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JEREMY MORRIS: Toda una vida de buena música

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Conocí al norteamericano (Kalamazoo, Michigan) Jeremy Morris en los mediados 90, a raíz del maravilloso "Pilgrim's Journey" (1995/ Kinesis). Un álbum que te llevaba a los mundos mágicos de Anthony Phillips o Steve Hackett sin mucho esfuerzo.  Una auténtica obra maestra.  A raíz de nuestro fanzine Atropos, conseguí contactar con él,  entrevistarlo y seguir una buena amistad regular, entonces por carta, (Internet daba sus primeros pasos). Al cabo de unos años, otro gran amigo, el argentino Guillermo Cazenave, había hecho algunos discos con el propio ex-Genesis,  Anthony Phillips. Destacando el fantástico "The Meadows of Englewood" (1996/ Astral). Observé una fuerte afinidad de estilos entre Gill y Jeremy, ambos multiinstrumentistas. Se me ocurrió hacer "de celestino" y presentarlos. El resultado, varios discos juntos y viajes en concierto por USA, Londres y  España. Tocaron en el mítico The Cavern de Liverpool......Para dar el siguiente bolo en The Caver...

RMP - For The Light

Se trata de un proyecto de dos músicos del área de San Petersburgo: el guitarrista Vladimir Mikhaylov y el teclista Ivan Rozmainsky ayudados en este caso por Leoniv Perevalov al clarinete, Yurii Groiser en los tambores, Natalia Fyodorova al gusli (instrumento autóctono de cuerda y uno de los más antiguos de Rusia) y Anastasia Mikhaylova a la voz.  


Según leo en los créditos son miembros de diferentes bandas rusas entre ellos la de Roz Vitalis del que hablaremos en su momento. El sonido del gusli me recuerda a la antigua arpa céltica pero más monocorde y sin tantas posibilidades armónicas. En este disco no vas a encontrar una música que se quede fácilmente. Hay elementos etnicos de ambient, camerísticos, de folk, de clásica, de blues, de jazz y de influencias progresivas retorcidillas en ese mejunje llamado prog ecléctico. No te va a sonar a nadie porque son composiciones prácticamente instrumentales y muy personalistas con algún ramalazo vanguardista y sicodélico en su vena más intelectual y voces que se usan más como adorno. La música es fría y descriptiva, evitan prácticamente el lado melódico agradable para sustituirlo por música de aristas arquitectónicas, escenas cinematográficas o un paseo pictórico silencioso lleno de bodegones bien pintados pero sin alma. Es un trabajo para amantes de música aséptica. Para los que trabajan en una biblioteca y toman apuntes. Los que hacen mezclas con tubos de ensayo y gafas de 10 dioptrías o los que coleccionan estelas mortuorias mientras lo escuchan. En general para los que les gusta aburrirse y son felices. Hay mucha gente feliz no haciendo absolutamente nada. Esta música que sin duda a los que se aburren les parecerá muy interesante, me recuerda a aquellas películas de los años sesenta y principios de los 70´s tipo Bergman, Herzog o Lynch. Encantadicos de la vida estarían con esta banda sonora. 



Poco más tengo que añadir, pero este es sin duda un disco particular para que coleccionen los más entusiasmados en cosas peculiares. De todas formas, yo no veo la luz aunque la temática del trabajo sea esa precisamente. Por otra parte, es gente con buenas referencias y músicos de altura. La cuestión de la emoción ya es otro cantar.
Alberto Torró






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