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Esqueixada Sniff – Ocells (1979/ Edigsa)

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 Barcelona 1975. La de las húmedas Ramblas llenas de puestos con flores y cardelinas enjauladas,  kioscos con prensa internacional y turismo. La del Barrio Chino. No el Raval. La del rock laietá y sus esforzados artistas aperturistas sobreviviendo. Josep M. París pasa las noches en La Enagua en fervientes jams con otros ex-Maquina! como Enric Herrera. Miquel Farrero admira a Paris y no se pierde ni una de ésas noches locas. Canaletas es su grupo, de poca vida. Pero invita al local a su héroe y acaban forjando una buena amistad. De ahí saldrá Esqueixada Sniff, que comienza a rodar por aquel 1975 lleno de ilusión, cerca de la Rambla, precisamente. Por entonces le va a salir sana competencia a Zeleste, con la sala Magic. Y los Sniff van a ser residentes, desarrollando repertorio, técnica,  improvisación y conexión mental entre sus miembros. Entra Riqui Sabates  y también su hermano Jordi durante un tiempo. Putas milis traen inevitables cambios de personal. Hasta que a comienzos del 79 sal

HECENIA: “Légendes” (1989) “La Coleur Du Feu” (1994)

La década de los 80´s llegaba a su fin y empezaba a librarse en parte de esos sonidos plastificados y artificiales y con esas baterías machaconas e insípidas. Aunque también se prodigó mucho el hecho de programar la percusión. Después de la experiencia de Elohim los hermanos Trutet se embarcan en una aventura mucho más sinfónica que la anterior. En el momento que hablamos de elementos “sinfonizantes” automáticamente lo relacionamos con un teclista superdotado (en los dedos se entiende). Tal es el caso de Hecenia que tuvieron la suerte de encontrar a Thierry Brandet. Una especie de Wakeman-Emerson-Banks a la francesa de técnica prodigiosa y muy influenciado por los compositores de principios del XX principalmente de su tierra y esto inevitablemente llamó mi atención de mi otro “yo” clásico modernista. Estos dos discos, los únicos de esta refinada banda, fue otro regalo de Musea Records en esos tiempos de sequía que yo agradecí mucho. Brandet pronto se hizo con el liderazgo y con la composición. Los teclados lo ocupan prácticamente todo.



“Legendes” aunque editado en 1996 se graba en 1989 en puro symphonic rock con algún solo de guitarra añadido de Daniel Trutet pero dentro de las ensoñadoras estructuras neoclásicas del teclista. Es cierto que la batería artificial resta lo que podría haber tocado uno real pero afortunadamente tampoco es una de esas horrendas drum-machine que podemos escuchar en otras obras lastradas por ese insoportable martilleo. El primer CD lo ocupan 4 piezas de más de 10 mtos, prácticamente instrumentales y muy orquestadas por Korg Polysix / Poly-61, Mini-Moog y Ensoniq Mirage. La melodía y las bellas armonizaciones le dan un aire muy fairy-tale. La suave voz de uno de los hermanos Trutet aparece ocasionalmente y la música me recuerda mucho a las bandas japonesas sinfónicas de ese periodo y a ese Genesis irrepetible del Selling England. Predominio de lo delicado y de la ensoñación con fantásticos solos de mini-moog y esas cosillas puntillosas y alegres que solo nos gustan a los sinfo-prog recalcitrantes. Cero estructuras rock y mucha influencia clásica. Los de deditos con cuernos abstenerse. Disco muy, pero que muy bonito y para gustos finos y delicados que causará sarpullido a los contrarios.



“La Coleur Du Feu” de 1994 ya completamente instrumental es un perfecto acompañante del anterior y ya en manos absolutas de Thierry Brandet. La sofisticación del estilo avanza incluso más. Los Trutet han desaparecido y ya tenemos otro bajista y batería real. Las composiciones plenamente “afrancesadas” de Brandet se complementan con la arpista Delphine Douillard que le va perfectamente a la temática. Desde la impresionante pianística de “Capricornio” La arpegiada y rítmica “L´empreinte D´uranus” con estupendos cortes y ciclos de acordes. La soñadora “La Roue Du Temps”. El “Diálogo H2o” y su primera parte de órganos - moogs clasicistas a lo Ekseption o Trace y su mitad debussysta – raveliana de arpa y musas de elegancia sublime. Esa miniatura: “La Course des Nuages” con sus olores impresionistas y para culminar la larga suite de 24 mts “Les Jardins Ethernels” que nos retrae a esa Francia de la Belle Epoque y el modernismo y su inigualable lirismo y ternura. Ravel, Poulenc, Tailleferre o el propio Satie aparecen como espectros amables. Este álbum es una delicia y como tal será odiado o menospreciado por gran parte de la audiencia que tomó los caminos equivocados del prog actual y es una verdadera pena. Pero así son las cosas y así os las he contado.

Alberto Torró 


Légendes


La Coleur Du Feu











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