No, no fue una banda del lerdo de Simpson homenajeando a sus queridos Grand Funk! Éstos eran de Texas y comenzaron sobre el 67, cuando aún estaban en la high school. Primero montando los inevitables covers, hasta que en los próximos meses se atreven con su propio repertorio. Editan un single con "I Never Cared for You", de Willie Nelson, que vende en su región más que bien (normal, siendo tejanos). A raíz de ésto, Columbia se interesa por ellos y les pide un segundo single antes de ficharlos por una considerable suma. Pero no quedan convencidos con éste segundo intento. A todo esto, los días del single tocaban a su fin. El long play es el futuro y a ello se entregan Homer de lleno. Por entonces, la banda la forman Phil Bepko y Frank Coy (voces), Galen Niles y Howard Gloor (guitarras), Gene Coleman (batería) y Chet Himes (bajo). Éste último será el encargado de la grabación del álbum, en un Ampex 8-track studio, junto a Chris Geppert (luego conocido como Christopher Cros
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GEORGE GARANIAN AND MELODIYA ENSEMBLE - Labyrinth (1974) (RUSSIAN PROGRESSIVE ROCK)
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Pues rebuscando en el armario de curiosidades soviéticas me encontré con esta perla perdida en el espacio y el tiempo y al escucharlo sentí asombro y curiosidad.
Georgy Aramovich Garanian de origen armenio resultó ser uno de los grandes del jazz y un precursor del estilo en su país de origen. Nació en Moscú en 1934 y falleció en 2010, llegando a ser un músico respetado por esas tierras heladas e intempestivas. Se formó en el conservatorio de Moscú. Fue de los primeros jazzmen soviéticos que comenzaron a tocar en la URSS nada más terminada la segunda guerra mundial con su saxo alto y las primeras Big Band. Su currículum es impresionante. Ha tocado con todos y en todos sitios y ha recibido varios premios internacionales. Su discografía es generosa y supongo que habrá de todo desde convencionales standars de jazz a música propia así que lo dejo para los curiosos que quieran investigar. Pero lo que sí me ha picado la curiosidad es este disco de 1974 con su Big band llamada Melodiya Ensemble.
Escuchando este vinilo me doy cuenta de la cantidad de riesgos sonoros y novedosos que se inventaron en aquella década independientemente del país de origen. He estado moviéndome por youtube para escuchar algo más de este señor, pero la verdad por lo poco que he oído es que la mayoría de sus álbumes entran dentro de lo predecible y bastante comercial. Por lo que me temo que esto debió ser una excepción en toda regla.
El asunto de este disco no deja de ser curioso. La sonoridad es muy extraña. Es como si de repente a una banda de baile le dé por escuchar a Miles Davis a Zappa y al Soft Machine de los álbumes 3-4-5, lo agitasen todo bien y lo vomitasen en cuatro temas de 7 a 10 mtos de una enorme calidad instrumental dentro de la fusión y el free, pero con una estructura orquestal muy similar a los tiempos del Grand Wazoo zappero. Bajo con distorsión a la Hugh Hooper en “Labyrinth” la pieza título y curiosa mezcla con la orquesta apareciendo ocasionalmente, guitarra ácida y primitiva con la percusión selvática en primer plano. También me recuerdan algo a los primeros instrumentales de los Chicago Transit Authority. Sonido a la Coltrane y piano líquido protagonizan “Marina” con una sección rítmica a la Soft Machine pero sin perder un constante y extraño encanto melódico.
Es jazz evidentemente, pero estamos en 1974 y las locuras del jazz rock y diversos híbridos espontáneos estaban en plena forma y estos rusos tomaron buena cuenta de ello. La alternancia de constantes solos, los típicos y peculiares cambios de tonalidad que encontramos constantemente en estilo Canterbury están presentes y todo es un agradable viaje. Los arreglos no obstante son los clásicos de una big band en toda regla. La tercera toma “Lenkoran” nos lleva por caminos funk pero se nota ligeramente la mano influencer de Ellington o Bassie en los lujuriosos arreglos. Los instrumentos de viento están pasados por pedales y efectos electrónicos de sordina que nos recuerdan de lleno en lo jazz prog más setentero y hasta experimental. Esos ecos procesados a lo Elton Dean inconfundibles y un swing irresistible nos meten en la cuarta y última pieza “Fiery River” donde Garanian se multiplica en garabatos sonoros absolutamente free mientras el ritmo funky con solo drum incluido, no cesa.
En definitiva este es un álbum sin desperdicio tanto para amantes del jazz como para progres de la fusión rock. Me he salido de la línea sinfónica por esta vez, pero me apetecía comentaros esta rareza. No obstante, hay muchos discos de este jazzmen por la red así que vosotros mismos.
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