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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

SNAKECHARMER - Snakecharmer (2013, Frontiers Records)

 La labor de sacrificio y amor que llevaba haciendo el guitarrista Micky Moody desde 1998 a 2013 por reivindicar la otra cara de Whitesnake, la de la primera etapa, más ligada al classic rock y al blues, se estaba convirtiendo en su particular travesía por el desierto. Pero Moody no flaquea, no desfallece, y gracias a eso toman cuerpo estos Snakecharmer y su homónimo disco compacto. 



Pero será mejor que recapitule para poner al lector en situación. En el 98 Pony Canyon edita Once Bitten, primer álbum de la formación The Snakes, grupo que Micky y Bernie Marsden, inolvidable doblete de mástiles de los años dorados de la Serpiente Blanca, se inventan junto a Jørn Lande (Johnny Lande, para aquellas grabaciones). Este proyecto no termina el año sin sacarse de la manga un Live In Europe que ofrece más que una esperanza a los que queríamos ver de actualidad a estos dos guitarristas británicos, al tiempo que escuchar el sonido añejo de aquellos Whitesnake recordados con el mismo empaque que entonces.

 


En 1999 se rompen The Snakes, acto tras el cual The Company Of Snakes, otra vez con Moody y Marsden, saltan a la palestra. Ahora hay otro “serpiente” en la casa, el entrañable bajista Neil Murray. Steamhammer, subsidiaria del sello SPV, les permite un nuevo directo revisando piezas inamovibles de Whitesnake (Here They Go Again, 2001); a la par que en 2002 les deja expresarse con propiedad, o lo que es lo mismo, publicar nuevas canciones escritas por ellos, por esta apetecible Compañía. Stefan Berggren pondrá su voz en el álbum Burst The Bubble, mientras Don Airey toma los teclados y John Lingwood las baquetas. Saltemos ahora a 2013, cuando Bernard John Marsden (el hombre que perteneció a Cozy Powell’s Hammer, Wild Turkey, Babe Ruth, Alaska o los ya citados Whitesnake, entre muchos otros proyectos y bandas), a sus 61 años, se desvinculaba de las andanzas de su camarada Moody. Por lo que son el propio Micky y Neil Murray los que lo intentan una vez más, deseando creer en aquello de “a la tercera va la vencida”. Y la verdad es que se merecen ya ese apoyo masivo y ese reconocimiento al trabajo realizado como “snakes” encubiertas.

 


Si Burst The Bubble (etapa The Company Of Snakes) era un muy buen disco, Snakecharmer no se queda atrás. Adam Wakeman, Harry James, Chris Ousey y Laurie Wisefield se unen a la causa para pasar a limpio piezas como “My Angel”, “To The Rescue”, “A Little Rock And Roll”, “Stand Up” o “Nothing To Lose”, demostrando aquello de: “el que tuvo, retuvo”. Hay mucho classic rock con toques de blues aquí, al igual que riffs ligados a la historia de Moody. Ahora bien, cada disco necesita de un tiempo total de reproducción acorde con lo que quiere ofrecer; y aquí el asunto está en que con algunas piezas se han acercado a los cinco o seis minutos cuando la tonada, en su núcleo principal, no daba para más de tres minutos y medio, cuatro a lo sumo. Aun así, esto no afea una grabación acertadísima, perfectamente producida por la propia banda y llena de instantes para el recuerdo o estribillos que corear.

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com










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