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  No soy muy proclive al prog moderno, aunque reconozco que a veces hay cosas interesantes. Una de las peculiaridades del estilo es que con los años se ha ido abriendo cada vez más por cauces más variados, eso que llamamos ecléctico que bien puede acabar en un puzzle indefinido o en un nuevo resultado de la química sonora. Como ya dije la semana pasada en los tiempos distópicos y desagradables que por desgracia nos tocan vivir, es fácil encontrarnos con músicas que así lo reflejan. Cada vez la música es más áspera y más infeliz y uno que contempla la degradación humana a diario y el camino hacia la locura que tanto por  la política deshumanizada del negocio y poder, así como por la disminución de inteligencia global y aumento de la maldad en el planeta se da cuenta que ya no hay vuelta atrás. Cada día será peor que el anterior, bien sea por el clima y cambios naturales o por guerras en todos los frentes. No me toca decir a mí si la inteligencia artificial será algo mejor o peo...

FRANK ZAPPA: Hot Rats (1969) - Burnt Weeny Sandwich (1970) (colaboración Alberto Torró)




FRANK ZAPPA: HOT RATS (1969)

No terminaría el año 69 sin que nuestra madre superiora firmase uno de sus discos emblemáticos, pero esta vez con denominación de origen propia o lo que es lo mismo, su primer álbum en solitario, si exceptuamos naturalmente el extraño y difícil de encasillar Lumpy Gravy.  Aquí, Zappa, con la excepción de Ian Underwood a las teclas y vientos,  aparca a sus madres momentáneamente y contrata a una nutrida banda de colaboradores. Todos músicos de sesión y del mundo del jazz: Entran el jazzmen francés Jean-Luc Ponty y el blues- rockman Don “Sugarcane” Harris a los violines solistas respectivamente. Vuelve a rodearse de un triplete de baterías: Paul Humphrey,  Ron Selico, y John Guerin que tocan en las diferentes piezas del álbum. Los bajistas Max Bennet y Shuggy Otis y el gamberrete de su amigo de correrías Don Van Vliet más conocido como Captain Beefheart, berreando más que cantando en la pieza Willy the Pimp.

Hot Rats se abre con Peaches en Regalía, una composición instrumental de apenas cuatro minutos de duración que es como un torbellino encantador con una densidad y concentración de cambios que es apabullante. Esta es una pieza que gusta incluso a los no simpatizantes del estilo zappero.  Peaches es puro Zappa con su desparrame de melodías y positivismo sonoro, no la tocaría demasiadas veces en directo, aunque las pocas versiones que hay son todas  excelentes y distintas

La siguiente Willy the Pimp, está dedicada a los chulos y macarras que debían pulular por las barriadas de Los Angeles. Es la única pieza del disco cantada por el capitán Vliet, que más parece un rottweiler rabioso pronunciando obscenidades que un cantante. Afortunadamente solo ladra en el comienzo y desarrollo  del tema, el resto es un impresionante  y antológico solo de guitarra de Zappa sobre un ritmo adictivo y vibrante. Nueve minutos inagotables que podrían durar eternamente.

The Son of Mr Green Genes es otra maravilla de composición con ese sentido melódico tan especial y característico de nuestro autor que podría ser la continuación perfecta de Peaches en Regalia. Fantástica sección de viento y solos a tutttiplén. Parecen una big band en un excelente jazz-rock progresivo para la historia.

El pequeño paraguas (Little Umbrellas) es un breve inciso con aires exóticos de club de jazz privado y decadente.  Una joya en todos los aspectos y que muestra a las claras que Zappa fue un gran compositor de nuestro tiempo.

El desparrame heredero directo de King Kong es Gumbo Variations:  Jazz-rock blues en toda regla. Un brutal saxo inaugura solos, solos y más solos que harán las delicias de los amantes del género. Nos aproximamos al free, a la jam-sesion y aquí todos intervienen y participan en una música sin fin y de altísima calidad. 

Con “debe ser un camello” se cierra esta obra maestra de la música sin paliativos, un final algo vanguardista, a medio camino entre el free-jazz y el avandgarde… futuro R.I.O  Henry Cow, Soft machine… y Canterbury variado.  A Zappa le deben muchos, mucho, redundancias aparte. Los intelectuales snobs progres ingleses de los 70´s deberían recordar que fue un bigotudo yanqui quién  les abrió las puertas de la imaginación.




Temas
1 - Peaches En Regalia 0:00
2 - Willie the Pimp 3:37
3 - Son of Mr Green Genes 12:54
4 - Little Umbrellas 21:52
5 - The Gumbo Variation 24:56
6 - It Must be a Camel 41:52




FRANK ZAPPA AND THE MOTHERS OF INVENTION: Burnt Weeny Sandwich (1970)

Después del recalentamiento de las ratas y de abrir la puerta de su música instrumental de par en par, Frank inaugura la década de los setentas de nuevo en el seno de sus madres con un álbum lisérgico de principio a fin. Vuelven en parte algunos sonidos apolillados del doo-wop en la pieza de inicio, con mexicano wey incluído, pero Burnt Weeny vuelve a ser un disco fundamentalmente instrumental y mucho más maduro que los iniciales Mothers Albums.  La paleta de la invención es nutrida porque encontramos a todos los miembros habituales del maestro, más ampliado con nuevos músicos. 

Para mí este trabajo es tan bueno como cabría esperar. Las bromas y las gilipolleces iniciales van quedando atrás y la música zappiana es cada vez mejor y más elaborada. Ciertamente el Shandwich éste, aunque  no tiene el tirón del anterior Hot Rats, es más sibilino y cabroncete, más recóndito, en unas composiciones que si no son tan espectaculares como en el anterior, no adolecen en absoluto en el mismo nivel o calidad. Claro que naturalmente volvemos al sonido típico de Los Mother Of Invention.  A Don Preston, al indio Black, a los parientes Gardner y al camaloneónico Ian Underwood.  En parte es una especie de continuación del  Uncle Meat con el fantasma de stravinsky incluído. 


El Theme que da título es una hippiosa nube de guitarra porrera, cuya apreciación mía cabrearía al franky alérgico a las flores. Pero suena a eso, a cuelgue porrero y criaturas desparramadas en ácido, sigue el Stravinsky frío y analítico que tanto ama el Zappa clásico y unas disonantes y cachondas galerías instrumentales de inclasificable factura y sello inconfundible. Las baterías con eco de lejana estancia y la guitarra parlanchina ya inconfundible del maestro. No hay un equivalente musical a esto, o al menos no lo había en su época. Este disco tiene un especial encanto en comparación con los anteriores, pero hay que prestarle mucha atención, y aunque esto es casi una obligación en la escucha de la música de Zappa, hay discos en los que hay que agudizar el sentido. Este es uno de ellos. Hay partes que rozan la sofistificación y exigen un trabajo extra en el oyente. Si no, no hacemos nada. 


La cara dos del LP lo ocupan 18 mtos de la impecable “Little House I used to live in”. Declaración de principios y apertura del Zappa que viene en siguientes discos. Aquí encontraremos uno de los solos de violín más bárbaros que hayas escuchado por parte de un Sugarcane Harris en estado de gracia y un final con órgano y teclados desatados en un estilo inclasificable. Nuevamente jazz-blues-rock de alto calibre y tremenda música que intercala sonidos en directo. Termina con Valarie y al igual que en el principio, vuelven brevemente las polillas de los 50. Disco imprescindible en tu discoteca.







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Comentarios

  1. Zappa siempre me ha parecido un genio músical,pero a la vez un pesao de cojones que tienes que tener el dia para escucharle.

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