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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

ISILDURS BANE - Sagan Om Ringen (Suecia)

Durante los próximos jueves y tras meditarlo el otro día con unas IPA (Indian Pale Ale) de generosa graduación alcohólica,  me he decidido por una de las bandas que llegaron a definirse como “una orquesta de cámara progresiva” y cuyo reconocimiento en los círculos del rock progresivo costó mucho en llegarles. 

La historia de este grupo comienza en la localidad sueca de Hamlstad en 1976  con unos chavales que oscilaban entre los 15 y los 18 años de edad y que como era habitual en la muchachada prog  europea de entonces, se empaparon de Genesis,  King Crimson, ELP, Yes, Camel, Gentle Giant etc. Es decir los sospechosos habituales del género setentero progresivo a quienes les quedaban un par de años para que las hordas punk empezasen a defecarse en su música. Suecia en 1976 no era como España… ¡¡qué cosas tengo!! Allí ni el pelo largo y las pintas raras estaban mal vistas y ni siquiera echarte un polvo en el parque estaba perseguido.  Allí el estado subvencionaba las manifestaciones artísticas  de vanguardia (el follar no lo sé) y daba ciertas facilidades para que un grupo de música se formase e hiciese música original. Se aunaba a ello la profesionalidad y perfeccionismo que siempre han emanado de esos países nórdicos. La cultura es lo que tiene.  Gente disciplinada en el aprendizaje de cualquier instrumento musical y muy aplicados en ello. Cuando Isildurs Bane se forman en 1976 por Kjell Severinsson en batería, Jan Severinsson en flauta y violín Mats Nilsson en guitarras y voces, Ingvarr Johansson en bajo, Bengt Johnsson en las teclas y Dan Andersson en guitarra y oboe, forman ya un combo de seis músicos de cierta experiencia, con dos guitarras solistas que a su vez provenían de la escisión de otros grupos amateur anteriores. Niños con el prog en vena. También como era muy normal en aquella época la popularidad de Tolkien y sus anillos era un recurso a la hora de buscar nombre de grupo.


Isildurs Bane no fueron ni son un grupo prog al uso. Por lo general cuando los grupos progresivos en el sentido histórico, encuentran una formula ya sea más o menos original, se ciñen en una línea concreta en el estilo que les define. Así fue en la mayoría de los primeros trabajos de los clásicos que todos conocemos, hasta que cambian las modas y empiezan a cagarla y ninguno de ellos quedó libre de grabar alguna porquería y varios de ellos, a partir de los 80´s una sinverguenzada detrás de otra (cuando Genesis sacó Abacab en esa misma época, me dieron ganas de vomitar). La diferencia de un grupo veterano como Isildurs Bane, es que en sus diversas transformaciones dentro del estilo, y a través de los años, jamás hicieron concesiones a lo fácil y comercial y aun siendo incluso tan diferentes sus primeros discos en relación con los últimos, nunca perdieron en calidad y además en contrapartida con la competencia, ganaron en complejidad y en música excelente. 

En un principio tenemos una vaga idea de lo que hicieron entre el largo período que va de 1976 a 1981 pero a juzgar por su primer estilo se orientaron por la parte más melódica del sinfónico cameliano. Las únicas grabaciones de esa época fueron recogidas en el álbum recopilatorio Lost Eggs del que ya hablaremos. Por entonces se incorporaría el teclista Mats Johansson que terminaría siendo el líder de la banda. 

Su primer disco lleva el título de “Sagan Om Ringen” en clara alusión al Señor de los Anillos y las críticas y biografías que pululan por la red no se aclaran si en realidad fue primer o segundo trabajo. Lo cierto es que fue grabado en casete a principios de 1981 y posteriormente editado en LP. Con las ediciones en Cd alteraron el orden. Este trabajo es melódicamente muy sencillo y encantador. Posee la delicadeza de un Latimer o un Anthony Phillips sin ningún problema. Roza la ternura en muchas ocasiones pero es muy corto en 11 piezas que apenas superan los cuatro minutos y algunas ni siquiera llegan a dos. Cosas como “Overtyr”, “Vandring” o “Tom Bombadill” nos regocija a cualquiera. Unos 33 minutos super agradables en un comienzo de década ochentera alérgico a este tipo de música. Hacía tiempo que no lo escuchaba y me ha dejado en un remanso de paz.
Alberto Torró



Recopilatorio que contiene su primer disco





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