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Elonkorjuu – Harvest Time (1972)

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 La década dorada de los setenta. Sí, considero que los setenta fueron la década más prolífica; la abundancia de bandas era evidente, visible tanto para los oídos como para el alma.  Sus comienzos, con estilos embrionarios, fueron adquiriendo sustancia con el paso de los años, dando lugar a una gran cantidad de bandas que deleitaron a aquellos ávidos de un sonido nuevo; una juventud descarriada y marginal, sin perspectivas de una vida buena y plena, buscaba en esta revolución sonora que irrumpió en aquellos años lejanos, su alimento, su fuerza emocional, mucho antes del punk rock, amigos míos.  Muchas bandas alcanzaron el éxito, popularizando el concepto de rock de estadio, conciertos faraónicos, estadios y gimnasios; el rock entrelazado con el mundo del espectáculo. Pero también existen bandas relegadas y olvidadas que cayeron en el olvido del rock. Sin embargo, no se equivoquen, no interpreten esto como incompetencia, como si las bandas hubieran fracasado en el seductor...

CAPHARNAÜM - Lesoleilestunebombeatomique (2007, Unicorn Digital)

Capharnaüm es uno de esos proyectos con los que rara vez te cruzas, y que, cuando lo haces, quedas prendado por su ilimitado conocimiento de las posturas estilísticas. La capacidad de mutar dentro de un mismo álbum sin que suene a forzado o fuera de lugar hace de un conjunto como el compuesto por Francois Blanchard, Maxime Brisebois, Philippe-Antoine Bernard y Marc-André Blanchard la necesaria esperanza de nuevas generaciones en comunión con cánones todavía por digerir para la masa de oyentes o compradores. 



En Lesoleilestunebombeatomique confluye todo lo aprendido en diez años de crecer como un núcleo de originalidad en busca de parámetros por los que generar sensaciones más allá de la simple escucha. La música pergeñada por estos canadienses evoca momentos e imágenes, al igual que colma la más simple de las escuchas. La sencillez con la que tornan del jazz fusión a las corrientes de metalizado heavy instrumental o al progresivo reconocido pero con lavado de cara, en fin, no suele ser harina de común costal.  

La modernidad de su visión les pone en pura velocidad de crucero creando las ondas que separarán a todos aquellos que no anden igual de bien provistos en cuanto a motores creativos se refiere. El punto base del que parte y sobre el que se apoya el sonido de este cuarteto es el trabajo frente a las seis cuerdas de los hermanos Blanchard, unos instrumentistas que pueden llegar a incluir instantáneas de Steve Hackett, Steve Vai o Johnny 5 en un mismo corte de audio. 



Su impronta es tal que no han tardaron en ser requeridos para aparecer en la brillante compilación de corrientes experimentales Lezarder, edición promovida desde Francia y Quebec. Todo un honor para unos músicos que están lejos de ser catalogados con una simplona palabra. Agarrarse a un término como el que preconiza la libertad únicamente valdría para dar pistas a aquel que quiera escuchar, el resto son conjeturas absurdas que desaparecen frente al colorido magnificente de este bullicioso mundo en miniatura condensado en cincuenta minutos. 

por Sergio Guillén 

sguillenbarrantes.wordpress.com


Para oír su música de forma gratuita entrar en: https://www.capharnaum.biz/fr/musique








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