Entrada destacada

BIG DADDY KINSEY - I'AM THE BLUES (1993)

Imagen
 Siguiendo el ordinario recorrido que emprendieron la mayoría de los bluesman emergidos del Delta hacia el auspiciado norte, Big Daddy percato que en Indiana la escena del blues no era para nada despreciable. En la misma, tipos como Albert King,John Littlejohn y John Brim animaban el circuito, por lo tanto el viejo deseo de Lester Kinsey se quedo al plantar bandera en Gary. Con una modesta paga como conductor de grúas y una erudición notable en la guitarra slide, comienza a desandar una etapa fructífera a nivel personal, pero que no pudo plasmarla en algún vestigio porque para tal fin había que trasladarse a Chicago y el estar mucho tiempo alejado de su familia ,no lo convencía en absoluto. Entonces, tuvo el reluciente planteamiento de formar una banda emparentada junto a sus hijos, en la que sobresalía el guitarrista Donald, que años mas tarde acompañaría al rey Albert y Bob Marley, en sus respectivas agrupaciones. Este proyecto familiar fue bautizado como "The Kinsey Report...

TOPO - La Jaula Del Silencio (2000, Pies Records)

 Cuando en el Madrid de los 70 se quiso probar eso del rock progresivo sin perder el carácter urbanita y crítico, algunas formaciones musicales arriesgaron con lo experimental dándole un carácter más cercano, olvidando excesos no siempre convenientes. Uno de los primeros nombres que vienen a la cabeza es el de Asfalto, banda de la que partirían José Luis Jiménez y Lele Laina para establecerse bajo la capa de Topo. Paso a paso, y por medio de cuatro LPs de estudio, el combo se quita la corbata de arreglos sinfónicos para sentarse en el taburete de un pop rockerizado siempre a pie de calle y periódicos matinales. 



Por ello, de Topo a Ciudad De Músicos –otro disco para inquietos que durante años pareciese deglutido por el olvido y que finalmente Leyenda Records, en un acto de justicia, reeditó en CD– se huele singular propuesta, liderada entonces únicamente por Jiménez. Entre medias de la ruptura y su regreso en 2000 les golpearía la muerte de Terry Barrios (campechano y barbudo baterista de sus primeros tres vinilos), Lele y José Luis regresarían de forma puntual a Asfalto (El planeta de los locos) y un fichaje por Pies Compañía Discográfica sacaría al reformado cuarteto del descanso –ahora con Sergio Cisneros y Roger Castro–. 

A pesar del horrendo diseño de empaque propuesto para la obra, firmado por Raúl Blázquez, y del mal trato que recibirían de su nueva disquera, que a la postre acabó hundiendo La Jaula Del Silencio, este disco compacto es una gratificante grabación que recoge el espíritu de los Topo de siempre. Sus letras manejan la familiaridad del vecino o la noticia radiofónica diaria, disfrutando de continente espaciado si nos referimos a “Dime qué precio pagarías por tu libertad”, “Un duro de amistad” o “Quemar las banderas”. Sus intenciones como seres humanos libres quedan cristalinas en “Trotamundos” y “Soy una montaña”. 



Guiños a “Mis amigos dónde estarán” en los últimos compases de “El bar” –que igualmente tiene esa cara de barrio reflejada en “Plaza Vieja” (parte del Ciudad de músicos editado en el 86)–, y continuación cogiendo la mano a “Cruce de caminos” de una de sus bazas fundamentales firmadas para Marea negra, “Cantante Urbano”. “La vida” nos demuestra que el bucle diario puede ser menos, como las penas, sólo que gracias al amor y no necesariamente al pan. Incluso se dan comba para acercarse a las nuevas tecnologías con un puntito de humor ácido (“Cibernecio”). ¿Para cuándo una continuación?

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


 

Comentarios