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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

BROTHER APE ‎– Turbulence (2009)

Con la inventiva “Welcome the Future” se inicia el cuarto álbum de este sorprendente trío sueco. La condensación de ritmos contemporáneos, la guitarra expresiva y enérgica, las atractivas y dulcificadas voces melódicas y los desatados arreglos electrónicos orquestales, enfrentan diferentes estilos en una extraña alquimia que te preguntas como realmente funciona. Es una pieza chocante pero tremendamente efectiva. Es muy difícil encuadrar lo que estás oyendo y lo curioso es que tampoco se define como complicado. No hay referencias aquí de ninguna banda conocida. Es música original de unos músicos que consiguen engancharte. 


“Footprints” tiene unos breves segundos de harpa factoria Disney en el inicio pero se corta con un imprevisto golpe brutal de instrumentación casi industrial y voces muy forzadas, donde nos acercamos casi al mundo metalero. Es una pieza dura demasiado radical y áspera de todo lo que he escuchado de ellos hasta el momento y que personalmente no me agrada excesivamente. Instrumentalmente me recuerdan en parte a los últimos Zeppelin época 79-80 aunque reconozco que la guitarra y el endiablado riff llevan un trabajo de mil demonios. Seis minutos tremendamente pesados. 

“No More” cambia completamente de registro y amortigua algo la jaqueca anterior. Me suena algo indie y también algo insulsa. “Who Will Be Next” vuelve a la agresividad y a los métodos modernos de sonido prog. Algo ha cambiado respecto a los discos anteriores y me suena como excesivamente producido. Esta crítica la estoy haciendo al igual que las anteriores sobre la marcha de la escucha con lo cual me obliga a confiar en mi propio criterio. Sinceramente de momento me preocupa bastante este disco ya que lo veo como excesivamente saturado de sonido. La cortita “Early” es simplemente un ejercicio de guitarra acústica sin más. 

“Turbulence” da título al álbum y creo que la propia palabra lo dice, mucha turbulencia y agresividad. Realmente la grabación está muy saturada. La melodía me dice que estoy escuchando a Brother Ape pero la música salvo el primer corte de este disco no está tan bien orientada como los anteriores y es una pena: más hard y ruidera por doquier arruinan lo que podría ser una excelente pieza. 


En “No Return” nos vamos a los 9 mtos y las guitarras dobladas. La estructura de la composición ha mejorado bastante y la melodía es bonita pero insisto en que el de la mesa de mezclas debe estar cascando o tomándose una cerveza porque ocurre lo mismo que en las demás cancines: no se da cuenta de que bebe bajar la mezcla de la consola. Chirría demasiado y que lástima que el excelente solo zappero no brille en claridad. Las voces están confusas por lo mismo. Realmente no lo entiendo salvo que por alguna extraña razón hayan querido que suene así. Cuando las acústicas se quedan solas suena algo más limpio pero no es excusa. 

“Autostrada” tiene un tinte igualmente de original que al principio del CD. La polirítmia de golpes de caja al borde del aro está bastante bien y los dos niveles contrastados entre los arreglos más graves de fondo y los sonidos de sinte del plano intermedio son interesantes. Puedes acordarte quizás un poco de las atmósferas de Pat Metheny y Lyle Mays pero el marcador rojo de sonido sigue en alerta y no hay manera. Termina la cosa con “Lifeprints” que comienza en forma de balada pero pronto el desastre sonoro se avecina. 


En definitiva es el disco más bruto de estos señores que no se en que estarían pensando. Las ideas son prometedoras y a veces atractivas, pero insisto en que una mala mezcla como le ocurre a este trabajo, arruina el disco por completo. Una decepción y me fastidia mucho hacer una mala crítica pero así son las cosas, así las contamos y suyas son las conclusiones. Me he permitido averiguar algo del siguiente trabajo para la siguiente semana, por si acaso. En principio pinta mejor. Ya veremos.
Alberto Torró










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