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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

HORIZONT: Summer In Town (1985) & Portrait Of A Boy (1989)

Qué pena que en su momento no pudiésemos escuchar discos como estos. Una verdadera lástima. Pensar en los 80´s en la posibilidad de que en la Unión Soviética se estuviesen grabando estas cosas es algo que siempre me pasó por la cabeza como si de una premonición se tratase. 



Si los británicos con su pompa y circunstancia fueron capaces que crear el rock sinfónico, con más razón si cabe, podían hacerlo los rusos. Pero no es lo mismo nacer en Inglaterra un país democrático que tuvieron a Edward Elgar, Gustav Holts, Delius o Vaugham Williams y plena libertad para utilizar instrumentos provenientes del rock para hacer incluir música clásica en composiciones híbridas y atrevidas que incluyesen el jazz, el folk, el blues o el rock´roll y una libertad creativa de la que carecían los países atados y bien atados. Rusia tenía un legado de compositores superior incluso pero no surgió la magia de la alquimia para hacerlo plenamente posible. Por si alguno no lo sabéis el primer gran festival de rock 

En España se celebró en la ciudad de Burgos el 5 de julio de 1975. Hacía muy poco que había muerto Franco y la vida en España era en blanco y negro como el NODO (un edulcorado informativo de propaganda del régimen) más aquello fue algo inusual por no decir raro. Una especie de Woodstock en cutre que terminó siendo un desastre en sonido y organización como cabía esperar. Pero sentó un precedente. Las autoridades fascistas, porque en aquella época al igual que ahora, el odio a la cultura así como a lo que no se conoce o a cualquier manifestación artística, fue algo enfermizo y patológico y no solo en los estamentos oficiales sino también a pie de calle y en cualquier sitio. El retraso y lavado de cerebro era tal que llegaba a extremos surrealistas. Los burgaleses dijeron que aquello fue “la invasión de la cochambre”. “Sodoma y Gomorra” y una juventud degenerada y sucia que ofendía a la gente de bien. Hay que aclarar que en 1975 el analfabetismo y la beatería en mi país, una cosa inseparable de la otra, eran mucho mayor que en el resto de Europa. Un gañán en España no tiene equivalente en otras culturas, es un producto propio, pero aquí llegan a las instituciones e intentan joderte la vida. Esto es literal.

 Pues fijaros que puedo imaginarme algo parecido en la URSS. Chavales a escondidas contradiciendo las normas yendo a sitios raros y de despendole, pero recogiéndose el pelo a la salida. Abrochándose la chaqueta o apretando la corbata y el último botón de la camisa gris del partido cuando hacían vida laboral o social y una prudencia extrema de camarada y sumisión a la hora de hablar o comportarse. En España tenías que apartarte el pelo para la foto del DNI aunque solo fuese un simple flequillo al tiempo que escuchabas algún comentario del funcionario de turno nada agradable y si ingenuo de ti dabas un morreo o achuchón a tu chica en la calle, la bronca y desprecio público la tenías asegurada solo por ser joven y por consiguiente rebelde sin causa. Por cierto, aquí a día de hoy, una persona culta, honesta, abierta y tolerante es llamada progre de mierda aunque sea un venerable anciano. No hemos cambiado.



Horizont tenían una fuerte base académica y un absoluto amor por la tradición clásica rusa pero también conocían a los grupos occidentales como ELP, Yes, King Crimson, Genesis Henry Cow o Magma. De hecho, su propuesta es mucho más arriesgada que los arquetipos prog y están más cerca de una banda de rock de “cámara” a la R.I.O pero con un tremendo poso sinfónico. “Verano en la ciudad” se grabó en 1986 y contiene solamente tres largas piezas de una calidad extraordinaria. Es un rock sinfónico con una fuerte influencia que parte por un lado del prog británico y por la otra música de raíces autóctonas. Prácticamente toda la composición recae en teclista Sergey Kornilov. 

La banda son originales de la ciudad de Gorki (hoy llamada Nizhny Novogrov). Se formaron en los años 70 y tuvieron que esperar casi 9 años tocando por doquier hasta ver la luz a este su primer LP. Solo tres piezas: “Snowballs” (8.35) “Chaconne” (10.37) y “Summer In Town” (18.44). Sinfónico del de verdad marchando cerca de los primeros “The Enid” a veces y a simple vista, pero también con un retorcido gusto por lo experimental y vanguardista. Me parece estar escuchando al Prokofiev más extremo o a los futuristas pos revolución años 1920 a 1930. También este disco tiene melodías de guitarra solista que pueden recordarte a Yes y a teclados épicos familiares sin reparos incluso invierten en oscuros recovecos que parten de la escuela clásico-contemporánea del siglo XX. Olvídate pues de comparaciones con los de siempre. Es un disco extraño y muy progresivo orientado al conocedor y degustador de rarezas por lo que no lo recomiendo al fan del neo prog. 




Temas
1. Snowballs (8:34)
2. Chaconne (10:37)
3. Summer In Town (18:46):
- March 
- Minuet 
- Toccata

La música es completamente original y atractiva difícil de comparaciones y lo va a ser todavía más en el siguiente; “Retrato de un chaval” de 1989 donde los puedes meter en la familia del rock en oposición y el rock de cámara experimental sin ningún problema. No se pueden separar ambos trabajos. Este disco parte de donde lo dejaron en la cara B del primero. La música es cada vez más experimental. Me sorprende el sonido de ciertos temas donde a ratos pareces estar oyendo al King Crimson época actual adelantado en el tiempo. 



La primera pieza “Portrait Of A Boy” Suite en tres movimientos que me recuerda ligeramente en algún momento a la extraña marcha irónica de la sinfonía Nº 7 “Leningrado” de Shostakovich pasada por filtros de extraño jazz rock fusión-clásico vanguardista áspero y raro de cojones. Magma estarían encantados pero los rusos no cantan. Su música compite en desafío, complicación y mala leche sonora con el Zeuhl pero lo desvirtúa completamente a su manera. A veces pareces estar viendo a tíos currando en siniestras fábricas de acero, otras los ves en una taberna hasta el culo de vodka haciendo un calvo y otras con una resaca inmensa perdidos en un laberinto sin fin mientras Juan Sebastian Bach se descojona en pelotas haciendo fugas en el órgano. No te digo que lo escuches una vez sino muchas. Ahora bien, si se te atraganta déjalo. Si la música por el motivo que sea no es de tu agrado, mejor será dejar que el tiempo defina lo que nos sirve o no y no insistir si no te atrapa. Esto puede parecer una obviedad y de hecho lo es, pero si el cerebro no tiene un entrenamiento musical auditivo lo suficientemente amplio no se puede forzar la máquina. 




Temas
1. The Portrait Of A Boy, Suite In 3 Movements (19:50)
2. Prelude Fis Moll (4:06)
3. Guy's Solo (The Fragment Of The Ballet "Fahrenheit 451") (3:36)
4. The Final Of The Ballet "Fahrenheit 451" (8:21)
5. Vocalise (3:49)

Durante el disco la melancolía es patente y su tradición eslava melódica absolutamente clara en piezas como “Prelude fis moll” donde el hundimiento moral está perfectamente representado. La música rusa siempre refleja de alguna manera la desesperanza. Las imágenes sonoras no son felices. No hay “happy” occidental de vida superficial y cómoda. La vida no es cómoda sino es a través del autoengaño. La música de nuestro mundo occidental de plástico carece de la profundidad de la música de origen germánico o eslavo. Si queréis llamarlo metafísica adelante. Yo aunque ateo radical porque la desilusión y el fraude de la existencia es la única realidad en nuestras vidas, encuentro que algo me inquieta cuando oigo las sinfonías de ciertos compositores y siento cierta envidia de que ellos puedan ver a un dios imaginario y yo no. Todo podría haber sido tan distinto de no haber venido a este mundo… quien sabe.
Alberto Torró






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