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Bateristas en la sombra XIII: Oriol Perucho

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  Oriol Perucho fue algo más que el alma libre de la interpretación por debajo del radar del propio 'underground' layetano, que en los últimos tiempos ha despertado una creciente fascinación, y en la que Oriol Perucho ejerció un papel destacado a través de su grupo de música improvisada, en su su lenguaje despojado de represiones y con cabida inclusive para los tránsitos cromáticos. Hablamos de su iniciativa Perucho’s. El baterista barcelonés había reactivado la banda en el año 2011 y planeaba nuevas grabaciones cuando un cáncer de pulmón se lo llevó la madrugada del dieciséis de Enero del año 2016 a los 61 años de edad. Llegando a sus dieciocho años, en 1972, creó Perucho’s siguiendo la máxima de la experimentación, entre la música progresiva y el free-jazz, con una formación heterodoxa: la guitarra de Jordi Graells, los saxos de Oriol Pons de Vall y Albert Subirats. Hijo del escritor Joan Perucho, mantuvo esa actitud desprendida, disidente, a lo largo de su trayectoria. Fue,

Cánovas, Rodrigo, Adolfo Y Guzmán - Queridos Compañeros (1984, Polydor)

 Un año: 1974. Un LP: Señora Azul. Un supergrupo nacional con el background y el gusto suficiente como para durar: Canovas, Rodrigo, Adolfo Y Guzmán. Los conocidos familiarmente como CRAG amalgamaban en su paleta cromática las más dispares influencias, tanto las que les acercaban a los cantautores tradicionalistas como las que les ponían en los derroteros del pop o del fronterizo rock comercial de unos Eagles de 1972 en un supuesto pacto con Bobby Zimmerman (“El vividor”). Todo parecía a su favor pero una de tantas triquiñuelas de la industria les vería desaparecer tan pronto como salieron a la superficie. Atrás quedaba el recuerdo de Los Pekenikes, Los Íberos, Los Módulos o Solera, todas formaciones en las que unos u otros sirvieron con honores. 



Otro año: 1984. Otro LP: Queridos Compañeros. La misma conjunción de astros musicales un decenio después. Cada componente de CRAG había aprovechado el tiempo en este casi interminable asueto, y todos aseguraban regresar con más conocimientos en la buchaca. Nadie lo duda, aunque las producciones y las maneras de hacer de los años 80 no eran las mismas que a mediados de la década anterior. El resultado es menos variado en ideas, tal vez menos aventurado, pero sin necesidad por ello de caer en lo previsible. No habían vuelto para dar la razón a las nuevas generaciones que ensalzarían una Movida que poco tenía que entenderse con el parecer de estos cuatro artistas. 

La romántica “De piel trigueña” con su estribillo medido al detalle en los coros pone todas las cartas sobre la mesa con un simple movimiento de muñeca. El ritmo rock & roll lo baila “Fines de enero”, recordando con su estilo la esencia de los años 50, mientras que su temática retrata a una estrella del show business convertido en futuro progenitor. “Queridos compañeros” es un “sabemos lo que hay y aquí estamos, ¿qué pasa?”, el canto a los principios de un conjunto que regresa conociendo el terreno que le toca pisar en esta ocasión. 



“Sé Tú” pareciese el “Déjà Vu” de Crosby, Stills, Nash & Young y “Corazón de tango” figura cual retrato de la mafia en el que pintar al Don como un nostálgico empedernido. Y para grandes descubrimientos está esa canción que podría alzarse sin problemas por encima de los sencillos superventas de aquel 84: “Mi cama de bambú”. Un tercer año: 1985. Un tercer LP: CRAG 1985. Los amigos bajan el telón. El nuevo siglo vería su reunión.  

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


 

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