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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

APPALOOSA - Appaloosa (1969, Columbia)

En la década de los sesenta se conocía el estilo que practicaba Appaloosa como folk barroco, catalogación que ya pegó la prensa sobre esas espaldas de trovadores aventajados llamados Donovan o Tim Hardin. El compositor y guitarrista John Parker Compton es el culpable de una osadía que encandilaba a la juventud de largas miras, ideólogo que a medias con Robin Batteau se adelantó a padrinos y contemporáneos. El conjunto llegará a cuarteto, pero la pareja de artistas moverían la maquinaria del núcleo para adentrarse en bosques no frecuentados por aprendices u oportunistas. Al Kooper produce su carta de presentación, un vinilo tan bello como la fotografía del dormido caballo blanco incluida en la contra de su carpeta. 


Sólo con acercarse a la osadía que constituye una canción como “Thoughts Of Polly”, con un final que pareciese extraído de una sesión de psicodélicojazz rock, ya es para pensarse si realmente Appaloosa era un proyecto de su tiempo o unos alpinistas que tomaban riscos inexpugnables antes de que el resto de colegas de profesión saliesen del campamento base. “Tulu Rogers” es Bob Dylan, abrazo de unos The Byrds puramente folkies y el Donovan con arreglos de cuerda –Batteau y Gene Rosov se encargaban de las ambientaciones sinfónicas con su violín y chelo en ristre–. El easy listening introduce un “Bi-Weekly” que pronto desciende por las playeras dunas californianas, enfrentando su relajo con el extraordinario efecto de percusión que logran para “Rivers Run To The Sea”. 


El rock & roll les encuentra en “Now That I Want You” y “Rosalie” les mantiene en la carretera dirección a Nueva Orleans. Este LP se hace más grande con el paso de las once canciones que se aglutinan en su interior, al igual que gana en prestancia y mérito con el devenir de las modas a las que siempre pillan con el paso cambiado preguntándose de dónde salen estos marcianos encantadores.
por Sergio Guillén

 







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