No. No intentéis pronunciar a la primera este nombre. A mí me costó un rato. Los rusos que conozco en Zaragoza no son muchos. Incluso también algún ukraniano y otro lituano que tienen cerveza que entra muy fácil. Algún garito más donde beber cerveza Báltica y comer arenque con vinagre de manzana que por cierto está exquisito.
Son gente seria. Poco expresiva pero amables y educados. Lo que es curioso es que ellos cuando aprenden español lo hacen casi sin acento. Es admirable. Si nosotros tuviésemos que aprender ruso u otras lenguas de los países que formaron la URSS ni en 10 años nos defenderíamos mínimamente. La verdad es que conforme me voy metiendo en la temática actual de la música progresiva rusa voy descubriendo que efectivamente la influencia occidental ha ido calando progresivamente lo que viene al caso. Pero a diferencia de lo que fueron copias más o menos acertadas o continuaciones estilísticas en el resto del mundo, los eslavos siempre le dan una característica propia a todo lo que hacen. Mucha gente no lo sabe pero mientras la música clásica a principios del siglo 20 cortejaba con la música de moda que era el jazz primitivo importado de EEUU, en la Unión Soviética y sus comienzos hubo un movimiento cultural llamado “futurismo” que fue una corriente de vanguardia que afectó a todas las artes incluida la música. A alguno os sonará un famoso cuarteto llamado “La fundición de Acero” de Alexander Mosolov donde la música se asemejaba al sonido de las máquinas y al furor del modernismo. También fueron los descubridores de aparatos electrónicos inquietantes como el Theremín en 1919 nada menos y si ya nos metemos en las vanguardias posteriores que al principio de la revolución fueron consentidas y en los años del terror stalinista completamente prohibidas y purgadas por el régimen sería otra historia. A pesar de ello se continuó haciendo música avanzada a su tiempo. El primer sintetizador soviético se creó en 1932 y fue llamado Edvodin. Hubo otros instrumentos extraños en esa época como el Variophono abuelo directo de los futuros secuenciadores que utilizaba la luz para crear sonidos matemáticos. Sería muy largo hablar de la historia de la música vanguardista en la URSS. Lo que quiero decir con esto es que mientras en el resto del mundo se bailaba swing y se originaba el rock & roll. Rusia iba por delante de su tiempo y es la gran desconocida por razones obvias.
Kalutaliksuak puede considerarse una banda compleja que hace una especie de extraña mezcla de psicodelia con rock de vanguardia con referencias clásicas de Stravinsky, Shostakovich o Schnittke pero pasados por otro filtro de música ácida y bastante psicotrópica para quien guste de colocarse con marranadas químicas y drogas de diseño ultra modernas. Los culpables de intoxicar nuestro cerebro de tal manera son Vladimir Konovkin a las teclas, Sergei Titovetz drums, Alexander Chuvakov a la guitarra y efectos y el bajista Bath Gremlin. Tiene bonito nombre y apellido este último o igual es un mote que puede ser. Estos tipos se conocieron en el conservatorio de música de Moscú y formaron el grupo en 1993. Hay otros componentes que han ido apareciendo como Alexei Ohontsev al bajo remplazando al primer Gremlin. Según las referencias su primer trabajo homónimo no aparece hasta 2007 y con títulos curiosos “Seguramente te atraparán”, “Que están comiendo tus pies” o “Pon esta lechona en su capucha”. De todas formas, es el traductor de google así que puede ser otra cosa. Pero bueno. Su música nada fácil por supuesto. No iban a juntarse para hacer chorradas evidentemente y tampoco os voy a hablar siempre de grupos líricos y hermosos porque sé que os va la marcha y la contaminación sonora que produce escozor. Claro que sí.
Con sonidos de película de marcianos años 50 nos adentramos en la primera pieza y no son los sonidos de sinte al que estamos acostumbrados, estos pican como un sarpullido. A los amantes del kraut extremo les encantará, así como a los que disfruten con imágenes surrealistas. La música no es compasiva lo más mínimo, pero te hace adicto enseguida, porque engancha sin darte casi cuenta. Tremendamente originales no hay duda. Un absoluto viaje en ácido a veces casi rozando el RIO y cualquier otra oposición sonora. Abstracción, ritmos poco trillados y sonidos de pesadilla harán las delicias de uno que yo me sé y él también. Aliens con instrumentos electrónicos y regurgitando en cavernas llenas de líquidos viscosos y conversaciones klimgom. Una fantástica pesadilla de música nueva, distinta y que entroniza con aquellos futuristas de los años 20 un siglo después.
Alberto Torró
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