Creo recordar que ya tuvimos por aquí a Crayolaser como sinónimo de originalidad dadaísta y estupendo-desconcertante álbum. De allí saldría Iñigo Bregel (voz, teclados, guitarra) y se juntarla con otra panda de vulcanianos, ahora desde Madrid, dando forma a Los Estanques. En 2017 editaron su primer pecado contra la realidad, "Contiene Percal". "II" y "Los Estanques" le siguieron, siendo aclamados como los nuevos Marx Bros del pop psych & prog surrealista. En el Año Oficial de las Idas de Bolo, 2020, editaron "IV". Y claro, estaban en forma, para tan alocados días. "No hay vuelta atrás" atrae recuerdos del rock arg spinettiano, en mi "molesta" opinión. Fernando Bolado sujeta riendas de bajo imperante junto a una batería sorpresiva, la de Andrea Conti. Mientras que ésa sibilina wah wah funk del guitarrista Germán Herrero construye un armazón donde una brass section se adueña de un excelente feeling zappero. Bregel canta
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HOUND DOG TAYLOR & THE HOUSEROCKES - NATURAL BOOGIE (1974)
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En una época en donde el "trasfondo musical" está más ligados al arte, en donde el furor progresivo estaba en boga y en donde el rock era un elemento cultural y no manifestación del caos es que Natural Boogie surge transgresor, rebelde y “digno”. Era 1973 y Hound Dog Taylor (El hombre de los seis dedos) y su banda los Houserockers lanzan un álbum magistral en donde implica su postural el blues más duro y el boogie proclama su derecho y se decanta en ello sin asco alguno. Hound Dog Taylor sabe cómo convertir en fácil lo difícil y para este trabajo se reluce a creces dejando a luces una manifestación deslumbrante y una exquisita joya de Boogie Rock/Electric blues el cual presenta un sonido peculiar ya que la formación de los Houserockers estaba conformado por 2 guitarra y una batería. Hound Dog Taylor tenía un sentido especial para el Boogie y una manera única de utilizar el slide por lo tanto el sello particular del Natural Boogie es soberbio.
Ante la insurgencia del blues tradicional, este prócer del Chicago Blues le rinde tributos con altos honores al Boogie y lo eleva hacia un status más pronunciado y profundo. Hound Dog Taylor es un salvaje profético que resalta su virtud en las 6 cuerdas eléctricas con bastante profesionalismo y técnica, y para este trabajo ensalza las ponencias de su experiencia para deleitarnos con un crudo y salvaje sonido que destila magníficamente "LA MAGIA". El sonido áspero, duro y crudo, junto al compás y la virtud van de la mano, y se convierte de alguna forma en un viaje movido que es ideal para aquellas noches invernales, el Blues/Boggie cae mejor que una taza de chocolate caliente sin duda alguna.
Mis impresiones son positivas, me encanta su naturalidad y la forma como se desenvuelve, toda la performance tiene mucha vibra y feeling, el álbum consigue crear un vibra enorme, y como diría un crítico: “siento que este álbum es solo una gran jam session que fue grabada por el placer de hacerlo” No hay duda que es una pequeña obra maestra que vale la pena tenerla en la cabecera junto a otras tan enormes dentro de las corrientes del blues porque se lo ha ganado a pulso.
Natural Boogie fue grabado en Sound Studios en Chicago y producido por Hound Dog Taylor y Bruce Iglauer. Fue el segundo álbum de Taylor, y el último en ser lanzado durante su vida, aunque en el momento de su muerte ya estaba planeado un álbum en vivo, Beware of the Dog .
El segundo álbum de Hound Dog Taylor fue tan salvaje como el primero, trayendo consigo un sonido más gordo y una gama más amplia de emociones y música. Hound Dog Taylor tuvo, tal vez, uno de los primeros power trío de la historia y compuso canciones memorables... pero la fama (aunque más que fama, reconocimiento) le llegó cuando ya había muerto.
En 1942 tuvo que migrar forzosamente al norte, como la mayoría de los negros del sur. Pero en su caso no lo hizo buscando un trabajo mejor para mantener a su familia, sino que tuvo que huir del Mississippi perseguido por el Ku Klux Klan: lo habían 'pescado' teniendo relaciones con una mujer blanca. Y eso para la época era muy grave.
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