Oriol Perucho fue algo más que el alma libre de la interpretación por debajo del radar del propio 'underground' layetano, que en los últimos tiempos ha despertado una creciente fascinación, y en la que Oriol Perucho ejerció un papel destacado a través de su grupo de música improvisada, en su su lenguaje despojado de represiones y con cabida inclusive para los tránsitos cromáticos. Hablamos de su iniciativa Perucho’s. El baterista barcelonés había reactivado la banda en el año 2011 y planeaba nuevas grabaciones cuando un cáncer de pulmón se lo llevó la madrugada del dieciséis de Enero del año 2016 a los 61 años de edad. Llegando a sus dieciocho años, en 1972, creó Perucho’s siguiendo la máxima de la experimentación, entre la música progresiva y el free-jazz, con una formación heterodoxa: la guitarra de Jordi Graells, los saxos de Oriol Pons de Vall y Albert Subirats. Hijo del escritor Joan Perucho, mantuvo esa actitud desprendida, disidente, a lo largo de su trayectoria. Fue,
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DIONNE - BREGENT - Et Le Troisieme Jour (1976 / CAPITOL)
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Hoy nos acercamos a ése fecundo huerto en materias prog/electrónicas que fue la zona canadiense de Quebec, con un dúo brillante. Vincent Dionne (percusionista) y Michel Georges Bregent (teclados). Dos discos fueron todo su legado, siendo éste el primero de ellos.
Un título muy apreciado en círculos coleccionistas, como uno de los mejores álbumes electrónicos hechos fuera de Alemania, en la década de los 70. Consta de dos lados muy distintos pero igual de magníficos, aunque yo me quedo con el segundo.
En la cara A, "Et Le Troisieme Jour" (20'25) viene dividida en tres partes. "L'Incarnation" (4'55) y su oleaje inicial, nos trae mística reverberacion secuencial, acompañada de extraños sonidos posiblemente percusivos. A éste respecto, Dionne toca el Madriphone, instrumento de percusión de su propia invención.
En "Chant D'Espoir" (9'21) puede que sea lo que se oye al unísono con toda la electrónica analógica desplegada, mellotron y la soprano invitada Pauline Vaillancourt. Líneas melódicas de moog recrean un ambiente parecido a los franceses Ose, con aquel celebrado "Adonia", comentado en ésta misma sección. Música muy descriptiva y casi sinfónica, que igual debe al "Zeit" de Tangerine Dream, que a los Popol Vuh de "Affenstunde". E incluso a algún reposado momento cuasi espacial de los primeros Magma. La percusión es tan protagonista en ésta música como los teclados, creando sonoridades igual de especiales e introspectivas.
"Resurrection" (6'09) describe una especie de "Santa Compaña cósmica", de orgánico hipnotismo. Mellotron froesiano proyecta ambientes de misterio en una jungla percusiva de étnica relevancia y majestuosidad sinfónica. No puedo evitar recordar en ésta parte, alguno de los momentos más "planantes" de nuestros Azahar.
Cambiamos de lado y de proyección astral. En la B, "L'Ereil Du Lien" (23'00) también se presenta subdividida en cinco partes. Pero la escucha relajada de antes, va a dar paso ahora a un avant electrónico de arriesgados planteamientos. "Possession" / "Destination" (10'05) alberga un aura oscura y se diría que tratan de reflejar el mal en su más pura esencia. Cacofonicamente tétrico y cercano a un Peter Frohmader. De trágica y negra pretensión, con enloquecidas campanas de catedral y un insano ambiente (que adoro). No es para ponerlo en la ingesta de uvas de Nochevieja, a no ser que quieras agriar el año a alguien con una buena maldición de por medio.
"Choc" (0'25) y "Temple Du Silence" (1'26) son ejercicios atmosféricos de percusiones cuasi tibetanas de meditativa interior.... O un probable leve descanso mental para otra embestida tenebrosa como es ".....Des Cycles et des Passions (Jeur des Tensions / Convergence des Jeux/ Retour du Mythe" (6'41). Excéntricas percusiones y electrónica del momento, en perfecta simbiosis para crear un mal viaje al incauto hippie de aquellos días. Si pensaba utilizar el disco para transportarse a edenes sonoros y paradisiacos paisajes mentales.
Estos tíos gastan mala hostia para regalar, y la exteriorizan con sombríos pasajes del inframundo, y chunguez vitalicia con alevosía. Y eso les sale muy bien. El experimento de éstos "Mengeles electrónicos" es un éxito, a la hora de perturbar y desquiciar mentes débiles. Los prefiero en ésta esquizo-forma. La final "Transcendance Du Lieu / Delivrance" (3'57) es como si te hubieras perdido dentro de la pirámide de Keops, y estuvieras rodeado de momias o nuevos concejales, (lo que viene a ser lo mismo), mientras se arrastran hacia ti pidiendote tu apoyo con la mano extendida. Aaaargh! Que ominosa visión lovecraftiana, propiciada por la delirante música de Dionne-Bregent. Un oscuro, en todos los sentidos, clásico perdido.
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