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Panna Fredda - Uno (1971)

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 Hay discos que no nacen: se invocan. Uno de Panna Fredda es un espejo roto donde se refleja el fin de la inocencia prog. Es el sonido de un grupo que vio el fuego de los 60 apagarse y decidió prender su propio incendio, aunque fuera el último. Aquí no hay paz ni complacencia: hay Mellotrones como cuchillas, voces que parecen oráculos y guitarras que cortan el aire como un ritual de medianoche. Si el rock progresivo italiano tuvo un momento oscuro, fue este. Y se siente glorioso. Cuando salió en 1971, Uno fue como un conjuro lanzado en una plaza vacía. Pocos lo escucharon. Menos aún lo entendieron. El disco quedó flotando en el limbo, mientras las luces de los 60 se apagaban y el rock italiano se metamorfoseaba en algo más grande, más extraño. Panna Fredda no tuvo tiempo de convertirse en leyenda en su momento: el servicio militar, la censura y la maquinaria de la industria los trituraron antes de que el humo se disipara. Pero los discos malditos no mueren, solo esperan. Con los añ...

TED NUGENT - Shutup & Jam! (2014, Frontiers Records)

 Aunque Ted Nugent no puede estarse quieto mucho tiempo, para 2014 habían pasado ya siete años desde su último disco en estudio, desde aquel Love Grenade en el que contó con una jugosa lista de invitados entre los que destacaban nombres de sobra conocidos en el circuito rock estadounidense como Jack Blades, Tommy Shaw o Eric Martin. En el año citado, y por medio de este Shutup & Jam!, este guitarrista y vocal buscaba el regreso a los inicios de su propuesta firmando con el nombre y apellido que ya todos conocemos. De hecho, sólo hay que fijarse en el concepto de la nueva portada para retrotraernos al artwork de su vinilo de 1976 Free-For-All; incluso Derek St. Holmes ha vuelto al hogar.



Una de las cosas más llamativas y gratificantes de este Shutup & Jam! es descubrir la manera en la que Nugent hace su particular tributo a The Beatles; ahí está el estribillo del tema que titula el CD, que no es otra cosa que el arreglo instrumental –ya que la letra es diferente– del “I Wanna Be Your Man” compuesto por Lennon y McCartney, o ese “I Still Believe” de arranque tan “Helter Skelter”. 

La banda para la ocasión se cierra con un bajista (el ex Rainbow Greg Smith), tres bateristas (el fundador de Dokken Mick Brown, Johnny Bee Badanjek y Jonathan Kutz, tocando cada uno en temas diferentes a lo largo del álbum) y un vocalista invitado (Sammy Hagar, que toma las riendas en “She’s Gone”); además Andy Patalan, que hace un trabajo de mezcla y masterizado fantástico y acorde con el estilo de Ted, también se apunta a hacer coros si la ocasión lo requiere.

 


El resultado es un disco fresco, cargado de rock and roll vibrante, con soflamas como la de “Fear Itself” («nada que temer excepto al propio miedo») y una maravilla de seis minutos titulada “Never Stop Believing” –mucho mejor, por cierto, en su versión original que en la que aparece como bonus track–. Sí, también hay mucho texto patriotero y redneck infumable, pero eso ya no pilla por sorpresa a nadie que conozca el corpus social y político de Nugent. Emocionante electricidad sónica parida por las manos y la cabeza de un insustituible de la escena.

por Sergio Guillén



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Comentarios

  1. Johnny Bee Badanjek fue el fundador de Rockets junto a Jim McCarthy (Cactus), puro Detroit como Ted. De ahí su amistad de años.

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