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LOS ESTANQUES - IV (2020/ Inbophonic)

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 Creo recordar que ya tuvimos por aquí a Crayolaser como sinónimo de originalidad dadaísta y estupendo-desconcertante álbum. De allí saldría Iñigo Bregel (voz, teclados, guitarra) y se juntarla con otra panda de vulcanianos, ahora desde Madrid, dando forma a Los Estanques. En 2017 editaron su primer pecado contra la realidad, "Contiene Percal". "II" y "Los Estanques" le siguieron, siendo aclamados como los nuevos Marx Bros del pop psych & prog surrealista.  En el Año Oficial de las Idas de Bolo, 2020, editaron "IV". Y claro, estaban en forma, para tan alocados días.  "No hay vuelta atrás" atrae recuerdos del rock arg spinettiano, en mi "molesta" opinión. Fernando Bolado sujeta riendas de bajo imperante junto a una batería sorpresiva, la de Andrea Conti. Mientras que ésa sibilina wah wah funk del guitarrista Germán Herrero construye un armazón donde una brass section se adueña de un excelente feeling zappero. Bregel canta

PEAK - Ebondazzar (1980 / CEMENT)

La historia, a poco que se profundiza en ella, nos demuestra que los tópicos son sólo éso. Y que cualquier realidad es bastante más distinta a como nos la cuentan, cuando se explora seriamente. 


En el caso de Australia, nos vendieron la moto de un país lleno de duros rockers, una especie de "southern rock de segunda", por su climatología y sociedad. Pero por aquí ya han pasado refinados sintetistas del más alto nivel técnico e intelectual. Y de nuevo lo corroboramos con éste dúo llamado Peak.  Formado por Paul Fisher (guitarras eléctricas, acústicas y sintetizadas,  sintetizadores y electronics), y Robert Reekes-Parsons (sintetizadores, vocoder, strings, piano eléctrico,  tubular bells, guitarra y efectos vocales). Como invitado tenían al batería John Haffert, además de otros al bajo y variadas percusiones.

El independiente sello Cement editó éste "Ebondazzar" en 1980. Pero no será hasta su reedición internacional por IC (Innovative Communication, sello de Klaus Schulze), cuando sean mayormente descubiertos en 1983. Garantía de calidad y denominación de origen. Y eso es lo que nos vamos a encontrar al pinchar "Encounter" (7'38), como tema inicial de lo que parece a todas luces una cara conceptual. Tras un murmullo de voces urbanas, unos rockeros mimbres casi nos suenan al pseudo-hard rock con que nos golpeaba la testa Mike Oldfield para despertarnos de alguno de sus garbeos pastorales. O Steve Hillage y su época "Motivation Radio" / "Green". Acto seguido entran froesianos sintes que ponen las cosas en su sitio con belleza sinfónica reflejada, acompañados de hábiles pinceladas de batería,  y un chubascoso cierre que enlaza con "Nightmist" (6'22). Vocoder y sintetizador en berlinés ADN, ahora sí,  nos trae a Tangerine Dream de la segunda mitad de los 70, como inspiración más clara y nada escondida. La melodía es sencilla pero efectiva, y en equipo secuencial, esto atrapa a un seguidor del Berlín School sound a la primera de cambio. De nuevo sin silencios, "Abyss" (3'27) nos retrata un siniestro paisaje sideral nada seguro, lleno de peligros al acecho y en constante alerta. Cinemática precisión descriptiva que funciona, en su siniestro discurso. Con una oración ritual extraterrestre,  entra "Ocean of Dreams" (5'33) con intro de tubular bells (las campanas,  no la música de "El Exorcista"), y en formato banda sonora de cine fantástico. Ahora es Vangelis la clara musa de Peak, acompañados por fastuosa sección rítmica en progresión sinfónica.

En la segunda mitad, un chapoteo de aguas nos avisa de que "Penguin" (4'38) quiere llevarnos a un paraje antártico en helados horizontes de gloriosa síntesis. Inevitable su comparación con Jean-Michel Jarre, en el corte más "para todos públicos" del disco. No por ello desechable ni dicho en tono peyorativo. "Along for the Ride" (9'15) entra con una guitarra a la Achim Reichel / Michael Rother, mientras un serpenteante sólo de sinte planea como un drone orgánico en busca de parajes más cálidos y amables. El sabor es netamente teutónico, en una mezcla entre un instrumental de Eloy y los TD más guitarrero-planantes.  Nuevamente Edgar Froese se adueña del espíritu del tema, con sus mismas cualidades balsámico - curativas. El paseo cósmico secuencial está servido, y Peak lo dirige con la pericia de synthonautas diplomados. Uno de ésos grandes momentos,  en mi opinión. Otra situación  Oldfield es "The Hunt" (4'20), mandada por guitarra y batería. Base rock que sustenta un sentimiento muy era - "Crises".

"Snails Pace" (3'34), de acústico colchón,  lleva electrónica de sonoridad cuasi azteca, no alejada de Popol Vuh y su eterna mística. Ya terminando, "Agent's Lunch" (2'25) ofrece un tono positivo y alejado de inquietudes, con rockeros mimbres y guitarra dominante que recuerda otra vez a Oldfield, (aunque podemos mencionar a Jean-Pascal Boffo, Janos Varga o Minimum Vital / Vital Duo). 


Se diría que la electrónica lírica de Peak estaba entre sus simpatías por el sympho-rock, y la escuela de Berlín más ortodoxa. Lo que hacía de "Ebondazzar" una obra reconfortante y agradable, sin llegar a epítetos más grandilocuentes,  pero siempre hospitalaria para cualquier estado anímico. Y eso es una virtud. No tengo constancia de más discos de Peak. Pero sí que estaría bien que se reeditasen en vinilo todo el catálogo de IC, para degustar éste tipo de excelente material. Y ése sello editó unos cuantos.
J.J. IGLESIAS



Temas
1. Encounter (0:00)
2. Nightmist (7:44)
3. Abyss (14:08)
4. Ocean Of Dreams (17:37)
5. Penguin (23:03)
6. Along For The Ride (27:41)
7. The Hunt (36:53)
8. Snail's Pace (41:16)
9. Agent's Lunch (44:50)





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