Tolo Marton es uno de lo mejores guitarristas en el panorama musical italiano; sin embargo, para muchos, es un perfecto desconocido. Hoy intentaremos aportar algo de luz a su vida y obra. Tolo Marton nace en 1951 en Treviso, Italia. A los quince años comienza a tocar la guitarra de su cuñado. En 1968 conoce a Francesco Spinelli (guitarra) y forman Blues Matter, donde Tolo toca el bajo. Dos años más tarde, se integran en la banda La Nuova Generazione. En 1971 deja el grupo y, junto a Alberto Martinuzzi (batería), funda BESTIA, una banda dedicada a realizar versiones. Durante la década de los 70, Tolo pasa por diversas formaciones (I Puppies, Le Impressioni) hasta formar parte de Le Orme. Con ellos, participa en la grabación de "Smogmagica" (1975). Poco después de su publicación, Tolo deja la banda. En 1978 se incorpora a Blues Society, con quienes graba un EP y dos álbumes de larga duración. Tras dejar el grupo, Tolo decide iniciar su carrera en solitario y publica su primer
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HAPPY THE MAN - Crafty Hands (1978)
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Recuerdo con exactitud la decadencia progresiva de los últimos 70´s. Los que empezamos a la par que el estilo lo vimos nacer y crecer entre 1969 y 1976 (siendo generoso) pero también arruinarse en cuestión de un año y ese fue principalmente 1978. Las producciones de rock progresivo de finales de los años 70 y principios 80 fueron en su mayoría una galería de los horrores.
A partir de 1977 no se salvó ni uno de los grandes diplodocus con dobles mástiles de guitarra, muros de teclados analógicos, baterías giratorias con gong detrás y modelitos de ropa escénica de dudoso gusto con discos horteras de “rock sinfónico” a tutiplén. Entre el 79-80 la peste de neón y plástico tiene engendros memorables. Cuando vi a los Jethro Tull con monos y botas de laboratorio para salvar a ET en una nave alienígena o a Peter Gabriel haciendo batucadas con tambores me di cuenta de que la Atlantis musical se había hundido en las negras profundidades. La lista en Europa es interminable y no se salvó casi nadie. Incluso los últimos náufragos del Canterbury hicieron alguna barrabasada en cuanto al tecno, la disco y el punk que terminaron con la música inteligente. Cuando Europa se cansó de la épica otros países como Japón principalmente comenzaron a grabar discos de progresivo estupendos y USA, algo despistada todavía, tuvo algunos ejemplos de irreductibles galos que todavía hicieron alguna grabación memorable tal es el caso de los Happy The Man.
“Crafty Hands” es un perfecto compañero del anterior. Casi juntos podrían haber sido un doble álbum aunque sin duda los expertos en el grupo que hilen fino notarán algunas diferencias. Entra un nuevo drummer: Ron Riddle con un nivel de jazz tan bueno como el anterior Mike Beck pero quizás con mayor pegada. No llegaría a hacer giras con ellos pues se separaron poco después de editar este álbum. Kit Watkins sería llamado a las filas de Camel para “I Can See Your House From Here” de 1979 y daría un toque fresco y distintivo a la banda de Andy Latimer también en el siguiente disco “Nude” (1981). En esas giras de Camel las versiones en manos de Watkins cobran un colorido especial. “Service With A Smile” es una apertura instrumental fantástica pero demasiado breve. El doble kit de teclados Wyatt-Watkins determina el estilo amable y delicado que les caracteriza, pero nunca facilón o excesivamente meloso. No hay concesiones a ese respecto. El empleo inteligente de composiciones ricas en notas y acordes poco habituales en otras bandas similares hacen de Happy The Man una banda que la escuchas y ciertamente te agrada, aunque no consigues casi nunca que las melodías sofisticadas que utilizan se queden en tu mente. Me atrevo a decir que es una banda “impresionista”. El efecto melódico queda como desdibujado adrede. Los cambios son constantes un poco a lo Gentle Giant si tú quieres y si prescindes del poderío vocal de la banda británica, pero con conceptos de composición que yo encuentro muchas veces similares, aunque sin el poderoso ramalazo hard rock de la familia Shulman.
Los Happy son ante todo una banda de jazz-rock refinado con ribetes neoclásicos y modernistas. La base clásica y académica de Frank Wyatt es inconfundible. Las rapidísimas escalas de moog solo de Kit Watkins hacen el resto. La guitarra de Stan Whitaker es complicada, retorcida y laboriosa a veces como un Phil Miller, quizá no tan fría como éste, pero de la misma escuela. “Wind Up Doll Day Wind” es la única pieza cantada por Whitaker con cierto trasfondo épico en la rítmica de marcha y bonitos contrapuntos de viento. Las partes atmosféricas en ciertos momentos del álbum indican la futura inclinación de Kit por las músicas relajantes, no en vano el contagio de la llamada “new age” enfermaría musicalmente sus futuros discos en solitario lo cual cabrea cuando descubres un teclista de la capacidad técnica de Watkins o el propio Rick Wakeman y las horas grabadas de música inocua, aburrida e insípida que ambos realizaron durante los 80´s. Todos hacemos tonterías en la vida sin excepción. Yo casi a diario. De lo contrario no seríamos humanos.
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