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Panna Fredda - Uno (1971)

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 Hay discos que no nacen: se invocan. Uno de Panna Fredda es un espejo roto donde se refleja el fin de la inocencia prog. Es el sonido de un grupo que vio el fuego de los 60 apagarse y decidió prender su propio incendio, aunque fuera el último. Aquí no hay paz ni complacencia: hay Mellotrones como cuchillas, voces que parecen oráculos y guitarras que cortan el aire como un ritual de medianoche. Si el rock progresivo italiano tuvo un momento oscuro, fue este. Y se siente glorioso. Cuando salió en 1971, Uno fue como un conjuro lanzado en una plaza vacía. Pocos lo escucharon. Menos aún lo entendieron. El disco quedó flotando en el limbo, mientras las luces de los 60 se apagaban y el rock italiano se metamorfoseaba en algo más grande, más extraño. Panna Fredda no tuvo tiempo de convertirse en leyenda en su momento: el servicio militar, la censura y la maquinaria de la industria los trituraron antes de que el humo se disipara. Pero los discos malditos no mueren, solo esperan. Con los añ...

ALAN WHITE - Ramshackled (1976 / Atlantic)

 El oráculo wikipédico ha hablado. Alan White no tiene en solitario más que éste "Ramshackled". Un disco que tienes olvidado en un rincón porque no te gusta ni suena a Yes, ni nada. Quizá el más original y completo. Por cierto, considero disco de Alan White el homónimo como White, que salió en 2006. Vale que tenía más intención de grupo, - con Geoff Downes incluido -,  pero llevaba su nombre. Y componía. Cosa que no hizo en éste de 1976, en el que se dedicó a tocar la batería y producir. Y punto. 



Para situarnos en "Ramshackled", habría que hablar de un efímero grupo de primeros 70, que debió de dejar poso de amistad en White. Como le pasó a David Gilmour con su primero en solitario. Respondían al jocoso nombre de Simpson's Pure Oxigene (Duff Beer?!). Peter Kirtley (guitarras), Kenny Craddock (teclados), Colin Gibson (bajo) y Bud Beadle (flauta, saxo), junto con White, lo formaban. Que fueron reunidos para éste álbum.  Así que esto va de que Alan les debió decir, "vosotros tranquilos, que ahora que soy famoso, nos montamos el jodido disco que no pudimos hacer hace seis años, y en Atlantic". De ahí que suene tan diferente a Yes. Componen los del Oxígeno Puro de Simpson. Es uno de mis discos favoritos de aquel lote solateras de 1975. Hay más gente . El jazzero Henry Lowther (trompeta), Alan Marshall (voz) o David Bedford (arreglos orquestales). La obligada visita afirmativa también se produce.

"Oooh Baby" tiene un aire Santana innegable, con Hammond y moogs mandando, y feel de pub elegante setentero. Tipo primer Average White Band, soul blanco de excelente voz y ritmos galopantes.  Muy logrado para un directo. "One Way Rag" se incluyó junto a "Song of Innocence" en el set  list del Yes Tour 1976, aunque duró poco. Es soft rock a la Gary Wright o Dave Mason,  con coral femenina imponente y jazz envoltorio. Suena empastado y convincente. En "Avakak" (6'51), la intro al piano juraría que parece Patrick Moraz. Pero no sale en créditos.  Sí en el vídeo promo, así que...... Es una pieza brillante, en la línea  de IF, Isotope o Nucleus, muy jazz rock al rojo. Confeccionada con tiempo y mimo. Un enorme acierto. "Song of Innocence" lleva a Steve Howe y Jon Anderson, y es la aportación Yes del disco. Tanto que se llegó a tocar en vivo con la banda. Anderson está más hippie que nunca, cantando letra de William Blake. Suena a outtake de "Relayer", para una cara B de single, por ejemplo. 



En el otro lado, "Giddy" vuelve a sonar a la Average White Band o Moon, prog rock mezclado con blue  eyed soul de generosos moogs y excelente envoltorio progresivo. "Silly Woman" parece The Band o Little Feat, así que bien. "Marching Into a Bottle" es refinado prog de cámara, con la mano  maestra de David Bedford. Aunque White se toca las pelotas a dos manos (como ahora, pero entonces estaba más apto). "Everybody" es como Strawbs en jazz soul. Y "Darkness", muy orquestal, tendría conexiones con lo que hizo Chris Squire en su "Fish Out of Water", por ésos mismos días. Tiene un nostálgico aire nocturno jazzy, digno de Gil Evans.



Fue el más original de aquel lote, y el más olvidado. Y me sigue encantando.

J.J. IGLESIAS













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