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Oöphoi – Bardo (2002/ Electroshock)

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Reordenando cds rusos de prog-electrónica y demás ramificaciones,  me topo con el archivo discográfico del sello "Electroshock", propiedad de Artemiy Artemiev. Quién también produce éste álbum. No todo eran rusos allí, por lo que compruebo. Descubro con sorpresa que Oőphoi era el seudónimo  del italiano Gianluigi Gasparetti (1958-2013). Sintetista y multiinstrumentista que editó su primer álbum en 1996, "Static Soundscapes: Three Lights at the End of the World". Siempre tan optimista. En un total de 25 trabajos, antes de su prematura muerte a los 55 años. "Bardo" fue su octavo disco, y es unánimemente visto como su obra maestra. Cinco estrellas en todas partes. No es lo habitual éste tipo de consensos aplastantes, y menos en música de fuerte abstraccionismo. Oőphoi se presentaba solo,  a los sintetizadores y electronics, flautas, gongs, percusiones, arcos, cantos tibetanos y voces. Difícil localizar cada instrumento, puesto que lo orgánico va muy fusionado...

ROCKETS - Rockets (1979 / RSO)

 De Mitch Ryder & The Detroit Wheels se escapan en 1972 el batería / cantante Jonnny "Bee" Badanjek y Jim McCarty (guitarrista de Cactus), para formar Rockets. Banda genuina del rock detroitiano que sin embargo, tiene un potente influjo southern. 



En 1976 editan una demo que les valdrá su debut, "Love Transfusion", en 1977. Telonean a Kiss (Detroit Rock City de verdad!), y entra el cantante David Gilbert (ex-Amboy Dukes). Otro punto de contacto con Cactus, donde su frontman, Rusty Day, también había pertenecido a la banda de Ted Nugent. 

Éste seleccionado hoy es su segundo homónimo,  de un total de 7 álbumes entre el 77 y el 83. David Hood, bajista de los Muscle Shoals Sound Studios de Alabama, entra en la formación. Que se completa para éste disco con Dennis Robbins (guitarras, voces) y Donnie Backus (piano, voces), aunque éste imagino que como invitado, pues en las fotografías son un quinteto. Igualmente aparece al órgano y clavinet, Chuck Leavell. Un importante dato éste,  Que refleja la actitud estilística de la banda. Leavell fue un Allman y un Stone. Southern rock y Rolling Stones son ingredientes fundamentales de éste disco. También en la producción controla Johnny Sandlin. Y se efectúa en los Capricorn Studios de Macon, Georgia. Para rubricar lo dicho, el disco se dedica a Ronnie Van Zant, Steve Gaines y Cassie Gaines. Víctimas del accidente aéreo que sufrió Lynyrd Skynyrd. No olvidemos tampoco que Steve Gaines había pasado por las filas de Detroit, otra banda paralela de Mitch Ryder. 

Así pues, pinchar "Can't Sleep" es saborear una sabrosa mezcla de Tamla Motown (normal), pasada por el filtro southern rock,  sección Wet Willie. El clavinet de Chuck Leavell los acerca a Stevie Wonder, al igual que los coros negroides. Algo similar hicieron Beck, Bogert & Appice (conexión Cactus again), en su único de estudio. Aún así,  es chocolate fundido, porque las guitarras queman. Con "Turn Up The Radio" llegan al top nacional, con un boogie grasiento a la Foghat, de instantánea fiebre infecciosa.

E igual ocurrirá con la versión de Fleetwood Mac, "Oh Well", que entra en el top 40 por su magnífica revisión a juego con dos guitarras exuberantes. Y la voz de Gilbert, que es fundamental en el sonido Rockets. Cierran los siete minutos de "Lost Forever, Left for Dreaming". Puro Skynyrd feel y más sentimiento southern del que se hacia en esa sagrada década.  Piano a la Billy Powell y progresiones eléctricas  como Allen Collins / Gary Rossington. Advierto influencias de Paul Kossoff también,  por si no había bastante picante en la salsa. La segunda parte no pierde fuelle, con un "Long Long Gone" de Bob Seger, (otro "sureño" de Detroit!), que les funciona perfectamente. "Love me Once Again" es puro Stones del "Sticky" / "Exile", con la chulería que se retroalimenta de las mismas fuentes que bebían en esos discos, los de Jagger. Una gozada propiedad de Jim McCarty. La próxima es cosa de Badanjek, principal compositor. Y su "Something Ain't Right" lleva de nuevo sabor a Skynyrd chilli. "Lucille" de Little Richard también tiene cabida, con una intervención superlativa de su cantante. Y un sólo de McCarty que quita el aliento. 



Una southern-versión excelente. Final con otro disparo stoniano,  "Feel Alright", que deja claro lo que Rockets pretendía. Llevar el estandarte de la lengua por caminos sureños. Lástima que los Skynyrd ya lo hubieran hecho......Y eran el enemigo a batir.

J.J. IGLESIAS










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