son largos. Siete en total. A veces las voces femeninas pueden recordarte a las Northettes de los Hatfield and the North pero esto es un apunte personal por acercamiento estilístico. En peso recae como siempre en el multi-instrumentista Bil Gillham que se ve arropado por algún que otro teclado de la mano de Tom Pratter. Aunque la composición tiene momentos más enérgicos como sucede al inicio de “Boundaries” no debe despistarnos el hecho de que la tónica pronto retoma lo agradable y hermoso. A pesar del excelente sonido se nota que es un trabajo auto-producido como todos los que hacemos música casera para no aburrirnos. Ya comenté que a muchos les parecerá música inofensiva y blandita. Si tienes problemas con eso no puedo solucionarlo, ni decirte que insistas. O lo tomas o lo dejas. Esta música con una producción cara y profesional ganaría al 100%. Pero eso es imposible por lo minoritario de su propuesta.



“The Search for Joy” aparece en 2014 y van superándose poco a poco. Dos chicas más aparecen: Amy Darby voz y Sarah Sandersson viola. Ya hay cuatro mujeres en la banda. Leo que las críticas se dividen porque naturalmente es una banda que debe mucho de Genesis y Renaissance. Si buscas originalidad no la vas a encontrar, ni solos espectaculares a lo Steve Hackett. Es una música intimista mucho más cerca de Anthony Phillips que de Genesis pero con voces femeninas. Si la música del rubio guitarrista y compositor británico es más bien clásica y pastoral, con Cirrus Bay pasa lo mismo. Aconsejo escucharlo relajado. No es música de sobresaltos evidentemente y prima la delicadeza y la ternura. Por lo general los fanáticos del rock progresivo o de la música imbricada del tipo que sea, con frecuencia cometemos el error de hacer una valoración conjunta de lo que es técnica y lo que es emoción. Este es un tema eterno. Llevo años afirmando que no por ser más complicada la música va a ser mejor. No por abarrocar hasta la saciedad el sonido y la arquitectura musical el resultado va a ser mejor. Aquí sí que influye la inteligencia y la sensibilidad del compositor. Cuando hace treinta años hicimos los primeros fanzines calificábamos las críticas de los discos con puntuación del 1 al 5 o bien con estrellas. Esto era una práctica habitual que dependía exclusivamente del gusto personal y no era nada objetivo. A día de hoy si leéis las críticas por la red pasa lo mismo. Hay cinco estrellas que no soporto y calificaciones con una estrella que me encantan. A un oído acostumbrado a escuchar música le es indiferente toda valoración externa porque ya tiene un criterio personal perfectamente definido. Yo aconsejo siempre que escuchéis sin hacer caso de las críticas. 



Cirrus Bay no “asaltarán los cielos” ni conquistarán los muros de Troya, ni verán a Jesucristo comandando naves espaciales para liberar nuestro mundo. Solo te piden que seas “normal” y tengas sensibilidad para la música hermosa.
Alberto Torró



 





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