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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

MICHAEL PINNELLA - Enter by the Twelfth Gate (2004/InsideOut)

 Michael Pinnella es el teclista de los metal-proggers, Symphony X, que son de los pocos que respeto en ése campo junto a Dream Theater. Pero si alguien está pensando en tornados devastadores de watios, moldeados en cambios barrocos,  ya se puede ir olvidando. Éste fue uno de mis discos del 2004. Y si lo hubiera hecho Rick Wakeman, hubieran atronado las campanas de Notre Dame. 



A los 6 años, Pinnella ya era un portento al piano. Y cuando descubrió a Emerson, Wakeman y Lord, se le abrió un nuevo mundo. Que fusionó con el que ya tenía con Mozart, Chopin y Bach. Ahora imagina. Se aprecia instantáneamente en el comienzo de su debut, con "The White Room". De romántico calado, donde Chopin reina en sus dedos al piano, y Wakeman en los del MiniMoog. Son 13 piezas no excesivamente largas, pero sí densas, trabajadas milimétricamente al segundo, produciendo emociones muy profundas de marcada raíz europea.  Un mérito viniendo de USA. La batería,  bajo y todo lo que oigas (o creas que oyes), es producto de éste loco genio maravilloso. De similar corte es "Edge of Insanity", donde sus espeluznantes fraseos sintetizados recuerdan a Tony Macalpine. Que si recuerdas, es tan sensacional guitarra como teclista. Hasta el título del tema pone sobre su pista. A éste teclista el shred guitarrerro no es que le sea indiferente, teniendo de compañero de banda a Michael Romeo. Simplemente él mismo puede hacerlo con sus vertiginosas teclas. En "Piano Concerto #1 mvt.1" nos adentra en una especie de banda sonora a la "Vidocq". A mí me recuerda poderosamente a  imágenes de aquella lúgubre,  misteriosa y brillante película. 

"Enter by the 12th Gate" es pura clásica impresionista. Huele a Ravel o Debussy, a siglo XIX con toda su aura pre-industrial de estética pro-steampunk. Cuando entra la batería  (o algo), los sintes se encargan de asemejarla a tonalidades contemporáneas tipo Jordan Rudess en solitario. El gusto por Prokofiev o Bartok de Keith Emerson se escenifica en "Falling from the Sky", una maravilla al piano y coral sampleada fuera de éste mundo. La siguiente casi parece una positiva intro de Yes, se llama "Welcome to my Daydream" y en "Going for the One", con Jon Anderson ofreciendo buenas vibras, hubiera quedado perfecta. Los sintes enamoran al más gélido. Los movimientos 2 y 3 del "Piano Concerto #1" se resuelven ahora de seguido, con unas cuerdas sintetizadas exquisitas y total admiración emersoniana. La parte 3 tiende más a la introspección del Grand Piano. Para tornar a los clásicos rusos tipo Stravinsky. "Live for the Day" nos devuelve al presente de forma prog-cinematográfica,  muy al modo Tomas Bodin cuando se pone épico. Una gloria, cómo compone éste hombre. 

La única no perteneciente a Pinnella es "Etude OP.42 #5", propiedad de Alexander  Scriabin. Un alumno de Listz que es interpretado de maravilla, y sí,  suena prog por un tubo. La imaginación se dispara (de nuevo) con "Moracan Lullaby", en otro extracto perfecto para imágenes de cine. Lástima de su brevedad. Lo mismo ocurre con la belleza de "Departing for Eternity", en etéreo vals ectoplásmico en abandonado palacio vienés. La final "Cross the Bridge" vuelve al romanticismo combinado con virtuoso prog wakemaniaco de tremendo efecto emocional. 



Cuando todo el mundo estaba matando de aburrimiento al oyente con cedeses de 90 mts, Michael Pinnella resolvió su debut en 44, llenos de vida. Absolutamente imprescindible dentro del post-Renacimiento progresivo, en mi opinión. Que no tuvo seguimiento hasta 10 años después con "Ascensión". Pero eso ya, es otra bonita (pero menos), historia.

J.J. IGLESIAS


 

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