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BLUE ŐYSTER CULT - Ghost Stories (2024/ Frontiers)

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 A cuatro años de su último álbum real "The Symbol Remains", Blue Őyster Cult dicen que adiós al estudio. Lo normal sería lo contrario. Que dejaran las agotadoras giras, todavía más pesadas a su edad, y se interesaran por crear.  Pero a éstas alturas, dudo que el romanticismo les importe algo. Se la suda un ciento. Saben que la pasta está en los directos, aunque tengan que morir sobre un escenario. Y eso que aquel "The Symbol Remains", haciendo criba y dejando 40 minutos, dejaba ver un buen álbum.  Sobraba paja ajena a la banda. Me encanta el título con segundas del "nuevo", "Ghost Stories". Entrecomillo porque de "nuevo" no tiene nada. Que se trata de material raro e inédito del 78 al 83. O sea, con la formación estelar mayormente: Albert Bouchard (batería,  bajo, voz), Joe Bouchard (bajo, guitarra, teclados, voz), Allan Lanier (guitarra, teclados), Eric Bloom (voz solista, guitarra, teclados) y Donald "Buck Dharma" Roeser (g

Rush - Roll The Bones (1991)

 En Roll The Bones el trío apostó con firmeza en una búsqueda menos barroca de lo expuesto en el álbum Presto, refugiándose en el posicionamiento de un concepto de Power Trío como baza de juego favorable en el reencuentro con sus propias raíces, siendo conscientes de que eran los máximos lideres de un sonido de de múltiples virtudes propias. 



Iniciar la década de los noventa dentro de la renovación como básico fundamento en el nuevo reto de generar sencillez armónico melódica sin esquivar la tesitura compleja en sus composiciones, le dieron a Rush el pase hacia un confortable Hall amueblado con vanguardia contemporánea. Y es que la determinación de Roll The Bones es innegable, aunque en el lenguaje y las propias herramientas, se manejan prácticamente los mismos elementos que en Presto. Las canciones inclusive, se alojan con mucha más fuerza en la memoria, quizá debido al amplio cuadro de estribillos contundentes y aún mayor enfoque de persistencia en el cuadro sónico. 

La sospecha nos conduce a la deducción de que Rush merodeaban la manzana del inconformismo en la captura constante de ese ''algo'' que precisaban para la evolución y su consecuente aprendizaje. Como buenos y civilizados rockeros, Rush se tomaron un descanso antes de la planificación integral de este álbum para enclaustrarse en los Chalet Studios de Ontario durante dos intensos meses y medio para componer la obra. El productor Rupert Hine tenía un gran porcentaje del terreno labrado a la espera de una cosecha fructífera que sirviese a los inconformistas de Toronto sobresalientes esperanzas sobre la bandeja de la progresión.

Había que olvidarse de modas y tendencias para sostener inercia y conmoción manteniendo al margen interferencias desbocadas. No podían tenderse puentes entre Roll The Bones y cuanto se estaba fraguando en Seattle, dado que el aislamiento de la banda fue practicado en el hermetismo convexo de las apuestas dobles contra el pronostico de reservada sencillez. Y con toda probabilidad sea éste el hecho por el que Roll The Bones sea una obra discográfica satisfactoria en aspectos como elaboración y escucha, que se manifiesta en formas diversas, cítense como ejemplo temas como Dreamline, donde los versos carentes de rima escritos para la pieza precisaron de una imaginación desbordante, algo que para Geddy Lee supuso toda una liberación porque siempre fue un artista de obsesionado con el perfecto encuadre de los elementos en el desarrollo y uso de una canción. Bravado, es otra de las elaboradas citas de este disco, una de las más destacadas de todo el álbum sin sepultar en el tintero del infortunio otras propuestas como la que le da título a la obra, o inclusive refuerzos de esencia vital como Where´s My Thing, Big Wheel o Ghost Of A Chance entre otras.

Para el tour de presentación de esta nueva propuesta discográfica, Rush nuevamente pusieron en marcha todo su despliegue escénico yoy su poderosa maquinaria para afrontar ocho largos meses de carretera que dieron inicio el 25 de Octubre de 1991 en Hamilton, la localidad natal del propio y eternamente recordado Neal Peart. Una gira que trajo algún que otro contratiempo y a bandas como Primus en el aperitivo soporting, aunque... Todo quedaba entre primus hermanus finalmente. 

En aquel entonces, Rush se metieron de lleno en el mundo de las imágenes creadas por os avances informáticos llevando al trío a aprender mucho sobre la parcela de la animación.



El acertado inicio de la deleznable década cultural de los años noventa para Rush con un envoltorio de huesos de satisfactorio marfil, les situaba de nuevo en la cabecera de lo más destacado del lenguaje musical progresista.

Luis Arnaldo Álvarez (Baterista  y Locutor profesional independiente)


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