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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

ALCO FRISBASS: “Alco Frisbass” (2015) y “Le Bateleur” (2018)

 Mientras las crónicas de septiembre andan revueltas vamos buscando entretenimientos que nos aíslen en parte del mono-tema pandémico ya convertido en culebrón y dando trabajo a sanitarios y funerarias. Mientras escribo estas líneas las noticias dicen que literalmente el virus “ha estallado en Europa” por segunda vez y se expande sin freno como el regetón. Más nos vale que la vacuna llegue pronto o apañaos estamos. Pero mientras esperamos que nos apañen del temido contagio vamos realizando nuestras dependencias y hábitos melómanos para seguir manteniendo nuestras particulares patologías musicales. Todo es patológico en la vida: el amor, la amistad, las costumbres, las manías y la selección natural. De alguna forma hemos confeccionado las aficiones y las pasiones artísticas para escapar de la realidad. Lo inventamos todo para no tener que pensar en el problema de haber nacido. 



Pero el hecho de que de vez en cuando la música pase el listón de la mediocridad es una alegría a celebrar. Alco Frisbass es el nombre de un dúo francés: Fabrice Chouette y Patrick Dufour ambos teclistas habilidosos, multi-instrumentistas en realidad y con buenos argumentos de composición. Son franceses pero en este primer trabajo al menos hijos adoptivos del sonido Canterbury sin ningún complejo y ampliando lo que los vagos y disolutos músicos del condado de Kent dejaban siempre a medias concentrando siempre lo bueno en un par de discos a lo sumo y moviendo el culo hacia otros caprichos sonoros. La siempre irregular historia de esa etiqueta de leyenda incapaz de desarrollar una discografía en una línea que potenciase los buenos descubrimientos y hablo en concreto de la tríada de teclistas que lo confeccionaron: Sinclair-Ratledge-Stewart que siempre fueron un coitus interruptus. Para ser exactos solo hay un “Nine Feet Underground”, un “Out Bloody Rageous” o un “Mumps” para los que nos gusta ese órgano melódico-imaginativo-distorsionado y abrasivo y sí claro alguna cosa más. Pero encontrar un filón como ese y no desarrollarlo a través de los años es una verdadera lástima. Ese es mi amor odio con el Canterbury: se quedaron demasiado cortos y para colmo algunos renunciaron a su pasado. Muchas veces los músicos crean cosas que otros continúan con irregulares resultados normalmente, pero en el caso que nos ocupa lo han sabido hacer muy bien y con originalidad. El sonido de los Alco Frisbass es algo exquisito, melódico muy bien construido y mejor interpretado. Los fanáticos de Canterbury sabrán apreciar esto con naturalidad. Aquí tenemos esos sonidos de teclado y esos ritmos de prog-jazzy de alta calidad. Hay que añadir a todo esto buenos solos de violín y guitarra de algunos músicos invitados para la ocasión. 



El primer trabajo de 2015 es un hermoso paseo instrumental lleno de detalles, cambios y entretenidos pasajes. Todo lo que un prog pata negra necesita y nada de neo ni paja sonora. Los bonitos sonidos de las diferentes teclas te van a saciar pero a base de bien. Lo tienes todo: pianos eléctricos, órganos, sintes, melotrones, strings con el sonido clásico analógico o al menos muy bien conseguido. La batería está programada pero los no muy perspicaces apenas lo notarán y lo más importante las composiciones tienen un sentido y un desarrollo algo que no se aprecia en el prog moderno. Un primer paso con seis temas largos a escuchar de tirón. 



La siguiente grabación “The Bateleur” de 2018 se convierten en trío con Frederic Chaput al bajo las guitarras y más teclados. Aparecen también los hermanos Payssan y el bajista de Minimum Vital otra banda imprescindible del prog galo. Cinco largos temas y otra apuesta de disco elaborado aunque la música cambia ligeramente con algún detalle más de perfume avantgarde que tampoco viene mal. La guitarra es muy Phil Miller y el mellotrón inquieta el ambiente.  Las elaboradas piezas transcurren en esa fina línea entre la fusión, la vanguardia prog y el rock sinfónico. No es tan “canterburiano” como el anterior y se nota la firma de los Minimun Vital en muchos momentos y a nivel de calidad en la misma línea. Esperaremos el siguiente paso.

 Alberto Torró


Alco Frisbass


Le Bateleur







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