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PROGRESIVO DEL SIGLO XXI – 21: Wobbler (Noruega)

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Ya sé que las tierras vikingas aparecen asiduamente por estas páginas y tampoco sabría explicar el motivo por el cual un estilo tan exclusivo y especial como es el prog sinfónico tiene tanto arraigo por esas frías tierras del norte cuya apariencia siempre se nos antoja como fría y dura.  De una música “en apariencia” tan emocional y entretenida podría pensarse más propia de países cálidos, afables, comunicativos, sonrientes como más mediterráneos. Pues no. Seria curioso hacer un estudio antropológico y psico-social de las formas y raíces musicales. La historia nos lo desmiente. Curiosamente la música más profunda, lírica y compleja no viene de sociedades “animadas, festivas y felices”. Al revés de lo previsible las mejores músicas siempre surgen de la tristeza, la inquietud, la soledad, la pérdida de algo y hasta de la amargura. Por supuesto también de la inteligencia. Pero no os confundáis. Esto no quiere decir que la música surgida de la desgracia suene precisamente a desgracia. ...

LIPSTICK - Anthems For Life ...And Death (2013, Lengua Armada)

 A finales de los años 90 del siglo pasado e inicios del nuevo milenio se establecieron con fuerza varias bandas que dieron sentido a lo que el punk glam, el punk sleaze, el punk ramoniano y hasta con toques de Motörhead podía dar de sí. Bandas como los asturianos Babylon Chàt, los madrileños Guitar Mafia o los chicos de Vitoria Obligaciones. Parecía que cada sello quería tener a su particular agrupación de este palo bajo el manto: los Chàt ficharon por Avispa, los Mafia editaron su primer larga duración junto a Red Dragon Records y el Rápido Y Sucio de los últimos citados lo puso en las tiendas Mil A Gritos Records. El problema es que las discográficas, como suele pasar habitualmente, solo lo vieron cual moda en la que traer el rock and roll underground a la palestra durante el rato en el que pudieran sacarle cuartos al invento. Resultado final: los capitostes de las casas de discos no renuevan contratos y dejan tiradas a las bandas, a músicos que no habían dejado de poner el corazón en cada siguiente tema compuesto, en cada recién programada actuación.

 


Ahora muchos de aquellos instrumentistas o cantantes siguen funcionando, fieles a lo que fueron, fieles a la música con que crecieron, fieles al sonido que les hace sentir que el alma puede tener cuerpo de riff de guitarra estridente, cortante, o de ritmo de batería que sigue los latidos de un corazón excitado. Aquellos artistas se autoeditan o trabajan con sellos más pequeños –pero realmente respetuosos para con sus fichajes–, aquellos artistas se juntan en los garitos con nuevas bandas que vuelven a crear una escena tangible, una escena con seguidores, una escena en la que se escuchan los nombres de Diesel Dogs (ya con su buen camino recorrido a las espaldas), los Black Thunders o estos Lipstick. Este cuarteto que canta en inglés, esta conjunción de amantes del punk hiriente y con mucha actitud factura un CD perfecto para comprender que el rock tiene que llegarte bien dentro para, una vez en el estómago, removerte las tripas hasta escupir a gritos el próximo estribillo.

 

En ocasiones se engalanan por medio de ramalazos glam que se funden en correrías sleaze, para terminar siempre en un punk sin frenos o fisuras. Lipstick muestra su genial eclecticismo tributando a un genio, a un rey del mismo, el líder de Adam And The Ants, Adam Ant, aquel vocalista que caminó entre el punk rock, el glam y los new romantics –y que actualmente está de regreso con nuevo CD en estudio–. Rebuscan entre sus caras B y rescatan “Christian D’or”, pasándola a un embravecido y fiestero artefacto. 

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


 

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