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LOS ESTANQUES - IV (2020/ Inbophonic)

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 Creo recordar que ya tuvimos por aquí a Crayolaser como sinónimo de originalidad dadaísta y estupendo-desconcertante álbum. De allí saldría Iñigo Bregel (voz, teclados, guitarra) y se juntarla con otra panda de vulcanianos, ahora desde Madrid, dando forma a Los Estanques. En 2017 editaron su primer pecado contra la realidad, "Contiene Percal". "II" y "Los Estanques" le siguieron, siendo aclamados como los nuevos Marx Bros del pop psych & prog surrealista.  En el Año Oficial de las Idas de Bolo, 2020, editaron "IV". Y claro, estaban en forma, para tan alocados días.  "No hay vuelta atrás" atrae recuerdos del rock arg spinettiano, en mi "molesta" opinión. Fernando Bolado sujeta riendas de bajo imperante junto a una batería sorpresiva, la de Andrea Conti. Mientras que ésa sibilina wah wah funk del guitarrista Germán Herrero construye un armazón donde una brass section se adueña de un excelente feeling zappero. Bregel canta

ELLESMERE - Wyrd (2020 / AMS)

 Ya empiezo a ver las irritantes listas del año con "lo mejor". Como si diera para llenar una de 10 o 15 (y hasta 20!),  discos cojonudos! Siempre influidas por la todopoderosa y fofa Prog mag británica. Diré al respecto que yo ya he hecho mi propio brexit, y paso de tan desastrosa publicación. En la que éste tercer álbum de Ellesmere, no significará nada porque es italiano. Asi de simple. Asi de bordes. Si éste disco fuera británico , se abrirían  los cielos de par en par y sonarían las trompetas de Jericó.



 Ellesmere es el proyecto del multiinstrumentista Roberto Vitelli, (Taproban, The Samurai of Prog). Aquí se dedica a guitarras (muy pocas) y bajos , incluido bass pedals.  Junto a Fabio Bonuglia (teclados) y Mattias Olsson (batería de Anglagard y White Willow, por resumir). Aunque las estrellas de éste álbum hacen su universo propio. Tony Pagliuca (Le Orme), Tomas Bodin (The Flower Kings) y Fabio Liberatori. Total : 4 teclistas !!! David Jackson, saxo de VDGG, Osanna, The Tangent o Kaprekars Constant. David Cross, violín de King Crimson. John Hackett, flauta de Steve Hackett Band. Las voces de Giorgio Pizzala y Luciano Regoli (Raccomandata Ricevuta Ritorno).....RPI MANDA. Y "Wyrd" es eso y mucho más. Classic prog, pomp, magno - hard, música clásica de teclados y belleza tangible y tan material como su preciosa portada, obra del gran Rodney Matthews. 

Es éste un disco progresivo de los de verdad. De los que no te van a destacar los tristes. "Challenge" (7'26) comienza la bacanal sympho como un álbum de The Enid o de la Deutsche Grammophon. A lo grandioso. Venga, que no te digan que "ya no se hace música como la de antes", que o lo dice un ignorante, o un envidioso. El estallido instrumental iguala lo más bombastico del RPI,  ELP, Alphataurus, Corte dei Miracoli o Balletto Di Bronzo. La voz es sinfo-lirica old school, el violín te lleva a Kansas o UK, y Olsson habla percusivamente. El ejército de teclados arrasa todo a su paso con artillería analógica. Algo así estaba necesitando yo! Sin silencios, entra "The Eery Manor" (6'24) con Hackett brother crimsoneando, piano emersoniano y tensión Goblin style. El espíritu de Keith Emerson siempre flota. Instrumental lleno de pinceladas cromáticas,  como un lienzo de Van Gogh. Excelsior sería poco. 

"Endeavour" (8'24) continúa con la pomposidad casi alegre, fluida, que me lleva hasta el prog-espectáculo USA 70s. Del que tanto han extraído Stolts, Morses y demás "inventores de la rueda". Arranques de Hammond sacuden tiempos remotos de gloria, el saxo rememora al Mel Collins de Camel, arreglan devaneos jazz cercanos al verde paisaje de Canterbury, o se vuelve a casa. A ésa Roma que tanto prog ha visto crecer como un nuevo imperio del buen gusto. BMS, PFM o Le Orme en mente.

Más Wakeman es "Ajar" (8'05), con voces afirmativas como coral, creando buena mierda desde la intocable base de los grandes. Una alegría tras otra, éste disco.



Termina la Expo - prog con "Endless" (13'14), como una andanada de Triumvirat en pleno Coliseo romano. Éste tema final es como un gran fin de fiesta, donde todos aportan sus mejores intenciones, para crear un recuerdo imperecedero.  Por ponernos exquisitos, podría decir que apenas hay guitarra, pero es un álbum esencialmente de teclados. O que lo poco cantado, se hace en inglés,  cuando en italiano hubiera sido lo propio. Pero como digo todo eso es peccata minuta. Que no te digan que 2020 fue un mal año. Salió "Wyrd", y con eso a mí ya me vale.

J.J. IGLESIAS










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