Entrada destacada

Panna Fredda - Uno (1971)

Imagen
 Hay discos que no nacen: se invocan. Uno de Panna Fredda es un espejo roto donde se refleja el fin de la inocencia prog. Es el sonido de un grupo que vio el fuego de los 60 apagarse y decidió prender su propio incendio, aunque fuera el último. Aquí no hay paz ni complacencia: hay Mellotrones como cuchillas, voces que parecen oráculos y guitarras que cortan el aire como un ritual de medianoche. Si el rock progresivo italiano tuvo un momento oscuro, fue este. Y se siente glorioso. Cuando salió en 1971, Uno fue como un conjuro lanzado en una plaza vacía. Pocos lo escucharon. Menos aún lo entendieron. El disco quedó flotando en el limbo, mientras las luces de los 60 se apagaban y el rock italiano se metamorfoseaba en algo más grande, más extraño. Panna Fredda no tuvo tiempo de convertirse en leyenda en su momento: el servicio militar, la censura y la maquinaria de la industria los trituraron antes de que el humo se disipara. Pero los discos malditos no mueren, solo esperan. Con los añ...

KORNMO- Fimbulvinter (2021/ Apollon)

 Érase una banda noruega disuelta en 2014, llamada Morild. Dos de sus integrantes, Nils Larsen (bajo) y Odd-Roar Bakken (teclados y guitarra), se aventuran en un nuevo proyecto al año siguiente. Se llamará Kornmo. Progresivo instrumental retro con la vista puesta en los grandes nombres 70s de Escandinavia. Para la batería,  entra el hijo del bajista, Anton JR Larsen. Y ya está el trío completo, que se estrena en 2017 con "Svartisen" y continúan con "Vandrig" (2019). Apollon Records no podía dejar escapar su tercero,  titulado ahora "Fimbulvinter". 



Precisamente como el tema que lo abre con sus 8'13 mts. De acústica textura y moog de pleno romanticismo norteño, aquí ya se siente la delicadeza sinfo cercana a unos Kaipa o Kerrs Pink. Todo huele a clásico prog aquí.  Bajo de sonoridad preponderante  (Rickenbaker?), solemnidad rítmica y analogía dominante en maravillosa teclística. No exenta de poesía instrumental en sus seis cuerdas. Que Bakken se doble en teclados y guitarra no es ningún problema para una banda que pasa del directo. El viaje retroactivo continúa en "Jutulhogget" (7'10), en mellotrónica solemnidad de cuerdas que simulan un "downer rock medieval" de encantadores planos descriptivos. Pueden recordar a los suecos Ragnarök o a sus paisanos Atlas, en ráfagas hard no muy acusadas.

"Dovre  Faller" (19'10), en sus tres partes, es una de las largas suites del álbum. Otra comilona sinfo-progresiva llena de manjares de solemnidad lírica y finísima línea en desarrollo. Inevitable no nombrar a Camel, sobre todo por lo que toca a la guitarra. Los teclados, de esplendor vintage reluciente, nos llevan a Bo Hansson sin problemas. Con un arsenal que abarca todo el armamento analógico deseado. Siempre utilizado con esa majestuosidad inherente en Kornmo, realmente marca de la casa. 

Por si no teníamos suficiente, se enlaza con "Kjempene Vakner" (26'17). Éste tema ya podría haber sido un álbum por sí sólo. Cuatro partes lo construyen en la misma línea sinfónica de todo el álbum. Barroco prog norteño de inspiración preciosista en la línea del alemán Lanvall. Y en los momentos más organísticos, cercano a Par Lindh Project. Recomiendo escuchar ésta pieza aparte del álbum.



Pues aún nos queda "Mega Annum" (10'31) de espesura similar. En líneas generales, es un disco muy disfrutable. .....en pequeñas dosis. Ya que su duración nos lleva a aquellos interminables cds de los 90. En éste caso todo aquí es bueno, pero puede dispersar la audición su extensa grabación. Mejor en dos escuchas.

J.J. IGLESIAS


 








                     Notasi te gusta el artículo compártelo (Facebook, Twitter, g+, etc) pulsando en                                                                                      
que está al final del artículo, de esta forma contribuirás a la continuidad del blog. Gracias





Comentarios