Cuando pensamos en Noruega, la primera imagen musical que nos viene a la mente suele ser la de un país conocido por sus sonidos heavy, especialmente en la escena metalera. Sin embargo, en lo que respecta al rock progresivo, el país siempre ha quedado eclipsado por sus vecinos escandinavos, como Suecia, de donde han surgido varias bandas influyentes en el género. Afortunadamente, Magic Pie cambió esta percepción con el lanzamiento de su álbum debut, Motions of Desire . Este álbum es increíblemente progresivo, ofreciendo una deliciosa fusión del rock sinfónico de los 70 con influencias neoprogresivas modernas. Antes de lanzar Motions of Desire , la banda era conocida por tocar versiones de canciones clásicas de rock progresivo, pero el talento de sus miembros era demasiado grande como para limitarse a la música de otros artistas y bandas. Comenzaron a componer su propio material, mezclando influencias de pasados recientes y lejanos. La guitarra de Kim Stenberg se destaca como la f...
Obtener enlace
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
FAR EAST FAMILY BAND - Parallel World (1976, Nippon Columbia)
Obtener enlace
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
En la trayectoria de un músico tan conocido y respetado mundialmente como Kitaro (nombre real: Masanori Takahashi) su breve estancia en un grupo como Far East Family Band pudiera parecer mera anécdota para curiosos y melómanos. Sin embargo, merece la pena destacar los tres primeros elepés del proyecto como obras dignas de reivindicación al margen de otras consideraciones. Aglomerados inicialmente bajo el apelativo Far Out –sin Takahashi– en 1972, esta asociación de japoneses en pos de la experimentación firmaba en 1975, ya como Far East Family Band, lo que se considera uno de los pináculos de la música rock nipona: Nipponjin. El vinilo, continuación de un primer y esclarecedor The Cave Down To Earth –entre espacial y psicodélico–, demuestra cómo las referencias a la música de unos Tangerine Dream y unos Pink Floyd se pueden perfectamente entremezclar sin viciar un particularísimo estilo.
Su inspiración para el siguiente Parallel World (1976) procede de varios lugares y estilos. Por una parte, se agarran a la psicodelia de los primeros Pink Floyd y su gusto por los largos desarrollos, mientras que con la otra mano tocan el space rock de unos Hawkwind, destacando siempre el papel desempeñado por los teclados, remedando de manera extraordinaria la labor de Vangelis. Los dos primeros temas del álbum (“Metempsychosis” y “Entering – Times”) optan por un sonido hipnótico, con referencias muy sutiles a la música japonesa, apoyándose en cadencias casi tribales generadas por el baterista Shizuo Takasaki. El predominio instrumental es palmario a lo largo de todo el elepé.
En “Kokoro”, tercero de los cuatro temas en los que se estructura el disco y de comienzo y desarrollo casi new age, vibra la voz de Fumio Miyashita como surgida de algún punto indeterminado del espacio mientras la banda se va transformando en unos Pink Floyd del lejano Oriente. A pesar de tratarse de un trabajo de estudio, es evidente el carácter improvisado de gran parte de Parallel World. Dicho planteamiento fluye como una catarata en el extenso tema título, con aproximadamente treinta minutos de psicodelia, texturas electrónicas, mensajes ácidos y juegos con el estéreo.
A pesar de alcanzar la madurez como grupo con Parallel World, únicamente editarían un disco más, un Tenkujin con el que se despedirían como conjunto en 1977. Aquí se pone punto y final a la trayectoria del combo. Los prolegómenos a este álbum fueron los que siguen: Kitaro entra en conflicto con el resto de componentes en la lucha por el camino a seguir por Far East Family Band. Habían conseguido acercarse con Parallel World a la experimentación electrónica de Klaus Schulze, y eso era algo en lo que Kitaro quería continuar investigando. El resto de miembros deciden volver a los orígenes, a intentar ser la réplica de los Pink Floyd llegada desde el País del Sol Naciente. Kitaro no llegaría a grabar Tenkujin y el disco terminaría siendo una despedida ciertamente agridulce.
Comentarios
Publicar un comentario