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Mark - Almond - Rising (1972)

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 La fusión de dos de sus miembros daría lugar al nombre que terminó adquiriendo esta alianza, John Mark y Johnny Almond, músicos que comenzaron su vida en ambientes diferentes pero que por casualidad acabarían conociéndose en 1969 cuando trabajaron en la grabación de 2 álbumes del inagotable John Mayall, una vez terminada la época de los Bluesbreakers. Es allí donde John y Johnny se dieron cuenta de la buena conexión que había entre ellos, no tardaron en decidir que debían unir fuerzas y dar forma a una criatura que se llamaría Mark Almond, no fueron muy originales. Retrocediendo algo en el tiempo puedo decir que los primeros escarceos de John Mark arrancan en 1963 grabando un disco con otro miembro que luego pertenecería a la banda de Cat Stevens. También acompañó a Marianne Faithfull en sus grabaciones y conciertos ya en 1965, con ella escribió y realizó arreglos en varias de sus canciones. Tres años después fundó una agrupación y llegó a registrar con ellos una única grabación, ...

L´ESTATE DI SAN MARTINO - Febo (2007)

Ya con una formación estable los nativos de Perugia entran en el estudio. Ya os comenté que la vida de esta banda es un tanto peculiar: aparecen en los 70´s. Graban un single en el 78. Un live en el 83 del que ya hablamos la semana pasada y que no editan hasta 2006. 

Durante largos años de silencio es una banda desaparecida, aunque sus componentes han estado de aquí para allá en diferentes grupos, colaboraciones y eventos relacionados con la música. El disco del que hablamos hoy es un álbum concepto compuesto a principios de los años 90. Ideas guardadas en barrica de roble y cuyo proyecto se grabó definitivamente en el 2007. Al parecer tenían bastante relación con los Banco y algún miembro de la PFM aunque curiosamente por lo que llevo oído de ellos no hay demasiadas influencias directas de las bandas clásicas del RPI y sí mucha influencia anglosajona. Con estas referencias uno podría pensar que cantan en inglés. Pues afortunadamente no. El álbum se grabó durante el 2006 pero desgraciadamente al poco de terminarlo su guitarrista Adolfo Broegg fallecería repentinamente con lo cual este trabajo supone un recuerdo en su memoria.   


La música de San Martino es un plácido paseo sonoro. Su música es detallista, refinada, con agradables composiciones dentro del progresivo melódico de clara influencia genesiana. De hecho, si no cantasen en italiano parecería más una banda anglosajona. Los teclados me recuerdan ligeramente a veces al Anthony Phillips de “1984” o “Slow Dance” con ese sonido nostálgico, entre hermoso y tristón. En este sentido privan las canciones bellas y las acústicas de 12 cuerdas, con ocasionales pasajes de flauta y viento, aunque también hay que decir que el uso ocasional de batería electrónica puede que le dé un carácter más moderno pero también más frio y soso. No abusan por eso. Recuerdo al Genesis de “Duke” y la maldita y horrorosa Roland drum box que tanto le gustaba al Phil Collins. Con lo que a mí me gustan las percusiones reconozco que odio las baterías electrónicas. Aún recuerdo la Simmons plastificada de Bruford taladrándome el cerebro. Ciertamente han avanzado mucho los sonidos electrónicos en la percusión y cada vez están más conseguidos en un sonido más natural. Tampoco falta el órgano a la Tony Banks y el clásico desgranar de las guitarras en piezas como “Amoris Odores”. Pero no todo es genesiano. También hay piezas de sabor mediterráneo algo jazzy ligero y elegante. La tónica general no obstante es de estar escuchando algo muy intimista y pulido. Muy británico diría. La preciosa “Memoria” en recuerdo a su compañero fallecido es un delicado paseo de armonías y melodías y vuelvo a acordarme de Phillips inevitablemente. Incluso del Hackett más personal y profundo. 


“Febo” es un disco lento, tranquilo, abocado a la melodía y a la canción. Hay una excepción con voz femenina cantada en inglés “Animarum Mare” que resulta tan relajada que no choca en absoluto. La última pieza “Sole” algo más animada, pone fin a un tipo de sonido con el que los prog estamos familiarizados. No esperes rock para equilibristas, ni solos espectaculares ni cataratas épicas. Imagínate mejor un cuadro impresionista y melodía mucha melodía, que te dejará el cuerpo como un relajante masaje tailandés.  
Alberto Torró










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