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Drifting Dots – Duskveiled (2023/ DD)

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 Con ése habitual halo de oscurantismo y anonimato que siempre acompañan a las llamadas producciones "dungeon synth", (o el mismo perro con distinto collar), nos llegan Drifting Dots. Y lo hacen desde Kyiv, Ucrania. Todo muy siniestro, sí. No he albergado negras dudas IA al respecto porque el tipo que anda detrás de ése alias se presta a comunicación vía YouTube muy amablemente. Ya sé que no es garantía suficiente, pero aquí ya ha entrado en juego mi propia intuición.  Porque lo que escucho tiene alma. Sin duda. Y un título inicial como "Atropos" (5'17) ya me ha ganado. Me trae recuerdos felices de otro tiempo en que lo editorial era impreso en papel y tendía a tener más importancia. Podría situarse su tonada entre "Force Majeure", "Logos" o "Pergamon". Tangerine Dream, claro. Cómo no. Cuida mucho la sensación,  el sentimiento romántico.  Y eso lo convierte en muy froesiano. Continúa en ésa bella textura en "Acedia" (10

VIETGROVE - The Stellar Nursery (2012 / Vietgrove)

Conocidos en la explosión underground psych de los 90 en Reino Unido, Vietgrove ya llevaban tiempo de rodaje. Su primer concierto fue en 1982. Y del 86 al 92, publican cuatro cassettes autofinanciadas. Dos cds oficiales serán "Orbis Tertius" (1995) y "The Little Apocrypha" (2003).


 Desde sus inicios, Vietgrove fue el proyecto de Norman Fay  (ahora Phay) a los sintetizadores y guitarra de 12 cuerdas. Aunque ha contado en distintas grabaciones con Jon Miller (synths), EJ Calahan (guitarras, synths), Carlton Hopper (guitarras) o Mark Bailey (guitarras). Precisamente con éste último continúa en su último trabajo conocido, "The Stellar Nursery". Desde Newcastle Upon Tyne,  Phay y Bailey recrean su muy particular visión berlinesa, con buenas dosis de elegante rock de guitarras.

En "Miller's Wood" (8'20) trazan un paisaje casi de cuento de hadas en su inicial exposición. Un bosque de misterios insondables que rompe el dominio electrónico con una preciosa acústica que convierte la pieza en pastoral electrónica de belleza evidente. Cyber-folk rock poético,  surreal  e impregnado de suficiente magia para embelesar al más gélido. Delicadeza melódica de rasgos sinfonicos puede ser una cercana descripción a la electrónica sensible de Vietgrove. 

Demostrable también en "The Difference Engine" (8'27). Aquí suenan como grupo, con baterías reales (o lo parecen), eléctricas de rasgos space a la Hillage, líneas de sintetizador insertadas con inteligencia, y sabor a cosmic-kraut de la segunda mitad 70s. Suenan como Double Fantasy, AshRa o una fusión de Mike Oldfield dentro de Hawkwind 90s. Mark Bailey es un finísimo guitarra,  con el mismo olfato por la fragilidad melódica que su amigo Norman Phay, a los sintes y acústicas. 

 El tema-título se erige como absoluto protagonista con sus 20'25 mts de duración. Todo lo dicho se queda corto. Aquí hay estudiada composición,  desarrollos sutiles llenos de sentimiento, sensación de grupo real, baterías y ritmos que no llegan a rasgar la seda natural de su fragilidad melódica. ....Y sin embargo son bombásticos cuando el momento lo requiere. Encuentran el oportuno segundo donde todo confluye en un estallido de color. Como unos The Enid a la Berlín School. Sobre el minuto 8" entra en acción un subliminal secuenciador,  que va a apoyar a una guitarra muy Edgar Froese,  en otro excepcional pasaje plagado de florecientes ideas. Como en los mejores tiempos de Eloy, la pieza transcurre entre sympho-electrónica de espléndida resolución y felices aciertos instrumentales. Música que nos remite a los 70, pero que en su idiosincrasia,  es ya atemporal y eterna, como un referente de calidad interpretativa en grado sumo. Sensacional obra dentro de un cofre repleto de otras pequeñas joyas.


 Tomamos aire (sin mascarilla) y asistimos ahora a "One No, Many Yeses" (4'55), pieza con sonido de flauta mellotronica que estalla como una banda puntera del scandi-prog 90s......Ponga usted su nombre favorito. Una delicia. "Lockhaugh Meadows" (6'55) vuelve a su trademark electrónico - pastoral, de arpegios genesianos y solos de sabor Hackett. Vietgrove saben desenvolverse bien por estos prados. Es la perfecta combinación entre sinfonismo y sonido berlinés. Por último "A Cosmic Wreath" (5'54) cierra con majestuosidad y elegancia propias de Tangerine Dream en los finales 70. Como Conny Veit en Gila. O Santi Picó en Neuronium. Sí,  de esos mismos niveles estoy hablando.
J.J.IGLESIAS 




Temas
1. Miller's Wood 08-21
2. The Difference Engine 08-28
3. The Stellar Nursery 20-25
4. One No, Many Yeses 04-55
5. Lockhaugh Meadows 06-55
6. A Cosmic Wreath 05-54







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