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LOS ESTANQUES - IV (2020/ Inbophonic)

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 Creo recordar que ya tuvimos por aquí a Crayolaser como sinónimo de originalidad dadaísta y estupendo-desconcertante álbum. De allí saldría Iñigo Bregel (voz, teclados, guitarra) y se juntarla con otra panda de vulcanianos, ahora desde Madrid, dando forma a Los Estanques. En 2017 editaron su primer pecado contra la realidad, "Contiene Percal". "II" y "Los Estanques" le siguieron, siendo aclamados como los nuevos Marx Bros del pop psych & prog surrealista.  En el Año Oficial de las Idas de Bolo, 2020, editaron "IV". Y claro, estaban en forma, para tan alocados días.  "No hay vuelta atrás" atrae recuerdos del rock arg spinettiano, en mi "molesta" opinión. Fernando Bolado sujeta riendas de bajo imperante junto a una batería sorpresiva, la de Andrea Conti. Mientras que ésa sibilina wah wah funk del guitarrista Germán Herrero construye un armazón donde una brass section se adueña de un excelente feeling zappero. Bregel canta

JACQUES BLAIS - Themes (1975 / Echanson)

 Muy querido en ésta casa, Quebec y su increíble cosecha de bandas progresivas francófonas, dejaron huella en los 70. Puestas en alerta por el grandísimo Robert Charlebois, reaccionan en francés potentes agrupaciones progresivas como Opus 5, Sloche, Offenbach, Octobre, Maneige, Harmonium, Pollen, Dyonisos o Contraction. Justo éstos editan en 1974 su obra maestra "La Bourse ou La Vie". Casi a la par, el guitarrista y cantante Jacques Blais edita su debut "Themes", con los miembros de Contraction: Yves Laferriere (bajo, Solina), Richard Perrotte (batería y percusión), y Robert Lachapelle (piano, teclados,  Solina).



Jacques Blais se muestra como un increíble guitarrista, compositor y cantante (por ése orden). Algunos lo comparan con el propio Frank Marino en cuanto a nivel "guitar-god". Pero su estilo es más delicado y lírico. 

La inicial maravilla titulada "Le Theme" (6'48) a mí me lleva en un instante al prog argentino más poético.  Spinetta, Raul Porchetto o Sui Generis, como modelos paralelos. Su kung-fu guitarrero es más que destacable. Da y extiende cera con profusión y concienzudamente. Casi hueles al Zappa de "Chunga's Revenge" u "Hot Rats". De romántico calado,  el piano de Robert Lachapelle hace mella en la sensibilidad del oyente, (siempre que éste no sea un tocho con ojos). Voces angelicales,  magníficos sintetizadores de cuerdas......una postal otoñal indescriptiblemente bella. Y con un final acústico perfecto. "Sept Quatre" atiende a coros afirmativos, leve jazz rock feel y hasta orientación Laurel Canyon. Wah wah como cuchilla de afeitar a mitad, ofrece una sinuosa onda de ataque, que en tan expertas manos resulta demoledora. Te acaricia y te suelta una hostia en cuanto te descuidas. Pieza acústica  (cáustica?) habemus con "Le Matin". De nuevo fuerte recuerdo a Charly Garcia / Nito Mestre, y delicioso aderezo de flauta travesera por parte de Jean-Jacques Robichaud. Hasta frágil envoltorio de desmesurada belleza. Explota en otro arrebato eléctrico espectacular, que hasta me recuerda a nuestros Bloque! Un leve Leslie en rotación organistica introduce "Ascencoeur" (5'27). Otra preciosidad perfumada en poética progresiva, que iguala la mejor propuesta italiana sin dificultad. A la vez que nos lleva a los tiempos de "Argus" propiedad de Wishbone Ash. Instrumental destacable de narices.

Abre la segunda face "Vrai Ou Fou", con otro fuerte vapuleo guitarristico,  voces de ambiente y vuelta al frenesí de la eléctrica. Con batería galopante y trabajado-sofisticado, hard rock instrumental. Directo a la mandíbula,  pero con elegancia proggie. Macarra pero con clase. "T'As Des Nuages" tiene molde Laurel Canyon, jazzy flavour levemente insinuado, y la finísima hacha del maestro. Podría ser Steve Howe. Añádase ésa voz en francés, y tendremos una visión autóctona y original del prog rock de raíz. Otra más, sí. Cánticos pseudo-religiosos a la Thjis Van Leer (otro rasgo de Blais), que crea un entorno-microcósmico donde las maravillas sonoras se suceden sin descanso. Eso no va a parar en "Bord En Bar", que puede parecer, -realmente todo el álbum -, al "Tutankhamon" de Iceberg sin mucho esfuerzo. Por último "Finale Du Theme" pone un punto y final exquisito, con más donativos instrumentales de generosa ingeniería. Como un Hendrix maduro, despojado de su primitivo salvajismo, pero más centrado en la técnica que el tiempo le privó por desarrollar. 



Así era Jacques Blais. Un genio anónimo. En 1977 editará su segundo y último aporte a la humanidad, "Jacques Blais & Fantasía", ahora con miembros de Pollen y Eclipse. Un álbum de su tiempo, donde la orientación mainstream no empaña una calidad jazz rock cercana a Jeff Beck, Tommy Bolin, Jukka Tolonen o Janne Schaffer. Lo que se traduce en un fuera de serie en la reserva.

J.J. IGLESIAS










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