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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

BROTHER APE - Shangri-La (2006)

El poder de la música está indefectiblemente ligado a las vivencias y a los recuerdos. Una música que no tenga capacidad de evocación no ejerce en nosotros ningún efecto. 


Existen principalmente dos maneras de escuchar música: una forma es mecánica, superficial y directa. Es el sonido inconsciente que como mucho nos hace movernos físicamente o llenar el vacío del silencio. La otra está en la parte cerebral, en el intelecto y ahí tenemos gran parte de la película de nuestra vida. Toda música que remueva nuestros recuerdos y nuestras imágenes es la que perdura en el tiempo. La otra es un efecto plano como un placebo temporal. Esto se traduce en que conforme envejeces las nuevas tendencias y las nuevas músicas nos son completamente ajenas salvo que una nueva banda ponga en funcionamiento tu archivo cerebral y te dé una patada emocional que te despierte del coma de la vida cotidiana. Normalmente la mayoría de las bandas que os comento en esta sección tienen ese poder de evocación ya sea por un aspecto o por otro. Evidentemente es algo subjetivo. No tengo por costumbre hablar de algo que no me diga absolutamente nada. Sería un comentario crítico completamente aséptico hecho con desgana como les ocurre a muchos críticos musicales que “oficialmente” tienen que vivir de ello o están sujetos a las presiones de las modas y tendencias como buenos snobs. No es nuestro caso y afortunadamente gozamos de plena libertad de movimientos.  
      

Brother Ape son una auténtica macedonia de influencias y sonidos, pero la manera tan correcta e inteligente de hacerlo les da una identidad propia. Durante la semana he ido avanzando en su escucha y no dejo de sorprenderme en dos aspectos: La facilidad para la melodía directa y atractiva y lo impredecible de la composición. No es nada fácil combinar tantos estilos que pueden ir del beat sesentero o el pop refinado pasando por la psicodelia y el clasicismo o el intimismo acústico, para llegar a la fusión rock prog y directamente al rock sinfónico. Pero no solo eso, incluso dentro de cada estilo hay detalles y ráfagas que pueden ser inclasificables y hasta inventadas. Es curioso como dentro de la “familiaridad” melódica de esta música hay terrenos curiosos de originalidad y pasajes altamente inventivos. Esto resulta sumamente atractivo para la escucha porque un oído acostumbrado al rock progresivo va adquiriendo con los años ciertas fórmulas que casi siempre se repiten y la mayoría de los cambios son más o menos previsibles. 

En Brother Ape surge muchas veces la sorpresa incluso para un oído muy acostumbrado a este tipo de música. La forma con la que tratan las voces, la construcción melódica y la estructura compositiva es fascinante porque a veces te descolocan: no te lo esperabas. Eso para mí es importante porque consiguen plenamente tu atención y no te aburren en absoluto.  Sin una alta técnica esto sería imposible de conseguir como puede deducirse. Otro aspecto es el absoluto positivismo de su música. Su alegría constante. Su invitación a la euforia. Son completamente antidepresivos y sensacionales. Cuanta falta hace esto en el momento histórico-histérico en que vivimos. 


Cualquiera de las canciones que componen este “Shangri-La” es un canto a la alegría natural. La tremenda guitarra solista es un chute de adrenalina positiva. Las partes de guitarra acústica son preciosas y las melodías emocionantes. Resulta encantador escucharlos. Tienen fuerza, vida y entusiasmo y esto aumenta conforme más los escuchas. Doce temas que oscilan entre los 2 a 7 mtos que son pequeños mundos en sí mismos. Me encantan.  
Alberto Torró                                                                                                                                                         
                                











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