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Arthur Brown Vincent Crane – Faster Than The Speed Of Light (1979)

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 Hubo un momento en el tiempo en que el Hammond rugía como un dios herido y las voces parecían invocar tormentas eléctricas desde el más allá. Era el año 1979, y mientras muchos daban por muerto al rock progresivo, dos espíritus indomables se cruzaron en el umbral de lo improbable: Vincent Crane, el arquitecto del abismo sonoro, y Arthur Brown, el chamán teatral de la psicodelia. Lo que surgió de aquel encuentro no fue un simple disco...Fue un último hechizo, una despedida cargada de fuego, lirismo y gravedad. Corría el año 1979. El punk había pateado las puertas del rock con botas sucias y desprecio por el virtuosismo. El progresivo, herido y exiliado, se deshacía en mutaciones barrocas o caía al silencio. Muchos creían que los brujos de la psicodelia ya estaban gastados, encerrados en discos polvorientos. Pero el fuego no se apaga así de fácil, no cuando quedan brasas vivas como Vincent Crane y Arthur Brown, dos de las mentes más inquietas, teatrales y delirantes que nos dejó la ...

L´ESTATE DI SAN MARTINO - Febo (2007)

Ya con una formación estable los nativos de Perugia entran en el estudio. Ya os comenté que la vida de esta banda es un tanto peculiar: aparecen en los 70´s. Graban un single en el 78. Un live en el 83 del que ya hablamos la semana pasada y que no editan hasta 2006. 

Durante largos años de silencio es una banda desaparecida, aunque sus componentes han estado de aquí para allá en diferentes grupos, colaboraciones y eventos relacionados con la música. El disco del que hablamos hoy es un álbum concepto compuesto a principios de los años 90. Ideas guardadas en barrica de roble y cuyo proyecto se grabó definitivamente en el 2007. Al parecer tenían bastante relación con los Banco y algún miembro de la PFM aunque curiosamente por lo que llevo oído de ellos no hay demasiadas influencias directas de las bandas clásicas del RPI y sí mucha influencia anglosajona. Con estas referencias uno podría pensar que cantan en inglés. Pues afortunadamente no. El álbum se grabó durante el 2006 pero desgraciadamente al poco de terminarlo su guitarrista Adolfo Broegg fallecería repentinamente con lo cual este trabajo supone un recuerdo en su memoria.   


La música de San Martino es un plácido paseo sonoro. Su música es detallista, refinada, con agradables composiciones dentro del progresivo melódico de clara influencia genesiana. De hecho, si no cantasen en italiano parecería más una banda anglosajona. Los teclados me recuerdan ligeramente a veces al Anthony Phillips de “1984” o “Slow Dance” con ese sonido nostálgico, entre hermoso y tristón. En este sentido privan las canciones bellas y las acústicas de 12 cuerdas, con ocasionales pasajes de flauta y viento, aunque también hay que decir que el uso ocasional de batería electrónica puede que le dé un carácter más moderno pero también más frio y soso. No abusan por eso. Recuerdo al Genesis de “Duke” y la maldita y horrorosa Roland drum box que tanto le gustaba al Phil Collins. Con lo que a mí me gustan las percusiones reconozco que odio las baterías electrónicas. Aún recuerdo la Simmons plastificada de Bruford taladrándome el cerebro. Ciertamente han avanzado mucho los sonidos electrónicos en la percusión y cada vez están más conseguidos en un sonido más natural. Tampoco falta el órgano a la Tony Banks y el clásico desgranar de las guitarras en piezas como “Amoris Odores”. Pero no todo es genesiano. También hay piezas de sabor mediterráneo algo jazzy ligero y elegante. La tónica general no obstante es de estar escuchando algo muy intimista y pulido. Muy británico diría. La preciosa “Memoria” en recuerdo a su compañero fallecido es un delicado paseo de armonías y melodías y vuelvo a acordarme de Phillips inevitablemente. Incluso del Hackett más personal y profundo. 


“Febo” es un disco lento, tranquilo, abocado a la melodía y a la canción. Hay una excepción con voz femenina cantada en inglés “Animarum Mare” que resulta tan relajada que no choca en absoluto. La última pieza “Sole” algo más animada, pone fin a un tipo de sonido con el que los prog estamos familiarizados. No esperes rock para equilibristas, ni solos espectaculares ni cataratas épicas. Imagínate mejor un cuadro impresionista y melodía mucha melodía, que te dejará el cuerpo como un relajante masaje tailandés.  
Alberto Torró










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