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BLUE ŐYSTER CULT - Ghost Stories (2024/ Frontiers)

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 A cuatro años de su último álbum real "The Symbol Remains", Blue Őyster Cult dicen que adiós al estudio. Lo normal sería lo contrario. Que dejaran las agotadoras giras, todavía más pesadas a su edad, y se interesaran por crear.  Pero a éstas alturas, dudo que el romanticismo les importe algo. Se la suda un ciento. Saben que la pasta está en los directos, aunque tengan que morir sobre un escenario. Y eso que aquel "The Symbol Remains", haciendo criba y dejando 40 minutos, dejaba ver un buen álbum.  Sobraba paja ajena a la banda. Me encanta el título con segundas del "nuevo", "Ghost Stories". Entrecomillo porque de "nuevo" no tiene nada. Que se trata de material raro e inédito del 78 al 83. O sea, con la formación estelar mayormente: Albert Bouchard (batería,  bajo, voz), Joe Bouchard (bajo, guitarra, teclados, voz), Allan Lanier (guitarra, teclados), Eric Bloom (voz solista, guitarra, teclados) y Donald "Buck Dharma" Roeser (g

AMERICAN TEARS - Powerhouse (Columbia, 1977)

 Hablar de Mark Mangold es hacer un resumen de la historia del rock en USA. Su primer grupo resaltable fue Valhalla, abrazando la tardo-psicodelia de 1971, en línea The Doors o Vanilla Fudge, y registrando un magnífico homónimo álbum inmerso en el género. Ahí ya se podían escuchar sus devaneos al órgano y piano. 



Viendo que el próximo paso lógico estaba siendo el rock progresivo, funda el trío American Tears con Gary Sonny (guitarras y bajo) y Tommy Gunn (batería), encargándose el propio Mangold de teclados y voz. A la manera de unos ELP americanos, (y por lo tanto con paralelismos con Mike Quatro Jam Band), editan los recomendables "Branded Bad" (1974) y "Tear Gas" (1975) en toda una Columbia como amparo artístico. Si bien en éste último Sonny ha sido reemplazado por Greg Baze (bajo, voz). Se podría  decir que la calidad de la banda va in crescendo, por lo que aún sin ser unos megavendedores, Columbia los retiene por lo que pueda pasar. La política de compañías de antaño era un camino de largo recorrido, donde al artista con potencial se le cuidaba y ofrecía la confianza suficiente para sentirse seguro. Por eso no es extraño que casi todos los grandes de los 70 hicieran sus obras maestras, bien entrada su carrera. Por supuesto comparado con la actualidad, estamos hablando de ciencia ficción. Si no hay pelotazo a la primera, estás fuera. 

Así que tras dos buenos discos de prog-hard orientado a canción,  (y cercanías a Stories), llega "Powerhouse" en 1977 con formación de cuarteto. Mark Mangold ha desmantelado la vieja American Tears y llega la nueva con Craig Evan Brooks (guitarras y compartiendo las labores de cantante solista con Mangold), Kirk Powers  (bajo, voces) y Glenn Kithcart (batería). Como de costumbre, todas las canciones han sido compuestas por su teclista líder,  aunque en la producción acreditan a American Tears por primera vez. Y el hard rock entra con pleno derecho en el mundo de la banda. Con nada escondidas referencias a Kiss (que mandaban en USA), en "Slow Train", y aderezo de slide guitar, teclados y coros angelicales. O sea que Kiss sí, pero en el colmo de la sofisticación. El recién estrenado pomp rock se revela en toda su magnitud con "Promise To Be Free", algo así como juntar a Procol Harum, Barclay James Harvest, Styx y Kansas. Equilibrio perfecto. Y canción redonda indiscutible. Donde los teclados y piano tienen su momento de gloria. 

Los casi ocho minutos de "Listen (Can You Feel It)", llevan otra fuerte influencia en ésta naciente etapa del pomp rock, los casi inventores del mismo, Queen. Otra monster - song que irradia magnificencia,  elegancia y fuerza, dentro de una naturaleza compositiva de "sangre real". Mangold imprime su firma claramente, y esto es radiable hasta el tuétano. Perfecta canción para djs con ganas de mear, con sus ocho minutos de esplendor, (by the way, mi copia es la promo USA de la emisora WFDD......por si la han perdido, que no esperen recuperarla). Es una de las dos rescatadas para el próximo  (pero el mismo) proyecto, Touch  (spoiler gordo). Aunque cercenada a la mitad, así que me quedo con ésta,  man. 

"Lookin for Love" tiene un aire al rock de San Francisco, que me recuerda a Jefferson Starship, Spirit  o Jo Jo Gunne, pero convertida al "americantearismo". Y un nuevo sobresaliente. La cara B se abre con "Can't Keep From Crying", que fue la elegida para el celebrado SFK. Una tremenda power ballad con excelso medio tiempo y la desplegable elegancia acostumbrada en los planteamientos instrumentales del grupo. Guitarra con sabor a Schon y Chaquico, (e incluso a Gilmour!), entre moogs y otros sintes propios del momento. Con vocales extraordinarios y ritmos en alza, sujetando los solos de Craig Brooks. Una pasada. El comienzo de "Don't Give It Away" parece los Yes del "Drama", pero unos años antes. Con Terry Luttrell, esto sería Starcastle. Casi rock tejano se antoja el comienzo de "Say You'll Stay", y de hecho, Craig Brooks tiene mucha influencia southern en sus ataques al mástil. Aquello pegaba fuerte, y la endogamia estilística era lógica. Podría formar parte del repertorio de la Atlanta Rhythm Section con facilidad. Por último tenemos "Last Chance For Love", otra repesca para el único de Touch. .....Y es que esto suena ya a Touch. 



Probablemente,  "Powerhouse" podría definirse como el primer álbum real de éstos,  ya que la formación no varía más que en el nuevo bajista, ahora Doug Howard, también cantante solista. Con lo que tres vocalistas se reunieron en la banda que sorprendió en la primera edición del Monsters of Rock de Donnington Park. Siempre me he preguntado cómo consiguieron ése bolo una banda como Touch. ....Tim Friese-Green, luego con Talk Talk, produciría ésa obra maestra que fue su debut, en 1980. Será la década de Mark Mangold, la entrante. Junto a Craig Brooks formarán parte del elenco del primero de Michael Bolton. Y nuestro teclista se convertirá en fuente de canciones para el ex-Blackjack, así como para toda la riada AOR de los 80. Además vendrán Drive She Said, The Sign, Mystic Healer y mil proyectos más. El último,  el llamar American Tears a modo de revival retro, a un disco evidentemente propio que debería haber salido a su nombre, "Hard Core" (2018). Muy bueno, pero de principio a fin obra suya. "Powerhouse" fue la antesala a Touch y eso, mis queridos feligreses, deja huella. Otra joya más para el bien llamado Mangold, el hombre dorado del AOR.

J.J. IGLESIAS


 







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