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Bateristas en la sombra XIII: Oriol Perucho

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  Oriol Perucho fue algo más que el alma libre de la interpretación por debajo del radar del propio 'underground' layetano, que en los últimos tiempos ha despertado una creciente fascinación, y en la que Oriol Perucho ejerció un papel destacado a través de su grupo de música improvisada, en su su lenguaje despojado de represiones y con cabida inclusive para los tránsitos cromáticos. Hablamos de su iniciativa Perucho’s. El baterista barcelonés había reactivado la banda en el año 2011 y planeaba nuevas grabaciones cuando un cáncer de pulmón se lo llevó la madrugada del dieciséis de Enero del año 2016 a los 61 años de edad. Llegando a sus dieciocho años, en 1972, creó Perucho’s siguiendo la máxima de la experimentación, entre la música progresiva y el free-jazz, con una formación heterodoxa: la guitarra de Jordi Graells, los saxos de Oriol Pons de Vall y Albert Subirats. Hijo del escritor Joan Perucho, mantuvo esa actitud desprendida, disidente, a lo largo de su trayectoria. Fue,

APPALOOSA - Appaloosa (1969, Columbia)

En la década de los sesenta se conocía el estilo que practicaba Appaloosa como folk barroco, catalogación que ya pegó la prensa sobre esas espaldas de trovadores aventajados llamados Donovan o Tim Hardin. El compositor y guitarrista John Parker Compton es el culpable de una osadía que encandilaba a la juventud de largas miras, ideólogo que a medias con Robin Batteau se adelantó a padrinos y contemporáneos. El conjunto llegará a cuarteto, pero la pareja de artistas moverían la maquinaria del núcleo para adentrarse en bosques no frecuentados por aprendices u oportunistas. Al Kooper produce su carta de presentación, un vinilo tan bello como la fotografía del dormido caballo blanco incluida en la contra de su carpeta. 


Sólo con acercarse a la osadía que constituye una canción como “Thoughts Of Polly”, con un final que pareciese extraído de una sesión de psicodélicojazz rock, ya es para pensarse si realmente Appaloosa era un proyecto de su tiempo o unos alpinistas que tomaban riscos inexpugnables antes de que el resto de colegas de profesión saliesen del campamento base. “Tulu Rogers” es Bob Dylan, abrazo de unos The Byrds puramente folkies y el Donovan con arreglos de cuerda –Batteau y Gene Rosov se encargaban de las ambientaciones sinfónicas con su violín y chelo en ristre–. El easy listening introduce un “Bi-Weekly” que pronto desciende por las playeras dunas californianas, enfrentando su relajo con el extraordinario efecto de percusión que logran para “Rivers Run To The Sea”. 


El rock & roll les encuentra en “Now That I Want You” y “Rosalie” les mantiene en la carretera dirección a Nueva Orleans. Este LP se hace más grande con el paso de las once canciones que se aglutinan en su interior, al igual que gana en prestancia y mérito con el devenir de las modas a las que siempre pillan con el paso cambiado preguntándose de dónde salen estos marcianos encantadores.
por Sergio Guillén

 







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