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CHRISTOPHE POISSON - Music Sky (1985-1997/ Gazul)

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 Nada se sabe del francés Christophe Poisson y nada se hubiera sabido, si no se hubiera rescatado a título póstumo éste "Music Sky" que grabó en 1985. En 1986 Poisson muere brutalmente a los 33 años. Dejando éste legado para la posteridad, que Gazul desempolvó con todo acierto. Le acompañaban Alain Gaubert (guitarra), Philippe  Gisselmann (saxo soprano), Gil Garenne (synths, computadora, drum machine) y Christophe Poisson en composición,  arreglos y ejecución (imagino que de teclados). El inicio de "Messe K" (12'07) induce tenebrismos experimentales muy cinemáticos. Con marcada influencia contemporánea que puede ir de Stockhausen a sus paisanos Heldon. Conseguidas percusiones, guitarra en vuelo rasante y fondos de oscuridad no apta para flojos de mente. Es una sensación grupal equivalente a Embryo, Popol Vuh, Kluster, Peter Frohmader, Dissidenten o Brave New World. Teclados y guitarra tejen una telaraña krautie de sorprendente calado emocional. Muy sugerente. &q

SIMON SAYS - Ceinwen 1995

Esta banda sueca se forma en 1993 en la localidad de Falköping en plena efervescencia de la nueva oleada de grupos progresivos escandinavos que se gestó en la década de los 90´s. Este nuevo impulso supuso a nivel general, una mayor propuesta que la tímidamente creada en el llamado neo-prog de la década anterior.


 Inglaterra abrió la brecha en los 80’s, es cierto, pero todavía con cierta “timidez” y mezclando estéticas que en parte estaban todavía contaminadas por el punk, la new wave popera y el heavy ochentero. Recuerdo que en esa década declararte abiertamente progresivo en lo musical cerraba más puertas que oportunidades y a muchos les daba miedo “salir del armario”. En los 90´s afortunadamente se acabaron las contemplaciones y declararte abiertamente un sinfónico era motivo de orgullo. En mi caso he mantenido ese “orgullo” toda mi vida incluso en los peores momentos, en los que incluso radicalizaba mis “pretenciosos” gustos. Cuando en aquella época todo dios aborrecía el asqueroso rock sinfónico, yo lo potenciaba hasta llegar a la vanidad y al sentimiento de “superioridad” y no tuve nunca la más mínima duda al respecto. El odio que se vertía hacia la música elaborada en los 70´s me daba coraje y en mi país, me hizo ser uno de sus pocos defensores a ultranza. Hoy lo recuerdo desde el humor, la ironía y la satisfacción personal de haber sido honesto en lo que yo creía y apreciaba. Incluso llegué a pensar en formar una fundación para la defensa del rock progresivo y la buena música en general, como si de una especie en extinción se tratase. Hoy me río de estas cosas naturalmente, porque pienso que lo bueno ha de ser siempre minoritario. Es la única manera de preservar lo realmente excelente de la vida. El exclusivismo está mal visto, naturalmente, como lo está la defensa de la individualidad, porque toda sociedad pretende que tan solo seas un imbécil que no piense… y por supuesto votes.

La primera formación de Simon Says la componían Daniel Fäldt a la voz, Nils Stenström a las guitarras, Stephan Renström a los teclados, bajo y guitarras y Ola Johannson a la percusión. Su propuesta no escondía en absoluto la virtud de apuntarse a una música de altos vuelos con todo el bagaje sinfónico de los 70´s. Recuerdo en los 90´s que cada banda que venía del norte de Europa, daba una patada en el culo a la mayoría de los neoprogres que salían de la factoría como fabricados en serie y este fenómeno iba a ser a partir de entonces una constante. La diferencia fundamental de bandas como Simon Says y de muchas otras provenientes de los fiordos y las tierras del frio comparándolas con otras formaciones europeas del momento, era entre otras cosas su superioridad técnica a los instrumentos y fundamentalmente el cuidado en la composición. A las bandas del norte se les etiqueta como perfeccionistas y meticulosas en la producción. Algo parecido a las bandas japonesas de rock sinfónico que a veces rozan el cristal, aunque en lo musical nada que ver unas con otras desde luego pero muy parecidas en la actitud. Simon Says es el típico ejemplo de superación constante. En dos décadas tan solo grabaron tres álbumes de estudio y ningún directo que yo sepa. Mucho tiempo de disco a disco pero mereció la pena. En su estilo inevitablemente vas a encontrar una forma particular de entender la forma de componer de Genesis que se va a evidenciar en todos los discos, y no solamente, ya que hay momentos algo Gentle Giant o King Crimson y bastante más alejados podrían estar Yes o incluso Van Der Graaf Generator y algo de Camel. Con todo: estilo y forma, van a formar no obstante una fuerte personalidad. Es muy difícil en el rock progresivo y aledaños estilísticos no sonar como fulano o mengano. El progresivo es un estilo completamente inventado y muy definido, es decir al igual que el jazz o la música clásica todo te va a sonar familiar. Este ha sido su logro: crear un estilo concreto que pueda tocar todo al que le apetezca.





Su primer trabajo “Ceinwen” de 1995 es en comparación naturalmente el más flojo del paquete pero es un buen disco. Es muy curiosa la introducción de sinte analógico en la breve “hey” que nos retrotrae completamente al pasado a la Gente Giant época “Acquiring the Taste” .

 Pasamos  a “Under The seal” y el órgano es inconfundible junto al uso del mellotrón, esto es 70’s sin complejos del primer quinquenio con raros cambios de tempo con bajo denso y moog vacilón y ya lo primero que nos viene a la mente son las hermosas melodías y pasajes gloriosos casi en postal sepia. El sonido es algo oscuro y la temática nada inocente con corrosividad analógica pura y dura. Lo han clavaó que diríamos los españoles. 

“A bedtime History”…once minutos maravillosamente enclavados entre Foxtrot y a Trick of the Tail pero vistos desde otra perspectiva y enriqueciéndolo con diferentes detalles. La voz de Daniel Fäldt tiene registros interesantes, con el suficiente dramatismo que se requiere en una música que tiene mucho de nostálgico y a la vez de rasgo diferenciador y original. El bajista me encanta, saca un buen arsenal de motivos interesantes, hay una parte entre surrealista y festiva a mitad que entretiene y enriquece a la vez. La guitarra Hackett-Latimer rubrica a un teclista de los buenos de los de verdad que al parecer es también el bajista. Esto me encanta.

 En “Devonian Forest” juegan con los sintetizadores a modo de pieza ambiental completamente encantadora, nada de caídas abismales y negrura. Gentileza al fin y al cabo. 


“Pilgrims Progress” es calma y bonita con las acústicas desgranando y el mellotrón que a su vez deja que el sinte agudo de moog hable por si solo. Una paz recorre tu cuerpo y una gentil melodía te hace recapacitar y decirte que estás en el pasado de una música fantástica…aquella olvidada que murió sola, pero a la que también le dieron un violento empujón. “B.A.J.S Radio” es muy activa y tan retro prog como puedas imaginarte aunque también tiene algo raro indescifrable de banda que suena a muchos de los 70´s y a ninguno a la vez. La suite “Kadazan” de casi 16 mtos se inicia de forma jungla percusiva un poco a la Jade Warrior pero pronto los mellotrones y órganos nos devuelven a Banks y cia mezclados con Kerry Minnear y los Giant y la composición se hace super adictiva y entretenida. Todo es familiar y diferente a la vez. El catecismo progresivo se respeta pero se incluyen nuevas pinceladas y la melodía no se olvida, porque en caso contrario nuestra música no sería lo que afortunadamente es. Un buen trabajo pero es que los siguientes van a ser mejores.
Alberto Torró







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