Entrada destacada

PROGRESIVO SIGLO XXI-22: Obiymy Doschu (Ucrania)

Imagen
 No sabría pronunciarlo. Cualquier idioma del este sea ucraniano, polaco ruso, esloveno etc son excesivamente complicados para nosotros. En lo personal siempre me ha interesado la música eslava. Principalmente clásica naturalmente. Lo que llamamos “música moderna” es un concepto occidental que incluso estaba prohibido en los años oscuros del telón de acero y es una verdadera pena.  Recuerdo en mis años jóvenes que escuchaba día sí y al otro también el Cuadros para una exposición de ELP recién editado y creía inocentemente e inconscientemente que probablemente habría bandas de rock sinfónico en la unión soviética que no se conocían en Europa. Una estupidez por mi parte llevada por el idealismo. Me costó librarme de la enfermedad de la esperanza y las utopías. Claro yo pensaba cual primaveras veinteañero que en la cuna y país de los ballets rusos de Diaguilev y Nijinsky, de Tchaikovsky y Rimsky Korsakov, Borodin, Tanéyev Mussorgsky, Rachmaninov, Stravinsky, Prokofiev, Shostakovi...

MANTA RAY - Pequeñas puertas que se abren y pequeñas puertas que se cierran (1998/ Astro) (Rockliquias Bandas)

 Es curioso cómo el fenómeno de lo "hype", puede crear situaciones surrealistas. Vi a Manta Ray durante la gira de éste su segundo álbum, en un Centro Cívico de amplio aforo, y estaba lleno a rebosar. Lo de Manta Ray me pareció siempre muy kraut, y bastante alejado del llamado post-rock que les querían endosar. Pero como les dio a los popes de la modernidad por subirlos a esos altares, pues ahí que tenías al ejército del pop indie, con cara de haber asistido a una epifanía mariana. Flipé mucho por cómo en plenos 90, se llenaba hasta la bandera de una audiencia joven y respetuosa, en un concierto de avant-rock. Lo que hacen las modas, oiga. Y es que eso eran precisamente los asturianos, una banda krautie ante un público que desconocía el término y el género. 



Se habían formado en 1992. En el 95 salió su debut. Y éste magnífico "Pequeñas Puertas" los "encumbró". Allí estaba un tal Nacho Vegas en las guitarras, bastante más divertido que después. También al mismo instrumento y voz solista, José Luís García.  Javier Vegas (batería y metalófono), Nacho Álvarez (bajo, metalofono) y Frank Rudow  (moog y percusiones). El fantasmagórico Theremin de "Rexa" (2'35) exprimía la parte enigmática de un atmosférico comienzo. 

En "Suspicion" (6'43) contaban con Chris Brokaw como guitar-invitado. La sombra mecanoide-industrial de Dusseldorf hacía presencia, como unos primeros esbozos de las voladas poéticas de Ralf & Florian. Trazos muy calculados en su aparente anarquía,  que serán marca de la casa. La voz en Manta Ray es un elemento perturbador más, y en "O. F. King" (3'25) es la mutación perfecta entre Cluster y Suicide. Decadencia repetitiva de hipnosis regresiva infalible. Efectivo metrónomo rítmico en "X" Track" (7'14), en simbiosis FX electrónica,  invocando misterios no recordados desde Can. Y es una pasada. Vuelve Chris Brokaw en "Smoke" (3'34), donde el metalófono dota de un soplo mágico  a una pequeña puerta-pieza. El siniestro dadaísmo de Manta Ray aparece de nuevo en "Deja Vu" (3'01), como un outtake de Organisation (pre-Kraftwerk, para los no iniciados o seguidores de Manta Ray). Que sin pausa, enlaza con "Sandun" (4'50), en instrumental funk Gong style, al que Steve Hillage le hubiera ido que ni pintado.

"Wide-O-Blues"  (6'17) también va encadenada con cosmic slide & stoned voice,  en Cluster disfraz space-desert que engrasa la escucha entre ritmos palíndromo y escapes fuzz-electro altamente climáticos.  La voz de Thalia Zedek aporta a "Stars in Your Eyes" (2'49) una tensión inquietante perfecta para película de David Lynch. Claro que en ése aspecto, "A Love Song" (6'34) lo intensifica. Siendo "Sad Eyed Evil" (5'46) el colofón a un álbum valiente y muy interesante. Distinto a todo lo que se estaba haciendo aquí por ése tiempo. La verdad es que nunca perdieron interés en sus seis propuestas.  O en la tremenda "Heptagono", junto a otros exploradores natos como eran Schwarz.



"Score" al año siguiente, sería apropiadamente un álbum dedicado a temas cinematográficos, (sólo vendido con la revista Rockdelux!). Ahí estaba la clave de su música. Pura imaginación descriptivo-mental que supieron recrear como nadie. Hay que rescatar sus discos.

J.J. IGLESIAS


 

Comentarios