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Love Live Life – 殺人十章 = 10 Chapters Of Murder (1972)

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 No hay duda alguna que la visión de los japonés en los 70’s siempre ha sido algo digno de apreciar, hoy en día cualquier manifestación que deslumbra Japón en cuestiones de ARTE logra ser algo memorable, freak y hasta de una delicadeza bárbara. Este álbum es justamente eso, y me gustaría que ustedes puedan apreciar un poco más de esa performance que solo Japón sabe manifestar en su música.10 Chapters Of Murder - from Colin Wilson's Encyclopaedia of Murder es un álbum singular, quizás no logre ser extremadamente avant-garde pero logra llegar a un punto muy alto dentro de su concepto y se vuelve una experiencia fascinante.   Debo confesar que este álbum es una obra aun "fresca" para mis oídos y todavía no salgo por completo de su performance, sin embargo para mí esto es toda una aventura sonora al extremo pues es como navegar por ríos peligrosos, en si una verdadera experiencia. Si bien sabemos que los "conceptos artísticos" de los japoneses en ocasiones son bizar

APPALOOSA - Appaloosa (1969, Columbia)

En la década de los sesenta se conocía el estilo que practicaba Appaloosa como folk barroco, catalogación que ya pegó la prensa sobre esas espaldas de trovadores aventajados llamados Donovan o Tim Hardin. El compositor y guitarrista John Parker Compton es el culpable de una osadía que encandilaba a la juventud de largas miras, ideólogo que a medias con Robin Batteau se adelantó a padrinos y contemporáneos. El conjunto llegará a cuarteto, pero la pareja de artistas moverían la maquinaria del núcleo para adentrarse en bosques no frecuentados por aprendices u oportunistas. Al Kooper produce su carta de presentación, un vinilo tan bello como la fotografía del dormido caballo blanco incluida en la contra de su carpeta. 


Sólo con acercarse a la osadía que constituye una canción como “Thoughts Of Polly”, con un final que pareciese extraído de una sesión de psicodélicojazz rock, ya es para pensarse si realmente Appaloosa era un proyecto de su tiempo o unos alpinistas que tomaban riscos inexpugnables antes de que el resto de colegas de profesión saliesen del campamento base. “Tulu Rogers” es Bob Dylan, abrazo de unos The Byrds puramente folkies y el Donovan con arreglos de cuerda –Batteau y Gene Rosov se encargaban de las ambientaciones sinfónicas con su violín y chelo en ristre–. El easy listening introduce un “Bi-Weekly” que pronto desciende por las playeras dunas californianas, enfrentando su relajo con el extraordinario efecto de percusión que logran para “Rivers Run To The Sea”. 


El rock & roll les encuentra en “Now That I Want You” y “Rosalie” les mantiene en la carretera dirección a Nueva Orleans. Este LP se hace más grande con el paso de las once canciones que se aglutinan en su interior, al igual que gana en prestancia y mérito con el devenir de las modas a las que siempre pillan con el paso cambiado preguntándose de dónde salen estos marcianos encantadores.
por Sergio Guillén

 







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