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Ardo Dombec – Ardo Dombec (1972)

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 Olvídate del krautrock galáctico, los sintetizadores voladores y las odiseas en LSD. Esto no es Tangerine Dream, esto es una pelea de borrachos en una cervecería de Hamburgo con saxofón afilado y batería que suena como si patearan un motor diésel.  Ardo Dombec no hace música para flotar: hace música para tropezarte con un adoquín, abrirte la ceja, y que el ritmo siga sangrando por ti. Su único disco es una anomalía: demasiado sucio para los puristas del jazz, demasiado técnico para los salvajes del garage, y demasiado alemán como para importarle todo lo anterior. Suena como si Zappa se hubiese cruzado con Can en un taller mecánico y hubieran grabado con resaca. Guitarras que escupen aceite, saxos con mala intención, y una batería que parece haber aprendido a tocar en medio de una huelga de transportistas. Cada tema es una curva cerrada en una carretera sin señalización, con humo negro saliendo del capó y un loco gritando indicaciones desde el asiento trasero. No es bonito. No...

The Charlie Daniels Band – High Lonesome (1976, Epic)

En 2000 la película norteamericana titulada Bar Coyote volvía a poner de moda el mundo de los camareros –camareras, en este caso– espectáculo, aquellos ínclitos currantes de la barra que popularizasen Bryan Brown y Tom Cruise en sus correrías ochentas. Pero había algo más que volvía a revalorarse: la música del combo practicante de southern rock The Charlie Daniels Band. La canción “The Devil Went Down To Georgia” se compilaba en la banda sonora de aquel entretenimiento en honor a las palomitas y las tardes ociosas. La historia de un violinista vaquero que se enfrentaba con el propio diablo a un duelo instrumental. Nuevamente se vende el LP Million Mile Reflections (1979) y algún que otro recopilatorio. Pero pocos serán los que, fuera de Estados Unidos, se sumerjan en la extensa discografía de los muchachos de Charlie Daniels. 



Por ello seguramente, High Lonesome siga siendo a día de hoy un tremendo desconocido, ese viajante perdido en el tiempo que en sus bolsillos atesora un tema de apertura como “Billy The Kid”, verdadera oda al oeste con revolver, cartuchera, amores de cantina y tragedia. Una composición que narra los altos y bajos del pistolero, ofreciendo en sus desarrollos instrumentales una concepción casi progresiva del género, muy a lo The Allman Brothers Band cuando sacaban a pasear su talento arrollador. “High Lonesome”, el tema título, se decanta por el blues preciosista, y “Tennessee” digiere el orgullo de un estado al que regresar para recuperar el aliento perdido. 



Pero podían ser más duros que una piedra, arrancar canciones quedándose a un paso del “Mississippi Queen” de Mountain (“Turn My Head Around” con ese «trata a la mujer como a una dama, y a tu dama como a una reina»). Y para los más dados a la marcha en el “saloon”, “Right Now Tennessee Blues”, el desgasta botas de montar. Ideal compañero para trotar por los cruces de caminos polvorientos.  

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


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