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LOS ESTANQUES - IV (2020/ Inbophonic)

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 Creo recordar que ya tuvimos por aquí a Crayolaser como sinónimo de originalidad dadaísta y estupendo-desconcertante álbum. De allí saldría Iñigo Bregel (voz, teclados, guitarra) y se juntarla con otra panda de vulcanianos, ahora desde Madrid, dando forma a Los Estanques. En 2017 editaron su primer pecado contra la realidad, "Contiene Percal". "II" y "Los Estanques" le siguieron, siendo aclamados como los nuevos Marx Bros del pop psych & prog surrealista.  En el Año Oficial de las Idas de Bolo, 2020, editaron "IV". Y claro, estaban en forma, para tan alocados días.  "No hay vuelta atrás" atrae recuerdos del rock arg spinettiano, en mi "molesta" opinión. Fernando Bolado sujeta riendas de bajo imperante junto a una batería sorpresiva, la de Andrea Conti. Mientras que ésa sibilina wah wah funk del guitarrista Germán Herrero construye un armazón donde una brass section se adueña de un excelente feeling zappero. Bregel canta

NORDAGUST - In the Mist of Morning (2010/Karisma)

 Totalmente desapercibido se me pasó en su día éste pedazo de disco huérfano, en el ya lejano 2010. Muy activo estaba yo por entonces, así que tengo disculpa.



De los noruegos Ocean (declarados Eloy fans), con un álbum en 1997, "Newborn Ground", saldrá el trío que formará en 1999, Nordagust. Knud J. Strand (bajo), Ketil Berg (batería) y Daniel Solheim (voz solista, guitarra y teclados). Después de tres interesantes demos,  en 2010 consiguen contrato con Karisma, editando su único "In the Mist of Morning". Un álbum de plena herencia escandinava 90s. Esto es, en la tradición oscura y mellotrónica de Anglagard, Landberk, Anekdoten y demás ya íconos del renacer progresivo. Hay que aclarar que el suyo no era un Mellotron, sino un Chamberlin, muy similares en sonido y características. Hacen generoso uso de él,  lo que entra dentro del nirvana prog para cualquier aficionado o freak del "aparatoste". 

Territorio de nieblas y maldiciones inspira "In the Mist of Morning" (5'59), como si de una banda sonora de la Hammer se tratara. Densa espesura crimsoniana y el Chamberlin al rojo (o en estado gélido,  según como lo tomes). Sonora escultura funeraria, donde lo gótico y afterpunk se convierte en musiquilla de Parchís y Torrebruno a su lado. Maravilla, vamos. Que repiten en "Expectations" (5'30), Daniel es un admirador total de Peter Hammill, y aunque no se le parece, sí que teatraliza con el drama y pompa que la ocasión requiere.  Ídem de su expresiva guitarra bajo un manto chamberlino de depresión y apocalipsis zombie. 

Respiración entrecortada de ultratumba nos trae "Mysterious Ways" (7'06), con más paisajista terrorífica de profundo romanticismo beckeriano. Con manantial y pastoral acústica enlaza con "In the Woods" (3'52), pajarillos del bosque maléfico y maldad chunga acechando en plan "Evil Dead". Lo siniestro es bello. Y lo folk oscuro más.  Puede ser de lo más inquietante, sí.  Entrando al panteón early Crimson de "Elegy" (8'59), en gótica progresiva que arrastra el peso de la (in) existencia y lo escupe en notas agónicas, aunque bellísimas.  Morte Macabre estarían  orgullosos de éstos pupilos, vecinos de morgue. El instrumental "Forcing" (5'01) es una inmensa oda épica  entre primeros Rainbow, Hawkwind y Therion. De coral 'trónica y omnipotencia nórdica prog power. "Frozen" (6'20) sigue demostrando cómo hundir en la miseria un party de sábado con música de Poison y Warrant. Pero con clase, eso sí. En "The Tide" (4'46) recuperan su amor por Frank Bornemann, sonando muy Eloy, y ése título. ....



"Make me Believe" (8'31) es otra andanada descriptiva lovecraftiana. Y "Elegy Epilogue" (2'51) el final apropiado a una obra de marcada raíz lúgubre,  pero inmensamente placentera. Mellotron heaven.......and hell!!!

J. J. IGLESIAS


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