No soy muy proclive al prog moderno, aunque reconozco que a veces hay cosas interesantes. Una de las peculiaridades del estilo es que con los años se ha ido abriendo cada vez más por cauces más variados, eso que llamamos ecléctico que bien puede acabar en un puzzle indefinido o en un nuevo resultado de la química sonora. Como ya dije la semana pasada en los tiempos distópicos y desagradables que por desgracia nos tocan vivir, es fácil encontrarnos con músicas que así lo reflejan. Cada vez la música es más áspera y más infeliz y uno que contempla la degradación humana a diario y el camino hacia la locura que tanto por la política deshumanizada del negocio y poder, así como por la disminución de inteligencia global y aumento de la maldad en el planeta se da cuenta que ya no hay vuelta atrás. Cada día será peor que el anterior, bien sea por el clima y cambios naturales o por guerras en todos los frentes. No me toca decir a mí si la inteligencia artificial será algo mejor o peo...
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MYTHOPOEIC MIND - Mythopoetry (2019 / MM)
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Que no se empeñen Prog Mag, Classic Rock, Mojo, Q y demás revistas británicas del gremio. El cetro progresivo de éste segundo renacimiento, es de Escandinavia. Que si lo situamos aproximadamente en 1995, va a cumplir pronto 25 años. Bastante más que la primera generación.
Y dentro de ése maravilloso mundo escandi-prog, los noruegos Panzerpappa llevan aportando ya siete esplendorosos discos entre el R. I. O más cuerdo y el Canterbury nunca olvidado. Su saxofonista-teclados, Steinar Børve, ha decidido poner en circulación un proyecto paralelo llamado Mythopoeic Mind. Para ello ha contado con una selecta plantilla de colaboradores con nombres trabalenguas, casi todos miembros de bandas como Gentle Knife o Pymlico. Aprovecho para recomendarlos efusivamente. El mezclaje y mastering de éste debut, - que tiene un algo de inspiración-tópico Tolkien -, ha sido obra de Trond Gjellum (percusionista de Panzerpappa) y el casi mítico ya, Jacob Horn-Lupo (White Willow).
La "Prologue Song" (2'34) rezuma romanticismo y olor a naturaleza (con su puto polen y todo). "Prey" (6'52) ya entra en materia como unos Gentle Giant mutados con UK. La melodía vocal tiende al jazz rock, más british que yanqui. Así que algunos tics y arreglos suenan a clásico National Health, lo cual me llena de gozo y satisfacción. La guitarra homenajea a Holdsworth y los teclados son una exuberante jungla de sonidos analógicos bien queridos por todos los parroquianos que lean esto. Perfecta rola en su ejercicio canterburyano. Eso mismo mezclado con enigmáticas corcheas crimsonianas nos trae "Mount Doom" (10'14), que luego toma forma hackettiano-genética, con una muy original melodía instrumental.
Nada como un buen derroche de inspiración para convencer al más escéptico de que éstos noruegos son "la nueva chica en la oficina prog". Y está buena que te cagas. Machismo? Comparar música hermosa con una bella mujer me parece el mayor de los analogismos. Y esto es música hermosa, vaya que sí, sin envidiar a ninguna Miss 70s. "Train Of Mind" (6'39) vuelve a un pseudo-Canterbury gótico crimsoniano, donde aparecen los vientos de Steinar por primera vez. Dando agilidad al instrumental, con retozones bajos que, unido todo, recuerda poderosamente a Pekka Pohjola, uno de mis héroes finlandeses de siempre.
Otra sincera demostración de amor prog 70s es "Sailor's Disgrace" (13'39). Retro de corazón, con ganas de ganarse a la Yes fandom. Y sombras chinescas del "Lizard" del Rey Crimson, de Soft Machine en sus álbumes numéricos, de eternas vibraciones sin fecha de caducidad. Porque el que hoy vende modernidad en el rock progresivo, todavía no se ha enterado de que va esto. Un género de pleno derecho. Y como tal, ha de sonar tan a 70s como se pueda. Como el be-bop a 40s, el rock'n'roll a 50s, el synth-pop a 80s o el grunge a 90s. Mythopoeic Mind, y toda Escandinavia, lo saben. Por eso son los putos amos del género, no le des más vueltas.
"Epilogue Song" (2'40) termina como empezó, con paz espiritual y plena tranquilidad ante unos deberes bien hechos. Que quieren que les diga, un discazo.
Totalmente de acuerdo con la reseña y los comentarios vertidos en ella.
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